No, no escribimos esto para demostrar que Bruce Springsteen nunca fue joven, ni para valorar si alguna vez sus conciertos tuvieron una duración estándar. Lo hacemos para dramatizar sobre esos conciertos de tu ídolo en los que el buen hombre/mujer se vuelve hacia el público y elige a un privilegiado, un ser supremo que comparte entre lágrimas de histeria y deseos carnales unos segundos en el escenario junto a la encarnación del poster que colgaba en su cuarto.
¿Nunca habéis soñado después de colas interminables, viajes, o noches a la intemperie para conseguir una soñada primera fila que fueseis vosotros los elegidos?

Pues en Dancing in the Dark el Boss saca a una joven anónima de entre la masa del concierto con al que comparte un bailecillo inquietante. ¡Afortunada ella!... Un momento, espera, que ella no es anónima, es Mónica, coñe, la de Friends.

Pues la señorita Courtney Cox tuvo en este pequeño “cameo” su trampolín a la fama. Lo inquietante es que confiesa que no tenía ni idea de quien era ese señor, sólo sabía que le iban a pagar 350 dólares por salir a hacer el panoli. Y dado que sus papeles no habían pasado de un pequeño papel en el culebrón "As the World Turns" la cosa no le parecía tan mala…

¡Ver para creer!