Aunque la primera impresión al escuchar un discazo como ‘Constants are changing’, del que ya dimos buena cuenta en Alquimia Sonora, sea la de que la esencia de las letras
de estos valencianos puede perderse entre tantos recovecos sonoros, no os dejéis
engañar: el ahora cuarteto sabe llegar al núcleo de cada emoción con la
profundidad de su sonido, más afilado que nunca, después de un debut igual de apasionante.
Con esta conversación intentan dejar las cosas claras, si es que hacía falta.
Alquimia Sonora: ¿Sois
tan oscuros como pueda parecer por algunas de vuestras canciones?
Ambros Chapel: Bueno, la oscuridad que
puede percibir el oyente es sólo una parte de nuestro sonido, no el único. Está claro que
las atmósferas que creamos y el estilo recuerdan a grupos oscuros, pero es sólo un matiz más de
nuestra música. Nos gusta darle un perfil épico y profundo a las canciones.
AS: Se
pueden encontrar muchas huellas en estos temas, pero siguiéndolas llegamos de forma
segura al brit-pop de los 90, sobre
todo, pero también al post-punk
anterior. La
música británica en todo su esplendor, vamos, y encima cantais en inglés.
A. C.: Esos dos géneros son
claves en nuestra formación musical. Nos gustan muchos grupos de esa época y pertenecen a
nuestra etapa adolescente, cuando empezamos a escuchar música, por lo que es natural que
salgan esas influencias en las canciones. De todas formas es algo inconsciente, no es premeditado cuando componemos. Creas canciones con lo que conoces, te gusta el resultado y
suena bien, es natural. Lo que no hacemos es ceñirnos a unos parámetros de
género definidos y quedarnos estancados ahí. Que nos guste el post- punk no quiere decir que tengamos
que hacer corta y pega de Joy Division, por ejemplo. Intentamos explorar otros
caminos, abrir nuevas vías y encontrar nuestra propia personalidad musical. Cantar
en inglés es una forma de expresión como otra cualquiera. Llevamos toda la vida escuchando música en ese
idioma y la concebimos así.
AS: Vivís
en una ciudad que recientemente ha cambiado el chip en eso de la música en
vivo.
Antes, en Valencia existía como una pequeña escena, una serie de bandas que
se
apoyaban mutuamente yendo prácticamente de bolo en bolo. ¿Qué ha cambiado
para
que ahora las nuevas bandas tengáis que currároslo el doble?
A. C.: Pues aunque hay bandas
que se agrupan para hacer fuerza a través de colectivos y sellos independientes, la
escena no tiene una fuerza común como tal. Está diversificada según estilos, afinidad,
amistad … Lo que sí está claro es que con la coyuntura actual de la industria y
la cantidad de bandas que existe el trabajo de darte a conocer es mayor, aunque
los medios para ello son también
más accesibles. Internet ha abierto una vía cómoda para darse a conocer, pero también
hace que haya una saturación de información para el oyente, lo que dificulta que puedas
destacar. Además, los conciertos ahora no son un acontecimiento social, la
gente ya no va a conciertos como antes. Hay más opciones de ocio y muchas veces
los grupos de la escena local no son un plan atractivo salvo para amigos de los
grupos. Por ello hay que atraer a ese sector de gente que no te conoce y el
esfuerzo es mayor.
AS: Los
temas son complejos, llenos de recovecos y cambios, pero muy sólidos. ¿Los
grabasteis
en directo tocando todos a la vez?
A. C.: No, los grabamos por
pistas pero siempre intentamos que, igual que en el primer disco, los temas tengan el mismo groove como si se tocaran en directo. No
buscamos una perfección fría y técnica, sino una
buena ejecución ligada a una emoción que se plasme en las canciones. Lo importante para nosotros
es que los temas funcionen, que al oyente le trasmitan sensaciones, que viajen con ellos. Es
lo más difícil, no sonar mecánico, tener ese punch que hace que la canción camine. Además,
antes de grabar los temas los analizamos para que suenen como nosotros
queremos, desechamos partes, incorporamos arreglos. Todo ello para que tengan
el resultado final que oyes en los discos.
AS: Después
de publicar ‘Rome’, ¿qué planteamientos previos teníais para afrontar la
grabación
de este ‘Constants are changing’?
A. C.: Pues superarnos
creativamente y no repetirnos. También perfeccionar ideas que ya plasmamos en ‘Rome’
y a las que hemos dado un giro de tuerca. Conseguir un nivel de
calidad igual o superior, pero sin demasiadas
presiones. Grabar las mejores canciones que teníamos de este
año y medio tras el primer álbum.
