Vltra el nuevo trabajo de Atención Tsunami es el cuarto estallido de la banda madrileña que sigue la corriente de pulsión y la línea de baile que ya marcaron con solvencia y maestría hace tres años en una obra redonda como "Silencio en la retaguardia".
La calma, el cuidado en todo lo que rodea su obra, madurar con poso las composiciones y cabalgar en los márgenes de la industrita y de casi todos los circuitos les permite pautar su propio ritmo de trabajo, ese que autogestionan desde hace ya mucho tiempo a través de Récords del Mundo.
Con Vltra todo suena más primitivo, a una suerte de escritura (tanto en la lírica como en la composición) automática, al ejercicio de llevar la experimentación(como buenos amantes en eso de sumar factores como progreso y riesgo) que siempre les ha caracterizado hasta límites desorbitados; sus ocho cortes son pura estimulación que transportan por pasajes tan oscuros como luminosos en los que la evocación industrial está muy presente. ¿Hay post punk, hay electrónica, post-rock? Por qué no; su nuevo trabajo es toda esa amalgama de estilos y sonidos que han ido moldeando a lo largo de una década tocando juntos, así que con Vltra hay un poco de todo eso.
A la vez se desprenden un tanto en las melodías pop de sus anteriores entregas, aquí la voz y el contenido lírico se arroja más en clave de Spoken Word aunque perduran estancias en las que sí supura un pop cósmico; con ambos recursos asaltan y arrebatan las emociones para removerlas con conciencia y sentido crítico. Son maestros en ello y en este trabajo superan las expectativas trazando un tratado social y político propio de una época convulsa en la que tenemos que sobrevivir entre crisis existenciales varias.
En "Silencio en la retaguardia" atisbamos ya un parecido razonable en algunos cortes a León Benavente, no pudimos dejar de asombrarnos cuándo escuchamos su single y segundo corte del disco "La Ira de Kaplan", que suena con potencia y punción en un torbellino subversivo y delirante (sobresale aquí la línea de bajo) que no es más que una formidable declaración de intenciones: "Pero no importaba. Porque era música. Solo música". Pues bien, aquí vuelve a repetirse, quizá convirtiéndose más en protagonista. Seguramente deberíamos dejar de lado ese vicio de tender a comparar, porque con total probabilidad está huella singular ya estaba latente antes del boom de los de Abraham Boba.
"Potencial" y su penetrante y efectiva línea de bajo da comienzo a Vltra, los ritmos tribales se tornan más electrónicos y en ese primer disparo ya van descubriendo todos los escondites y subterfugios del disco. Suena tan hipnótica que podrías perderte en ella como en un viaje a la nada pero con un todo bien contundente. Cinco minutos de pérdida infinita.
En "Patrones" el libre albedrío se enmende en un free jazz con una sección de vientos esplendorosa. Si algo tiene este disco es que te vuela la cabeza. ¡Bendito extásis! que en "Fluye hiena" y "Astray" nos hace sentir y correr tan fuertemente que nos zambullimos en una tensión tan alucinógena que parece que viajemos a una ruta del bakalao del futuro. "Copa, raya, paliza" como la canción de Wau y los Arrrghs!!!, estos temas son como meterse de todo y subir la adrenalina a lo más alto, mientras en "Astray" van resonando algunas verdades como puños de la realidad de una nación.
La línea melódica y los pasajes más calmados vienen de la mano de cortes como "Esta vez" y "Nueva fuerza". En ésta última junto a "Todos con el fuego" o "Radial" vemos que ese aire industrial que comentamos antes emerge con mucha fuerza y hace que sea un cierre perfecto para el disco. Esos sonidos son una perfecta metáfora de la constante evolución, de la supervivencia, de la superación, de conservar las ganas de vivir y de continuar en este mundo incierto. Es el verdadero presente proyectándose en el futuro: "Es aquí y ahora".
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