
Imaginemos los sueños eróticos de cualquier señora de los años setenta. Llamas al fontanero y un macizo aparece en tu puerta dispuesto a arreglar toda tuberÃa que se le ponga por delante... Bueno, a lo mejor a un gran número de lectoras les frustrarÃa la visión de Bisbal como reparador doméstico pero otras muchas no tendrán inconveniente... Sea como sea asà quedó la cosa.
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