AS: Por
cierto, aquí sonais mucho más aplomados, como dando la impresión de que
habeis
aprendido mucho tocando en directo y cuidarais más el sonido.
A. C.: En este tiempo hemos
tocado mucho, hemos aprendido mucho, y la grabación de ‘Rome’ implicó un
aprendizaje brutal ya que nos esforzamos para que saliera un trabajo redondo.
Esta vez pusimos en práctica lo que aprendimos en estudio junto con la
experiencia en directo, y creemos que
el resultado se nota. Además la grabación fue muy rápida y fluida, lo llevábamos muy claro.
AS: En
‘Got an A’, uno de mis temas preferidos, la voz de Pablo brilla con especial fuerza,
especialmente
en medio de esos cambios de ritmo tan característicos.
A. C.: Me gusta la idea de
alternar tonos altos y bajos. Y en la mayoría de las canciones utilizo los bajos para
estrofas y los altos para estribillos, que siempre dan más énfasis. Sin embargo, en ‘Got an A’ es
al revés. Tampoco me comí la cabeza para que fuera así, lo exigía el tema más que otra cosa.
AS: Cuando
conseguís traspasar las fronteras regionales, empezais a ser escuchados por todo
el país, firmais conciertos en diversas ciudades y os llega la oportunidad de presentaros
en la BBC, ¿qué pensais?
A. C.: Bueno, todo eso tiene
detrás un trabajo y un esfuerzo de la banda, que no siempre da resultado. Antes tienes
que enviar discos a radios, salas, llamar a muchas puertas, pero es gratificante cuando ves
que todo ese plus merece la pena. Salir en los medios es importante porque es un escaparate
que ve mucha gente, y te permite tocar en sitios gracias a que esa publicidad atrae al
dueño de la sala y al público. Lo que más nos sorprende es conseguir todo ello
haciendo la música que nos gusta y siendo nosotros mismos los que guiamos
nuestro proyecto. Lo de la BBC es un regalo, como lo es salir destacado en el
Mondosonoro, en Radio 3, en el Ruta 66… todo ello sirve para darle más consistencia
a la trayectoria de la banda. También que la gente siga lo que haces, que le
guste y esté ahí apoyándote.
AS: Lo
dije en la reseña de vuestro disco, pero es un hecho que en el Reino Unido, por
no irnos más lejos, la programación musical ocupa un amplio porcentaje del share televisivo.
Aquí, de no ser por internet, las redes sociales y alguna pequeña emisora especializada,
lo habríais tenido un poco más crudo, ¿no creeis? Y no me refiero sólo a
vosotros.
A. C.: Creemos que es algo
educacional, es una diferencia cultural de base. Allí, al igual que en otros países, conciben la
música como un arte, una profesión de la cual vivir. Es el país de los grupos más relevantes de la
música popular, junto con Estados Unidos. Existe un nivel de profesionalización
musical tremenda con respecto a España. Sólo un detalle: en casi cualquier casa hay un instrumento,
enseñan música en escuelas de arte, no hay color con la mentalidad de aquí. Hay una demanda
popular que aquí no existe. Aquí la música es un hobby, un pasatiempo
adolescente, y cuando dices que quieres ser músico por poco te tachan de loco.
Esperan que te busques un trabajo serio y lo dejes, no te dan la oportunidad de
intentarlo. Tenemos la misma mentalidad que Inglaterra antes de que llegaran los
Beatles. Los blogs musicales y las redes sociales son una llave extraordinaria
para las bandas que comienzan porque te dan a conocer de una forma tan amplia
que antes no hubiera sido posible que sucediera si lo hubieras hecho tú mismo.
AS: Vicente
a los teclados da mucha más profundidad y consistencia a un repertorio ya
bastante
sólido. ¿La composición en Ambros Chapel es un todo en el que cada uno
juega
un papel definido o se deja volar la imaginación?
A. C.: Los teclados de Vicent
son una parte fundamental del sonido de Ambros Chapel. Crean un ambiente característico
y unas atmósferas propias y reconocibles. Cada miembro del grupo aporta su propia personalidad a las canciones y se da una total libertad creativa con respecto
al instrumento. Desde el principio ha sido así. Se pueden hacer sugerencias,
pero cada uno crea su propia visión de la canción que junta a la de los demás
para llegar a un final, muchas veces, inesperado. Hay ocasiones en las cuales
Pablo trae una canción muy hecha, que necesita unas aportaciones mínimas para
que resulte, y hay otras veces que la canción surge de la interacción de todos.
AS: ‘Constants
are changing’ se publica en vuestro propio sello, 7 Days Music.
