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lunes, junio 25, 2012

Entrevista a Ambros Chapel: "Aquí cuando dices que quieres ser músico te tachan de loco"


Aunque la primera impresión al escuchar un discazo como ‘Constants are changing’, del que ya dimos buena cuenta en Alquimia Sonora, sea la de que la esencia de las letras de estos valencianos puede perderse entre tantos recovecos sonoros, no os dejéis engañar: el ahora cuarteto sabe llegar al núcleo de cada emoción con la profundidad de su sonido, más afilado que nunca, después de un debut igual de apasionante. Con esta conversación intentan dejar las cosas claras, si es que hacía falta.


Alquimia Sonora: ¿Sois tan oscuros como pueda parecer por algunas de vuestras canciones?

Ambros Chapel: Bueno, la oscuridad que puede percibir el oyente es sólo una parte de nuestro sonido, no el único. Está claro que las atmósferas que creamos y el estilo recuerdan a grupos oscuros, pero es sólo un matiz más de nuestra música. Nos gusta darle un perfil épico y profundo a las canciones.

AS: Se pueden encontrar muchas huellas en estos temas, pero siguiéndolas llegamos de forma segura al brit-pop de los 90, sobre todo, pero también al post-punk anterior. La música británica en todo su esplendor, vamos, y encima cantais en inglés.

A. C.: Esos dos géneros son claves en nuestra formación musical. Nos gustan muchos grupos de esa época y pertenecen a nuestra etapa adolescente, cuando empezamos a escuchar música, por lo que es natural que salgan esas influencias en las canciones. De todas formas es algo inconsciente, no es premeditado cuando componemos. Creas canciones con lo que conoces, te gusta el resultado y suena bien, es natural. Lo que no hacemos es ceñirnos a unos parámetros de género definidos y quedarnos estancados ahí. Que nos guste el post- punk no quiere decir que tengamos que hacer corta y pega de Joy Division, por ejemplo. Intentamos explorar otros caminos, abrir nuevas vías y encontrar nuestra propia personalidad musical. Cantar en inglés es una forma de expresión como otra cualquiera. Llevamos toda la vida escuchando música en ese idioma y la concebimos así.

AS: Vivís en una ciudad que recientemente ha cambiado el chip en eso de la música en
vivo. Antes, en Valencia existía como una pequeña escena, una serie de bandas que
se apoyaban mutuamente yendo prácticamente de bolo en bolo. ¿Qué ha cambiado
para que ahora las nuevas bandas tengáis que currároslo el doble?

A. C.: Pues aunque hay bandas que se agrupan para hacer fuerza a través de colectivos y sellos independientes, la escena no tiene una fuerza común como tal. Está diversificada según estilos, afinidad, amistad … Lo que sí está claro es que con la coyuntura actual de la industria y la cantidad de bandas que existe el trabajo de darte a conocer es mayor, aunque los medios para ello son también más accesibles. Internet ha abierto una vía cómoda para darse a conocer, pero también hace que haya una saturación de información para el oyente, lo que dificulta que puedas destacar. Además, los conciertos ahora no son un acontecimiento social, la gente ya no va a conciertos como antes. Hay más opciones de ocio y muchas veces los grupos de la escena local no son un plan atractivo salvo para amigos de los grupos. Por ello hay que atraer a ese sector de gente que no te conoce y el esfuerzo es mayor.

AS: Los temas son complejos, llenos de recovecos y cambios, pero muy sólidos. ¿Los
grabasteis en directo tocando todos a la vez?

A. C.: No, los grabamos por pistas pero siempre intentamos que, igual que en el primer disco, los temas tengan el mismo groove como si se tocaran en directo. No buscamos una perfección fría y técnica, sino una buena ejecución ligada a una emoción que se plasme en las canciones. Lo importante para nosotros es que los temas funcionen, que al oyente le trasmitan sensaciones, que viajen con ellos. Es lo más difícil, no sonar mecánico, tener ese punch que hace que la canción camine. Además, antes de grabar los temas los analizamos para que suenen como nosotros queremos, desechamos partes, incorporamos arreglos. Todo ello para que tengan el resultado final que oyes en los discos.

AS: Después de publicar ‘Rome’, ¿qué planteamientos previos teníais para afrontar la
grabación de este ‘Constants are changing’?

A. C.: Pues superarnos creativamente y no repetirnos. También perfeccionar ideas que ya plasmamos en ‘Rome’ y a las que hemos dado un giro de tuerca. Conseguir un nivel de calidad igual o superior, pero sin demasiadas presiones. Grabar las mejores canciones que teníamos de este año y medio tras el primer álbum.

