Ahora es cuando podría hacer la crítica más fácil del mundo, y empezar a decir que el concierto de ayer fue superchulo, que lo fue (cuqui, si tuviera que decirlo la cantante de Doble Pletina), que la ejecución fue pluscuamperfecta, y soltaría un mar de referencias que darían a entender que sé más o menos de música: que si esta canción sonaba muy a lo pop-punk de Los Fresones Rebeldes, que si la otra era un poco setentera, que aquella más me recordaba a tal o cual sonido,... Y sí, todo podría ser cierto, pero es que no deja de sorprenderme cómo la música se adapta, no sólo a los gustos del oyente (porque el conocimiento “objetivo” es perfectamente adquirible), sino a su propia situación vital, del momento que pasa. Puedo asegurar que he disfrutado muchísimo tanto los discos, ep o singles de Doble Pletina y Llum (al valenciano lo he seguido también en directo un montón de veces), pero, anoche, por mis propias circunstancias personales, y hablando en plata, no tenía putas ganas de ver nada parecido, para qué mentir.
Pero, bueno, vamos a los conciertos, que después me acusarán de llorón o algo así (como diría una amiga: guiño, guiño): de Llum (o Jesús Saez) he hablado en mil ocasiones, más que nada porque tiene un talento único para ponerse como telonero en ocasiones especiales: tanto da que sea una muestra del mejor indiepop, como Zipper, o de genios de la música de cantautor, como Nick Garrie. Ayer tocaba la primera vertiente, precediendo a los catalanes Doble Pletina (con los que comparte discográfica editora de sus respectivos primeros álbumes, Jabalina Música), aunque lo cierto es que la música de Llum tiene rasgos de ambos estilos (y muchos más), quizás la razón de que suela encajar tan bien en diversos acontecimientos. Anoche, en el Black Note, por fin, pude verle de una manera distinta a la soledad de una única guitarra (que es como lo había visto realmente siempre: cosas del panorama musical valenciano), y se presentó con una pequeña banda. Si he de decirlo, más allá de una mayor ligereza, no cambia mucho: anoche Llum estuvo, como siempre, elegante, deliciosamente anticuado, entretenido desde el principio (comenzó tocando en la calle, para que los rezagados se decidieran a entrar en el Black Note de una vez, penetrando en el local como un flautista de Hamelin), nostálgico de una época dorada de la música, a la que rememora desde la simpatía y la rendición incondicional, desde la voz del crooner al rockero a lo Elvis, acometiendo incluso una maravillosamente acelerada versión del clásico The Way You Look Tonight.
Supongo que no acabé de entrar en el concierto, como sí lo hacía el público (que esta vez respondió algo mejor, sin alardes, que últimamente a los directos, y eso que había una puñetera carrera en Valencia que hacía que cruzar la ciudad costara más de una hora... y con suerte) que me rodeaba. Seguramente fuera el día que tuve, pero seguramente también fuera el día que tuve el que me sirvió de estímulo para lo que experimenté con Doble Pletina. Ya lo había supuesto anteriormente, desde luego, pero ayer la música de esta banda, más allá de su carácter de nuevos representantes del indiepop español y de algunos instantes de sonoridades alegres (aunque en su interior no dejan de apelar a muchos más sentimientos que el dejarse llevar por su ritmo), me pareció más triste, conmovedora e intensa que nunca. Sus letras sonaban reales, con sus rupturas, sus desmotivaciones y sus inseguridades. Claro, esto es lo que consigue la buena música: que se te pega a los sentimientos, que te desahoga las lágrimas durante los bajones, y que te hace brillar todavía más en los buenos momentos. Quizás Doble Pletina no consigue arreglarte nada (hay músicos que incluso también consiguen eso, pero ésos ya son auténticos magos del escenario), pero su directo sí que se podría definir, parafraseando a una de las canciones más populares de la banda, música para cerrar las discotecas, para esos instantes de claridad en los que te das cuenta de que has perdido toda la noche y te prometes que no te volverá a ocurrir. Mejor dicho, la música de Doble Pletina es como esa esperanzadora promesa de un mañana mejor, un síntoma, aunque puede que no una dirección. En todo caso, mencionando de nuevo la letra de otra de las grandes canciones de los catalanes, Cruzo los dedos, que ayer sonó maravillosa, inspiradora, perfectamente adecuada, ahora que todo parece que está dormido, cruzo los dedos para que no me falles tú también. El concierto de ayer no me falló.
Más info:
http://doblepletina.bandcamp.com/#ld
http://myspace.com/llumonline
http://jabalinamusica.com/
http://blacknoteclub.com/
Llum
Doble Pletina
Doble Pletina - "Hacer algo"
Doble Pletina - "Rendez-vous"
Doble Pletina - "Parque Jurásico"
Llum - "Tragón"
Llum - "No More Races"
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