Detergente líquido- “Las obras de la catedral”.
Discos del Rollo Sello Independiente, 2013.
Últimamente sonidos
maravillosos azotan mis oídos. Estos tres meses que llevamos de 2013
han ofrecido algunas de las mejores cosas del indiepop en mucho
tiempo. Ya las iremos desgranando, paso a paso, porque ahora queremos
centrar nuestra atención en la provincia andaluza de Cádiz.
Porque de ahí son Detergente líquido, una de esas bandas que
aparecen directamente en internet (como digo siempre: bien usado es
el mejor refugio posible para la buena música), que suben sus discos
de manera gratuita, que les cuesta sacar dinero para hacer una gira
más allá de la localidad de al lado, pero que no dan menos por
menos, sino que las cosas que hacen son tan grandes que es
tremendamente injusto que no ocupen más posiciones en listas
musicales más allá de las del siempre eficiente Astredupop.
Decir Detergente líquido conlleva insinuar Noiseland y Que bailen los demás (ambas bandas las voté personalmente, digamos, como mejor
álbum nacional para Aquí yace Noiseland -¿cómo no la iba a
votar después de escuchar, simplemente, Todo es tan fantástico
como el cartel de una farmacia, una de las más impresionantes
canciones de los últimos años en este país?- y como grupo
revelación, respectivamente, del año pasado aquí mismo, en
Alquimia Sonora). Sus miembros coinciden entre los proyectos,
las canciones sufren modificaciones de uno a otro, pero siempre
acaban apareciendo de nuevo, cada vez mejor, ganando en intensidad y
experiencia, aunque, para algunos estándares becerriles de siempre,
sonarán mal producidas, pero que a algunos nos hacen pensar en una
actitud verdaderamente independiente, punk si se quiere sacar a
relucir el ambiguo apodo. Vida, vital, se me ocurre a mi. Sus
canciones cuentan situaciones pequeñas, cotidianas, suenan
melancólicas, poéticas, mágicas como la luz de las tardes de
otoño. ¿Cuánta música, cara o barata, popular o desconocida,
puede decir que te hace pensar en que, parafraseando al famoso
comentarista de baloncesto, la vida puede ser maravillosa?.
Y ahí es donde entra una
labor tan importante como la de Discos del Rollo, una pequeña
empresa dedicada a dinamitar las formas de negocio y transmisión
oral a través de redes sociales y bandcamp, con un gusto
impecable, absolutamente libre de ataduras, territoriales o
genéricas.
¿Y las canciones?
Deberían descubrirlas aquellos pocos que leerán ésto: Prefiero ser
ignorante a saber si soy gilipollas y Canción monótona nº2
son indiepop en estado puro. Haberse deleitado con grupos como Los
fresones rebeldes, por poner sólo un ejemplo, y comunicarse
irracionalmente con estas dos canciones es todo uno. Hay cosas que
no llevo bien y El baile del apio (que ya aparecía en una
versión preciosa y electrónica en el ep de Que bailen los demás), en cambio, son dos de esas odiseas urbanas de gente
perdida, como lo hemos estado todos, las obras maestras, en mi
opinión, del álbum, una forma de, primero, romperse el corazón, y,
segundo, volverlo a recomponer y hacer un nuevo intento. Sólo por
ellas ya merecería la pena escuchar Las obras de la catedral
unas veinte veces. En definitiva, si no han escuchado todavía a
Detergente líquido, pásense por el enlace situado un pelín
más abajo: se podrían estar perdiendo una vida mejor, una nueva
oportunidad... Todo es tan fantástico como el cartel de una
farmacia. Piensen en eso.
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