Stéphanie Cadel et la Caravane – Kaf Café. Valencia, 12 – 1 - 2013
Entro en el concierto de Stéphanie Cadel et la Caravane en el Kaf Café (Valencia) con un cansancio de doce horas de jornada laboral, tras haber llegado a casa con el deber de cubrir el concierto pero con las ganas de quedarse tirado, apoltronado, en el sofá más cercano (después lo piensas, y te preguntas para qué coño vas a hacerlo: en el sofá no va a ocurrir nada bueno, y ni mucho menos nuevo). Has llegado en el 89, cruzando la ciudad entera hasta Benimaclet, donde se encuentra el local del concierto. El 90 llega más rápido, pero por quincuagésima vez tiene el puñetero cartelito de “Retiro en Campanar”, que es la forma de decir que no hay autobuses que recorran el trazado completo en bastante rato. Después, el sentido de la orientación te juega una mala pasada y te medio pierdes, llegando casi media hora después del supuesto inicio del concierto. Hay suerte esta vez: pillas al dueño del Kaf Café repitiendo su archipopular discurso sobre pasar la gorra para recompensar al músico invitado. No hay sitio, así que atropellas a una pareja, que está comiendo tranquilamente, sentada en la tercera fila, demandándoles una silla, la que han utilizado para poner sus chaquetas y demás utilería... No ves a media Caravane (y eso que estaba representada sólo por una pequeña parte: Clara al clarinete y Mario al piano) por la gente que hay delante, y no puedes moverte porque no dejas ver a la de atrás.
Pero entonces empieza la música y, a solas, la encantadora Stéphanie Cadel toca la primera canción, y ahí entras en una nueva etapa del día. Lo que queda atrás queda como parte del pasado a olvidar y te quedas concentrado en la maravillosa voz y guitarra de la francesa, que, encima, después se ve completada por esas piezas de la Caravane que se le han añadido a su alrededor (además, entre el público había dos pequeñas percusionistas, con lo que sonaba al estilo 5.1). La abstracción y atracción llega hasta tal punto que, cuando acaba la actuación, te das cuenta de que no has apuntado absolutamente nada para la crítica del día siguiente, como sí suele ser costumbre. Y, mientras vuelves a casa, te ves obligado a recorrer de nuevo el camino andado, tanto físicamente como en lo respectivo a las emociones que te ha despertado el concierto de Cadel.
Así, ahora quiero creer que, si me concentré tanto en ese directo, no fue por cansancio o su hermana la dejadez, sino porque la música de la francesa es para que la vayas dejando entrar en ti, y que recorra esos caminos andados de antiguas alegrías que creías olvidados desde hace un tiempo, entre alguna de las transiciones de tus ciclos vitales, como así transita la música de Stéphanie Cadel, tal y como lo hacen sus viajes, o la música que ha girado en sus oídos, y que va desde Lou Reed hasta el Dream A Little Dream, culminando en la preciosa, palpitante, versión del Porque te vas de Jeanette con la que terminó el concierto.
Entre medias, la Caravane ha sido tan acogedora o más, con canciones como De ton corps à mes failles o Forgot (dos de los mejores momentos de la noche), como la manta y el sofá que creías haber dejado en casa, pero mucho más bonita y en mejor compañía. Así que, para acabar, una pequeña crítica: me sorprende que cuando busqué, para hacer la noticia previa, más información sobre Stéphanie Cadel et la Caravane, sólo encontrara una y otra vez la misma información, en plan copia y pega brutal. No dejen que les cuenten lugares comunes, que no llevan a ningún sitio ni destacan por nada, y acérquense a uno de sus conciertos. Y siéntanlo, disfrútenlo, y olvídense de todo un rato, para que después lo puedan recordar.
Más info:
Stéphanie Cadel et la Caravane - "Tes vins"
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