AS: Por cierto, aquí sonais mucho más aplomados, como dando la impresión de que
habeis aprendido mucho tocando en directo y cuidarais más el sonido.

A. C.: En este tiempo hemos tocado mucho, hemos aprendido mucho, y la grabación de ‘Rome’ implicó un aprendizaje brutal ya que nos esforzamos para que saliera un trabajo redondo. Esta vez pusimos en práctica lo que aprendimos en estudio junto con la experiencia en directo, y creemos que el resultado se nota. Además la grabación fue muy rápida y fluida, lo llevábamos muy claro.

AS: En ‘Got an A’, uno de mis temas preferidos, la voz de Pablo brilla con especial fuerza,
especialmente en medio de esos cambios de ritmo tan característicos.

A. C.: Me gusta la idea de alternar tonos altos y bajos. Y en la mayoría de las canciones utilizo los bajos  para estrofas y los altos para estribillos, que siempre dan más énfasis. Sin embargo, en ‘Got an A’ es al revés. Tampoco me comí la cabeza para que fuera así, lo exigía el tema más que otra cosa.

AS: Cuando conseguís traspasar las fronteras regionales, empezais a ser escuchados por todo el país, firmais conciertos en diversas ciudades y os llega la oportunidad de presentaros en la BBC, ¿qué pensais?

A. C.: Bueno, todo eso tiene detrás un trabajo y un esfuerzo de la banda, que no siempre da resultado. Antes tienes que enviar discos a radios, salas, llamar a muchas puertas, pero es gratificante cuando ves que todo ese plus merece la pena. Salir en los medios es importante porque es un escaparate que ve mucha gente, y te permite tocar en sitios gracias a que esa publicidad atrae al dueño de la sala y al público. Lo que más nos sorprende es conseguir todo ello haciendo la música que nos gusta y siendo nosotros mismos los que guiamos nuestro proyecto. Lo de la BBC es un regalo, como lo es salir destacado en el Mondosonoro, en Radio 3, en el Ruta 66… todo ello sirve para darle más consistencia a la trayectoria de la banda. También que la gente siga lo que haces, que le guste y esté ahí apoyándote.

AS: Lo dije en la reseña de vuestro disco, pero es un hecho que en el Reino Unido, por no irnos  más lejos, la programación musical ocupa un amplio porcentaje del share televisivo. Aquí, de no ser  por internet, las redes sociales y alguna pequeña emisora especializada, lo habríais tenido un poco más crudo, ¿no creeis? Y no me refiero sólo a vosotros.

A. C.: Creemos que es algo educacional, es una diferencia cultural de base. Allí, al igual que en otros países, conciben la música como un arte, una profesión de la cual vivir. Es el país de los grupos más relevantes de la música popular, junto con Estados Unidos. Existe un nivel de profesionalización musical tremenda con respecto a España. Sólo un detalle: en casi cualquier casa hay un instrumento, enseñan música en escuelas de arte, no hay color con la mentalidad de aquí. Hay una demanda popular que aquí no existe. Aquí la música es un hobby, un pasatiempo adolescente, y cuando dices que quieres ser músico por poco te tachan de loco. Esperan que te busques un trabajo serio y lo dejes, no te dan la oportunidad de intentarlo. Tenemos la misma mentalidad que Inglaterra antes de que llegaran los Beatles. Los blogs musicales y las redes sociales son una llave extraordinaria para las bandas que comienzan porque te dan a conocer de una forma tan amplia que antes no hubiera sido posible que sucediera si lo hubieras hecho tú mismo.

AS: Vicente a los teclados da mucha más profundidad y consistencia a un repertorio ya
bastante sólido. ¿La composición en Ambros Chapel es un todo en el que cada uno
juega un papel definido o se deja volar la imaginación?

A. C.: Los teclados de Vicent son una parte fundamental del sonido de Ambros Chapel. Crean un ambiente característico y unas atmósferas propias y reconocibles. Cada miembro del grupo aporta su propia personalidad a las canciones y se da una total libertad creativa con respecto al instrumento. Desde el principio ha sido así. Se pueden hacer sugerencias, pero cada uno crea su propia visión de la canción que junta a la de los demás para llegar a un final, muchas veces, inesperado. Hay ocasiones en las cuales Pablo trae una canción muy hecha, que necesita unas aportaciones mínimas para que resulte, y hay otras veces que la canción surge de la interacción de todos.

