No está nada mal para alguien que procede de la música experimental. El spoken word es un género aún no demasiado exprimido por estos lares al que Hans Laguna ha dedicado una obra más que interesante junto al poeta Albert Balasch, y además saliendo indemne del intento. Y también de su aventura como compositor teatral, porque a eso ha dedicado esfuerzos hasta ahora, aparte de probar fortuna hace tres años al frente de La Sintaxis, la banda con la que le plantó por fin cara al pop a pecho descubierto. Si en 2006 ‘El hombre teórico’ representó una más que loable probatura como autor de unas canciones a medio camino entre el alto voltaje eléctrico y la seda folclórica, ahora regresa con la puerta de atrás (nadie dijo que fuera fácil) abierta de par en par y su pátina de cantautor indie destellando bien alto sobre su nombre con un trabajo realizado con la pequeña gran ayuda de sus amigos Albert Martín (Los Kiwis) a los teclados, David Romero a la batería, Pere Ruiz al bajo y Toni Pou a las guitarras.
Por eso, porque nadie sabría decir si se trata de la última broma folkie o del último personaje en la onda de un Nacho Vegas entregado al power-pop, su nuevo trabajo es tan inclasificable como plenamente disfrutable. Prodigios ochenteros del calibre de Morrissey, al que recuerda vocalmente, aplaudirían el valor de contar historias así de viscerales desde un prisma cotidiano, con intensidad y falso optimismo, como la del tema inicial, ‘Final feliz’; o las referencias intelectuales (Kafka en el horizonte) de ‘Aforismo’ y bañadas en psicodelia del último tramo de ‘Literal’. Histrionismo lírico y pop etéreo (‘El especialista’), podríamos decir, pero controlados por la distorsión y enarbolando la bandera de la ironía, como si volviéramos a escuchar los resentimientos vitales de Mercromina o Chucho. ¡Ah! Y también le da al blues sin complejo alguno, y lo podemos comprobar escuchando la espléndida ‘Alguien que te acompañe’.
Para darnos cuenta de la peculiaridad de su propuesta sólo hay que prestar atención a medios tiempos como ‘Miedo a las alturas’, ‘Ese no soy yo’ o el tema elegido como presentación, ‘La edad media’, donde asegura ser “diferente al resto pero como los demás”. ¿No es una buena frase para definir la canción de autor? Tal vez, aunque habría que añadirle el adjetivo “nueva”, no en vano se ha encargado de ensuciar la producción Cristian Pallejà, responsable del revival garagero de Mujeres, entre otros trabajos de importancia. Ya estamos esperando la próxima temporada de rebajas para disfrutar mejor de estas ‘Primeras marcas’, aunque en mi discoteca siempre figuren a precio de saldo.
Por eso, porque nadie sabría decir si se trata de la última broma folkie o del último personaje en la onda de un Nacho Vegas entregado al power-pop, su nuevo trabajo es tan inclasificable como plenamente disfrutable. Prodigios ochenteros del calibre de Morrissey, al que recuerda vocalmente, aplaudirían el valor de contar historias así de viscerales desde un prisma cotidiano, con intensidad y falso optimismo, como la del tema inicial, ‘Final feliz’; o las referencias intelectuales (Kafka en el horizonte) de ‘Aforismo’ y bañadas en psicodelia del último tramo de ‘Literal’. Histrionismo lírico y pop etéreo (‘El especialista’), podríamos decir, pero controlados por la distorsión y enarbolando la bandera de la ironía, como si volviéramos a escuchar los resentimientos vitales de Mercromina o Chucho. ¡Ah! Y también le da al blues sin complejo alguno, y lo podemos comprobar escuchando la espléndida ‘Alguien que te acompañe’.
Para darnos cuenta de la peculiaridad de su propuesta sólo hay que prestar atención a medios tiempos como ‘Miedo a las alturas’, ‘Ese no soy yo’ o el tema elegido como presentación, ‘La edad media’, donde asegura ser “diferente al resto pero como los demás”. ¿No es una buena frase para definir la canción de autor? Tal vez, aunque habría que añadirle el adjetivo “nueva”, no en vano se ha encargado de ensuciar la producción Cristian Pallejà, responsable del revival garagero de Mujeres, entre otros trabajos de importancia. Ya estamos esperando la próxima temporada de rebajas para disfrutar mejor de estas ‘Primeras marcas’, aunque en mi discoteca siempre figuren a precio de saldo.
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