Corto pero intenso. El concierto de Íñigo Quintero el pasado viernes 21 de marzo en la sala Industrial Copera fue una muestra de madurez musical, profundidad emocional y una conexión única con el público. Desde el momento en que subió al escenario, se notó que Quintero ha logrado afinar su propuesta en el último año, entregando una experiencia auditiva impecable, marcada por la introspección musical y una energía contagiosa.
El ambiente en la sala fue ideal para el tipo de música que Íñigo propone. Industrial Copera, una sala conocida por su versatilidad y cercanía con los artistas, fue el lugar perfecto para que el cantante y compositor interactuara con sus seguidores. La atmósfera cargada de expectativa se convirtió rápidamente en una especie de comunión, donde cada acorde y cada verso parecían alcanzar a todos los presentes de manera personal. Un público más joven de lo que suele visitar la sala se postularon como fieles seguidores del compositor que triunfó haciéndose viral en Tik Tok con el que fue el tema que le catapultó a la fama.
La apertura del concierto estuvo a cargo de una serie de composiciones que tratan de sentimientos comunes, como fueron “Desconocido” y “Clásico”, pero fue a medida que avanzaba la noche cuando la magia realmente comenzó. Las canciones más íntimas de su repertorio, como “Será por ti” y “El tiempo que paso contigo”, resonaron con una sinceridad palpable. La voz de Quintero, que ya se ha consolidado como uno de sus principales sellos, se mostró potente y precisa, con una capacidad para transmitir melancolía y sentimiento a la par.
El acompañamiento de su banda también fue clave para darle cuerpo a la experiencia. La guitarra eléctrica, los sintetizadores y la percusión se entrelazaron de forma fluida, creando paisajes sonoros envolventes. En particular, el uso de atmósferas sonoras, que han sido sello de su último disco, sorprendió por su capacidad de mantener la emoción sin perder la organicidad.
Uno de los momentos más memorables fue cuando Quintero entonó “El equilibrio”, que dejó entrever la dirección musical que está tomando en su carrera. Esta pieza, que parecía jugar con los límites entre lo acústico y lo digital, generó una sensación de frescura y anticipación entre los asistentes.
Por supuesto, no faltaron los temas más conocidos de su discografía, que recibieron una ovación unánime. El cierre, con “Nada cambia”, “Si no estás” y “Lo que queda de mí”, dejó a los presentes pidiendo más, pero satisfechos por una actuación sólida, emotiva y vibrante.
Íñigo Quintero, sin duda, sigue consolidándose como uno de los artistas más prometedores de la escena musical española. Su concierto en Industrial Copera fue una muestra de su evolución y una clara promesa de que su futuro musical está lleno de posibilidades emocionantes. Un espectáculo que no solo destacó por su calidad técnica, sino por la conexión profunda que generó con la audiencia.
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