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martes, mayo 07, 2019

Daniel Romano, el genio al que deberías conocer

Poco tiene que ver el canadiense vestido de vaquero que grababa discos de country ortodoxo con el cantautor de folk psicodélico que ahora viene a presentar a nuestro país su último trabajo, un magistral Finally Free que le confirma como uno de los últimos grandes talentos aún desconocidos por el gran público con que cuenta el rock. El Prince de la americana ya está aquí. 



Si hay un tipo inquieto en el panorama del rock actual, ése es Daniel Romano. Quienes le han visto tocar varias veces, siempre dicen lo mismo: jamás es igual a la vez anterior. Y es que el canadiense escapa incluso al concepto de la reinvención. Ha pasado de recuperar los cánones más tradicionales de la música country, fabricando con ello algunos de los discos más impresionantes que el género ha dado en los últimos años, a practicar el pop de guitarras efervescentes, emular al Dylan de la Rolling Thunder Revue o sorprender a todos con un último disco repleto de vaporosas tonadas de folk ácido. Todo lo ha sabido hacer con una personalidad intransferible y un talento que sin duda le coloca junto a gente como Connan Mockasin o Mac DeMarco, en el podio reservado a los genios a los que el gran público se empeña en ignorar. Aunque tampoco es que el muchacho haga gran cosa para contrarrestar esa circunstancia, todo sea dicho. 

Nacido en 1985 en la localidad de Welland (Ontario), alguien tan prolífico y dotado como él no podía provenir sino de una familia de músicos. Sus padres, efectivamente, ambos cantaban en agrupaciones de folk y eran grandes fans del country, bluegrass o blues, géneros entre los cuales el pequeño Daniel se crió, pero eso no impidió que junto con su hermano Ian cayera en las redes del straight edge que predicaban Minor Threat y juntos formaran una banda hardcore llamada Attack In Black, que gozó de la suficiente relevancia en su país como para acabar grabando tres álbumes, que supusieron la escuela donde nuestro protagonista aprendió los rudimentos del estudio de grabación y lamentablemente, también las inclemencias de una industria discográfica con la que ya entonces acabó a palos. 

Tras la experiencia y un breve capítulo junto a sus amigos Julie Dorion y Steve Lambke (The Constantines) bajo el nombre de Daniel, Fred & julie , volcó toda su frustración en unas canciones inspiradas en el country más ortodoxo -el de Gene Autry, Hank Williams, Porter Wagoner, Jim Reeves o Jimmy Rodgers- que acabarían convirtiéndose en un disco de título tan explícito como Working For The Music Man (2010), que grabado totalmente por su cuenta y autoeditado le puso en el mapa de la música americana, lo cual vino a corroborar con el siguiente Sleep Beneath The Willow (2011), que fue saludado como una especie de milagro de la música country, llegándose a calificar a Romano como el nuevo Gram Parsons. 

Cosa rara en él, sus dos discos siguientes se verían más espaciados en el tiempo. Tanto Come Cry With Me (2013) como If I've Only One Time Asking (2015) siguieron la estela de sus anteriores discos, sólo que las labores de producción, que su autor asumía en integridad, cada vez eran más ambiciosas. Ambos son discos panorámicamente orquestados que suponen un auténtico regalo para todo aficionado al tipo de música al que están dedicados. El conocimiento del género, capacidad compositiva y pericia a la hora de poner todo en su sitio son directamente sobrehumanos. Eso hace que le lluevan premios en su país, pero él deja paulatinamente de estar interesado en seguir esa estela. 

Mosey (2016), su siguiente disco, presenta a un Daniel muy alejado de la imagen pulcra, tan cercana a los artistas country del Nashville de los años 50 y 60 del siglo pasado que exhibía antaño. Aparece en portada en blanco y negro, con pelo largo, rizado y desaliñado, cara de no haber dormido y ataviado con un chándal Adidas. Muchos no dejan de ver en esto un guiño a la portada de Blonde On Blonde del maestro Dylan y la verdad es que no van del todo desencaminados. La voz nasal que exhibe el artista, los constantes toques folk rock de unas canciones que también abrazan de vez en cuando el pop, dejan entrever con bastante claridad que se ha estado empapando de los discos del genio de Minnesota, desde los de la época del folk electrificado hasta los de la Rolling Thunder Revue de los 70. 

Eso, aunque sorprende y despista a algunos fans, todavía guarda alguna lógica con los tiempos de música de raíz americana que tanto laurel le habían propinado. Por eso el siguiente, Modern Pressure (2017), ahonda aún más en esa línea y ofrece incluso un corte aún más pop, incluso con guiños al punk (The Pride Of Queens es un tributo a los Ramones), es decir, una parte importante de las raíces musicales de nuestro protagonista, que ven su plasmación más honda en un disco que él vende solo en directos y que se titula curiosamente Ancient Shapes (2017), pieza tan curiosa como interesante. Ya nada parece parar a un creador que se deshace completamente de todo corsé y hace lo que le apetece en cada momento. De hecho, anuncia en entrevistas de la época que su siguiente paso no tendrá absolutamente nada que ver con todo esto. 


Y tiene toda la razón: Finally Free (2018), tal como su nombre indica, es un libre y alucinado compendio de folk ácido que a todos aquellos que le habían coronado como nuevo Dylan o milagro de la americana termina de despistar completamente, pese a que probablemente estemos hablando de su mejor disco. La manera aventurera de afrontar unas canciones que al fin le libran de constreñimientos de género y de comparaciones sin duda le convierten en un artista genuino al que hay que seguir con ojos cerrados, como si de un dogma de fe se tratara. Y es que merece la pena: son artistas como éstos, de talento desbordante y sin miedo a nada, los que realmente ponen la nota de diferencia que empuja la música que aún muchos amamos hacia la supervivencia. Porque ¿sin la excitación que produce seguir a un artista del que no sabes cuál va a ser su próximo paso merecería la pena todo esto? Yo creo que sería difícil mantener el interés por una música que al fin y al cabo, siempre gira entorno a sí misma. Por eso es importante valorar artistas tan inquietos, tan geniales y tan inesperados como Daniel Romano. Y por eso la presencia en sus próximos shows en España se me antoja absolutamente necesaria. Están avisados. 

Gira por España: 

14 de mayo. Dabadaba, San Sebastian

16 de mayo. Sala Planta Baja, Granada

17 de mayo. Loco Club, Valencia.

18 de mayo. Café Berlin, Madrid.

19 de mayo. Rocksound BCN, Barcelona.



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