Hace ya unos cuantos años, concretamente en 2021, cuando tuvimos la suerte de ver a Baiuca en Basaba Club, en un animado concierto bajo el sello de Granada Alive! Desde entonces, no sólo le hemos seguido la pista, sino que se ha convertido en un imprescindible entre nuestra música favorita.
Esta vez ha sido en Industrial Copera que cuando entramos ya estaba hasta la bola. La sala rebosaba de un público expectante que, desde el primer acorde, se dejó envolver por la atmósfera única que crea. El gallego, una de las figuras más fascinantes de la música electrónica de raíces, llegaba a la ciudad para presentar su último trabajo, “Barullo”, un álbum que fusiona la tradición de la música gallega con ritmos y texturas electrónicas pero acercándose cada vez más a la parte más electro de los ingredientes que componen su propuesta.
Desde el inicio, Baiuca puso el listón muy alto. En un escenario minimalista, pero lleno de presencia, se desplegaron las primeras melodías de “Trepia”, tras una intro que ya nos ponía en situación de lo que se nos venía, y rápidamente la sala comenzó a moverse al unísono. La energía era palpable. El artista jugó con las luces y las proyecciones visuales, que no solo acompañaban la música, sino que parecían fundirse con el ritmo de los temas. Cada canción, un viaje, una experiencia inmersiva que fue llevándonos desde las raíces de Galicia hasta los rincones más vanguardistas de la electrónica.
El repertorio estuvo marcado por la inclusión de la mayoría de los temas más exitosos del artista, que parecen abrazar la naturaleza caótica del tiempo que vivimos, pero siempre con un ritmo constante que mantiene al oyente atrapado. “Olvídame”, “Fisterra”, “Paxaro do demo”, “Embruxo” o “Conxuro” fueron algunos de los momentos culminantes de la noche, con una fuerza arrolladora que no dio tregua a los presentes. Baiuca hizo gala de su calidad musical, mientras las percusiones gallegas aportaban una sonoridad ancestral que fusionaba el pasado con el presente de manera brillante.
Contribuye a esa brillantez, sin duda, las voces de las hermanas Alejandra y Andrea Montero, integrantes de Lilaina y ya acompañantes fijas del artista gallego. Como contribuyó también la voz del portugués João Neves que tuvo incluso un momento de protagonismo absoluto entonando “Vai tu”, otro de los temas que más entusiasmó al público. Está claro que la terra galega nos pone a bailar también a Granada.
Con el ambiente típico de un club, la oscuridad sólo rota por algunas luces que apenas iluminaban a Alejandro Casanova, siempre en penumbra y las proyecciones donde disfrutamos también el universo de máscaras que sirvió como decorado a parte de los visuales, el público rompió de forma definitiva con la llegada de “Barullo” y “Ribeirana” antes de que “Baile” en el que Alejandra y Andrea se marcaran unas muñeiras sobre el escenario y pusieran la pausa, que no el final de la noche.
A nivel técnico, el concierto de Baiuca fue impecable. La mezcla de los sonidos gallegos tradicionales con la electrónica más moderna se logró de una forma que no dejó espacio para la desconexión. La maestría en la producción musical estuvo presente en cada tema, y las voces, tanto las de Baiuca como las de João y las hermanas Montero, que fueron siempre claras y potentes, haciendo que cada letra y cada mensaje llegara al fondo.
La sala, llena hasta los topes, no dejó de bailar ni un segundo. Los bises fueron inevitables, y el público pedía más, como si la energía no fuera a agotarse nunca por lo que “Maio Moço”, “PAEQB” y “Sementei” fueron recibidos con júbilo por un público que no dejaba de moverse. Baiuca cerró la noche con “Veleno” un último tema que sumó un toque de épica al final de una velada que, sin duda, se convirtió en una de las más especiales de la temporada en Granada.
El viernes noche quedará grabado en la memoria colectiva como una fecha que marcó el encuentro de la tradición y la vanguardia, de Galicia y el mundo, todo en el espacio único de Industrial Copera. Baiuca sigue demostrando por qué es uno de los artistas más interesantes de la escena actual, y “Barullo” es, sin duda, un disco que en vivo toma una dimensión completamente nueva.
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