Si en la anterior el chico en cuestión nos sorprendÃa combinando ritmos producidos con la boca con tocar la flauta (el instrumento digo, no hablo en sentido figurado... creo), en esta ocasión la mezcla se produce con una armónica, lo cuál crea un efecto bastante sorpendente.
A mi ya me cuesta tocar la ármonica. Sola. Sin nada que acompañe, digo. Asà que esto me produce envidia y mucha.
Recorriendo las calles de Chicago, además de los sonidos propios de una caja de ritmos y su armónica, simula ruidos propios de una gran ciudad dejando con la boca abierta a todo el que se cruza en su camino.
Vale, pero yo sé hacer el juego ese de los colores de una mano al rojo, la otra mano al azul y sin caerme, ¡Ja!
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http://www.youtube.com/watch?v=OhyRVzqfM5g
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