Skunk Anansie + The Jezabels – Razzmatazz. Barcelona, 09/11/2012.
De fantástica se podría calificar la agenda de conciertos en la ciudad de Barcelona de este otoño, lástima que un@ no pueda abarcarlo todo y se vea obligad@ a elegir un día, por ejemplo, entre Skunk Anansie, Blue Rodeo o Lee Fields. En esta ocasión nos decidimos por los primeros y sólo esperamos poder tener la oportunidad de ver pronto al resto.
Los encargados de abrir la noche fueron The Jezabels, un cuarteto formado por voz, guitarra, batería y teclados que facturan un pop-rock electrónico resultón. Los australianos tocaron cuando muchos de los asistentes todavía no habían accedido al recinto por lo que el conjunto resultó bastante frío. Una propuesta curiosa a la que, a falta de ver su set completo, se le echa de menos algo más de garra en su puesta en escena.
Una garra que, desde luego, le sobra a Skin. Alrededor de las nueve y cuarto salían Skunk Anansie a escena. Los británicos volvían a nuestros escenarios después de la actuación que dieron en el BBK Live de 2010 para presentar su nuevo trabajo, el larga duración Black Traffic, publicado este 2012. Aunque no consiguieron llenar la sala grande de Razzmatazz, la entrada fue más que generosa y el público, de lo más variopinto, iba dispuesto a disfrutar al máximo del concierto.
Y vaya si lo hicieron, el setlist, que mezclaba temas nuevos como I Will Break You, Sad Sad Sad o I Hope You Get to Meet Your Hero con sus grandes hits como Weak o Secretly fue muy bien acogido por el respetable. A destacar el momento catarsis con la muy adecuada Yes It’s Fucking Political incluida en su disco de 1996 Stoosh. Además, el show contó con un mejor sonido de lo que estamos acostumbrados haciendo que la banda sonase atronadora.
Pero lo mejor de Skunk Anansie es, cómo no, su frontwoman Skin. Una de las mujeres con mejor presencia escénica del rock actual. La británica recorre el escenario sin parar, interpela a la audiencia, bromea con sus compañeros y pone en un brete al personal de seguridad con su afición a “mezclarse con el público”. Pero no sólo transmite poder, también sabe mostrarse cálida (y no me refiero solo al detalle de presentar a su padre que se encontraba en la mesa de sonido) con lo que la puesta en escena, que en otras manos podría resultar fría, gana enteros. El momento culminante, después de los bises, cuando Skin bajó del escenario y fue cruzando la sala haciendo que la gente se arrodillase para regresar llevada por los fans.
Una de esas actuaciones que debe verse al menos una vez al margen de que te guste más o menos su música.
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