AS: ‘Constants are changing’ se publica en vuestro propio sello, 7 Days Music.
¿Contemplais esta posibilidad, la de la autoproducción, como una vía a explotar en
el futuro?

A. C.: La autoproducción es posible hoy día porque la tecnología está al alcance de todos y es posible la grabación, fabricación y distribución de un disco sin tener que contar con las grandes discográficas, cosa que hace años era impensable. Ahora puedes controlar tu trabajo y llevarlo hasta las últimas consecuencias tú solo. Nosotros hemos creado 7 Days Music porque es la mejor alternativa que teníamos es este momento y porque se podía hacer. Está claro que fichar por un sello puede ser lo deseable, pero si no hay ofertas interesantes y le quieres dar una cobertura seria al disco, con todas las condiciones, es el camino adecuado. Y seguirá siéndolo mientras no haya otro mejor.

AS: Casi se puede decir que así os habeis convertido en una empresa. Y ya que nos metemos en el tema, no deja de ser triste que la mayoría de dueños de salas de pequeño o mediano aforo sigan sin arriesgar ni apoyar a artistas que teóricamente no les reportan beneficios. Pero más triste aún es que pretendan que paguéis por tocar.

A. C.: Es el pez que se muerde la cola. No arriesgan porque necesitan beneficios y, como hemos dicho antes, la gente no va a los conciertos y si van, tal vez no consuman. El público va a los conciertos del artista consolidado o de moda, no a ver a un nuevo valor. Las salas son empresas y como tales, tienen gastos. ¿Que los alquileres son abusivos para una banda local? Sí, pero lo que pueden hacer es no entrar al juego. Hay alternativas. Hay concursos, iniciativas que hacen que no paguen, pero nos engañamos si creemos que no es un negocio y que lo importante es la pasta. Nosotros hemos hecho conciertos en salas en las cuales no sólo no te cobraban, si no que te pagaban. Hay excepciones a la regla general, gente aficionada a la música, que gestiona su sala de manera cultural y además le reporta beneficios. Eso sí, puede que no dure mucho si otros factores intervienen en la ecuación, como son impuestos, licencias, etc. En ocasiones, por ser salas importantes en cuanto a público y ciudad, debes entrar en el juego, no hay otra si necesitas crecer.

AS: La primera vez que os escuchamos fue en Spotify, para algunos el nuevo y efectivo
modo de disfrutar de la música, para otros la nueva amenaza contra la industria
discográfica. ¿Para vosotros qué aporta y qué quita internet?

A. C.: Internet aporta muchísimas cosas buenas, es una vía para que los grupos nuevos se den a conocer, conozcas música nueva todos los días, etc. La industria discográfica antes tenía el monopolio de la música, tenías que pasar por ella para disponer de las canciones y de una carrera. Ahora eso se ha igualado. Tú puedes grabar y distribuir sin ellas, además de poder adquirir todos los discos de un artista con sólo acceso a internet. Si inventaron el CD para poder vender todos los discos que ya habían vendido en vinilo de nuevo, ¿cómo les va a sentar bien que exista internet y la descarga gratuita? Lo negativo es que ha cambiado la manera de consumir el ocio y la cultura. Vende la inmediatez y la facilidad de adquirir sin esfuerzo como algo bueno, y en cambio repercute en que no valoras lo suficiente lo que tienes. Lo que hoy es novedad, mañana ya es antiguo. Vivimos en una sociedad saturada y acelerada. La música ha depreciado su valor, los formatos han hecho que ya no importe el producto, antes un disco era una obra de orfebrería, con un sonido determinado, con un arte especial. Ahora el mp3 hace que la calidad de grabación no importe, pasas las canciones hacia delante sin escucharlas enteras. No hay tiempo para abarcar tanta oferta y le prestamos una atención fugaz y superficial.

AS: Como cierre, una curiosidad: ¿de quién fue la idea de la portada? No se puede
expresar tanto con tan poco, y de forma tan inquietante.

A. C.: Bueno, después del brainstorming de elección de portada, nos decantamos por la fotografía de una artista valenciano llamado Samuel Ferrer que nos cedió la imagen y nuestro diseñador, Bhyf, realizó el diseño. Creemos que representa bastante nuestra dualidad de sentimientos y emociones que expresamos en nuestra música y es una buena continuación para ‘Rome’, que es otra portada muy carismática. Nos gusta cuidar el arte del disco, porque creemos que la imagen es tan importante como la música. Forma un todo que hace que un disco sea especial.

                    



Entrevista: JJ Stone

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