¿Contemplais
esta posibilidad, la de la autoproducción, como una vía a explotar en
el
futuro?
A. C.: La autoproducción es
posible hoy día porque la tecnología está al alcance de todos y es posible la grabación,
fabricación y distribución de un disco sin tener que contar con las grandes discográficas, cosa que
hace años era impensable. Ahora puedes controlar tu trabajo y llevarlo hasta las últimas
consecuencias tú solo. Nosotros hemos creado 7 Days Music porque es la mejor
alternativa que teníamos es este momento y porque se podía hacer. Está claro
que fichar por un sello puede ser lo deseable, pero si no hay ofertas
interesantes y le quieres dar una cobertura seria al disco, con todas las condiciones,
es el camino adecuado. Y seguirá siéndolo mientras no haya otro mejor.
AS: Casi
se puede decir que así os habeis convertido en una empresa. Y ya que nos metemos
en el tema, no deja de ser triste que la mayoría de dueños de salas de pequeño
o mediano aforo sigan sin arriesgar ni apoyar a artistas que teóricamente no
les reportan beneficios. Pero más triste aún es que pretendan que paguéis por tocar.
A. C.: Es el pez que se muerde
la cola. No arriesgan porque necesitan beneficios y, como hemos dicho antes, la
gente no va a los conciertos y si van, tal vez no consuman. El público va a los conciertos del artista
consolidado o de moda, no a ver a un nuevo valor. Las salas son empresas y como
tales, tienen gastos. ¿Que los alquileres son abusivos para una banda local? Sí, pero lo que pueden
hacer es no entrar al juego. Hay alternativas. Hay concursos, iniciativas que hacen que no paguen,
pero nos engañamos si creemos que no es un negocio y que lo importante es la pasta. Nosotros
hemos hecho conciertos en salas en las cuales no sólo no te cobraban, si no que
te pagaban. Hay excepciones a la regla general, gente aficionada a la música,
que gestiona su sala de manera cultural y además le reporta beneficios. Eso sí,
puede que no dure mucho si otros factores intervienen en la ecuación, como son
impuestos, licencias, etc. En ocasiones, por ser salas importantes en cuanto a
público y ciudad, debes entrar en el juego, no hay otra si necesitas crecer.
AS: La
primera vez que os escuchamos fue en Spotify,
para algunos el nuevo y efectivo
modo
de disfrutar de la música, para otros la nueva amenaza contra la industria
discográfica.
¿Para vosotros qué aporta y qué quita internet?
A. C.: Internet aporta
muchísimas cosas buenas, es una vía para que los grupos nuevos se den a conocer, conozcas música
nueva todos los días, etc. La industria discográfica antes tenía el monopolio de la música,
tenías que pasar por ella para disponer de las canciones y de una carrera. Ahora eso se ha
igualado. Tú puedes grabar y distribuir sin ellas, además de poder adquirir todos los
discos de un artista con sólo acceso a internet. Si inventaron el CD para poder
vender todos los discos que ya habían vendido en vinilo de nuevo, ¿cómo les va
a sentar bien que exista internet y la descarga gratuita? Lo negativo es que ha
cambiado la manera de consumir el ocio y la cultura. Vende la inmediatez y la
facilidad de adquirir sin esfuerzo como algo bueno, y en cambio repercute en que
no valoras lo suficiente lo que tienes. Lo que hoy es novedad, mañana ya es
antiguo. Vivimos en una sociedad saturada y acelerada. La música ha depreciado
su valor, los formatos han hecho que ya no importe el producto, antes un disco
era una obra de orfebrería, con un sonido determinado, con un arte especial.
Ahora el mp3 hace que la calidad de grabación no importe, pasas las canciones
hacia delante sin escucharlas enteras. No hay tiempo para abarcar tanta oferta
y le prestamos una atención fugaz y superficial.
AS: Como
cierre, una curiosidad: ¿de quién fue la idea de la portada? No se puede
expresar
tanto con tan poco, y de forma tan inquietante.
A. C.: Bueno, después del brainstorming de elección de portada,
nos decantamos por la fotografía de una artista valenciano
llamado Samuel Ferrer que nos cedió la imagen y nuestro diseñador, Bhyf, realizó el diseño.
Creemos que representa bastante nuestra dualidad de sentimientos y emociones que expresamos
en nuestra música y es una buena continuación para ‘Rome’, que es otra portada
muy carismática. Nos gusta cuidar el arte del disco, porque creemos que la
imagen es tan importante como la música. Forma un todo que hace que un disco
sea especial.
Más info: http://www.myspace.com/ambroschapel
Entrevista: JJ Stone
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