Single. Sala Rock Kitchen. Madrid, 11- 03- 2011.
He de reconocer que, a pesar de ese pequeño detalle en el que cuando le pedà un mini de cerveza a la camarera ella me hizo pasar a una sala donde un hombre me hizo firmar un contrato mientras se reÃa y le salÃan cuernos y rabo, la sala Rock Kitchen es una maravilla: muy amplia, grandes espacios con bancos, sillones y mesas y a pie de escenario muy abierto. Ambientación adecuada a los eventos con luces de color celeste, rosa chicle, amarillo… Muy pop todo.
El concierto de Single, que actuaban primero, se retrasó un poco, más o menos un cuarto de hora. Reconozco que con este grupo me enfrentaba a lo desconocido, ya que sólo he escuchado un par de canciones y tampoco es que me hayan enganchado, pero consiguieron arrancar de mà una amplia sonrisa de emoción y los pocos movimientos que el espacio me permitÃa.
Sin embargo, se nota que aún no se han habituado del todo a los escenarios. Se les notaba algo tensos y la única comunicación que vi entre los componentes del grupo (Teresa Iturrioz, la vocalista; Joan Vich al teclado; el guitarrista, Ibón Errazkin y el hombre que hacÃa de coro, Tito Pintado, que merece una mención especial) fue entre el teclado y la guitarra. Teresa no lograba deshacerse de la tensión y por eso supongo que el diálogo grupo-público se limitó a “Esta canción es nuestra”. Pero bueno, hay que reconocerle el mérito del chiste que, si no hubiese sido tan sobreactuado, habrÃa resuelto el problema de la tensión:
-Veréis, nos ha pasado algo muy curioso. Resulta que nosotros normalmente vamos a los conciertos con dos guitarras, pero esta vez hemos dicho, “¿para qué? Con todo lo que pesan.” Pues en el ensayo de sonido se ha roto una cuerda. Hemos ido corriendo corriendo a comprar otra y al poco de ponerla, se ha vuelto a romper. Otra vez corriendo a comprar otra y esta vez, a que nos la ponga el dependiente de la tienda de música, para que se quede bien. Y ahora acabo de ver que se le ha vuelto a romper la cuerda, ¿no? Ah, ¿no? ¿Está entera? Ah, pues nada, nada. Olvidadlo. A nosotros no se nos rompen las cuerdas, eso nunca nos pasa.
Tuvieron un par de problemas técnicos, ya que Teresa, por su estilo de música, no suele proyectar la voz, lo que se traduce en que los instrumentos sonaban mucho más fuerte y a ella no se la escuchaba. También el micrófono de Tito se cortó o estaba demasiado bajo, asà que apenas se escuchaba su voz distorsionada al agudo. Este hombre era un personaje curioso porque todo lo que no se movÃa la vocalista (dos pasitos hacia un lado, dos pasitos hacia otro), se movÃa él. Dando saltitos todo el rato, mirando siempre hacia arriba y tapándose el oÃdo para afinar. “Se ha tomado un tripi.”, llegué a pensar.
La escenografÃa, no obstante, estaba bastante currada. No, no es que hubiera más focos que salÃan de debajo del escenario, ni bailarines exóticos y ligeros de ropa ni fuegos artificiales o esas cosas. Bueno, quizás Tito Tripi si los veÃa, pero en fin, yo me refiero a los vestidos y la puesta en escena de la cantante.
Siempre con un moño que parecÃa que le habÃan inflado un globo habiéndoselo metido antes por la oreja, primero llevaba un traje negro bastante… ¿Cómo decirlo sin herir la sensibilidad de nadie? Embutido, quizás. Y era negro con lentejuelas. Me recordaba a una morcilla… Sin embargo, le quedaba muy bien cuando cantó Gracias a la vida. Cuando se cambió de traje, ese breve interludio fue resuelto con mérito por el guitarrista y el teclado hasta que ella apareció con una capa (también de lentejuelas), que poco después, a mitad de la canción Fotos se quitó para mostrar un vestido palabra de honor negro, suelto, y con el borde del escote grueso y plateado. Dije “parece una maga”… Acerté. Al poco, Tito Tripi, que iba disfrazado de una especie de hombre del saco cubierto con flecos de vaquero le llevó un platillo en un trÃpode y una varita, ambos con mucha purpurina para que, cuando ese instrumento suena en la canción, ella lo toca y saltan brillitos. Muy chulo a la par que barato, la verdad. Más tarde, el último vestido era una especie de saco ancho con estampados dorados y circulares, como si fueran girasoles y unos leggins negros.
En realidad todo el concierto fue, aunque bonito, divertido y entretenido, poco emocionante. El único momento de clÃmax fue casi al final, en las dos penúltimas canciones: PosponÃas, que es la más conocida y por lo tanto, la que todos conocÃamos y luego… Nadie podÃa creérselo. “Vamos a evitar que te devuelvan a HungrÃa… ¡Vamos a casarnos!” Hicieron un cover de Hidrogenesse. Fue algo asà como indie al cubo: Single versionando a Hidrogenesse en un concierto que compartÃa con Astrud. Fue un éxtasis total para todo el público.
Puede parecer que me he quedado a gusto criticando a Single, pero tengo fe en ellos. Aún les falta definir bien su estilo y dominar el escenario y la tensión del público, es cierto. No obstante, sé que no tardarán demasiado en darnos un grandÃsimo espectáculo, que ganas no les faltan. De momento, y esto es difÃcil lograrlo, han conseguido que siga escuchando muy de vez en cuando Fotos (lo de la varita me encantó) y PosponÃas.
Nota: 6’5 / 10
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