Javier Álvarez – Deluxe PopClub. Valencia 21-03-14

Javier Álvarez – Deluxe PopClub. Valencia 21-03-14

Pasadas las fiestas falleras, Javier Álvarez prometía “quemar lo que quedara” en Valencia con su paso por el Deluxe PopClub. Quizás no “quemar” invocando a la destrucción de las llamas, sino cogiendo de la mano a la crítica y la ironía que ha caracterizado cada uno de sus trabajos, ya fuera como Javier Álvarez o embarcado en uno de esos inacabables proyectos que emprende. De re-encuentro con sus seguidores en la misma sala que ya se rindió a su legado hace solo 8 meses y anticipando esos 20 años que cumplirá “La edad del porvenir”, aquel primer single que sigue estando más que vigente en estos días de confrontación político-económico-social.

Con estas premisas en las expectativas de los asistentes, Javier Álvarez fue desmenuzando un conocido setlist en el que volvía a desnudar su propia trayectoria pero con la tranquilidad que da el estar seguro de ella misma. Con esa mirada del que ha pasado ya por todas sus letras, por todas sus composiciones, Álvarez volvía desprovisto de aderezos efectistas. Guitarra en mano de cantautor y palabras en boca de poeta... A medio camino entre el “bailautor” y el showman, Javier Álvarez celebraba esos casi 20 años de su primer trabajo con cortes como (la inevitable) “La edad del porvenir”, “Luna de menta”, “Piel de pantera” o “Credo”.

Un show en el que volvían a imperar el silencio y las vergüenzas que el respetable mostraba a la hora acompañar a las canciones. Frases apagadas que en algún momento guiaban los versos al propio Javier a modo de pista y la complicidad que emana desde el escenario en cualquiera de las facetas con las que se trasviste escénicamente. No solo los temas que han podido acompañarle en todos estos años (“Sunset Boulevard”, “Ya no te acuerdas de mí”, “Lover, lover, lover”, “Huí”...), sino también aquellos proyectos en los que se ha lanzado de cabeza, sea por la crisis, por el camino que decidió emprender un día o por sus inquietudes musicales.

“La Perra” y “Caña de azúcar” servirían de interludio “spoken word” para divagar por esos alter ego sonoros en los que también se ha convertido Álvarez. Es así como volvía a subir al escenario una versión sui generis de ese “Tirititrán” mutilado sin Nieves Arilla como la otra “mari” y sin poner reparos a que suene un playback enlatado, o a que “Ni na no” fuera acompañada de su propio videoclip. Recursos con los que Javier compone un discurso conceptual de todo el bagaje que ha ido adquiriendo en estos años, donde por supuesto no pueden faltar ni Abba ni Michael Jackson.

Referencias constantes, almenos por lo que a gustos musicales se refiere, en la pasión musical de Javier Álvarez. Desde el despedirse con las líneas finales del “Thank you for the music” hasta dar unas pinceladas de lo que será el homenaje que está preparando a la banda sueca el próximo 6 de abril en la sala Libertad 8 de Madrid (fecha en la que hace 40 años ganaron el festival de Eurovisión). Si en su anterior visita a la ciudad interpretó también esos 5 tempos de Michael Jackson en “They don't really care about us”, “I'll be there” o “Bad”, en esta ocasión invitó a recordar a Tracy Chapman por partida doble: su influencia a la hora de componer y ese “Talking about a revolution” sin aspavientos ni poses con el que iba despidiéndose de la sala. Y es que las palabras “revolución” o “crisis” esta noche cobraron una tonalidad tornasolada y positiva inseparable de la sonrisa de Javier.

Buenrrollo... ¿para qué más negatividad? Tanto que nos quedamos, casi como dogma de fe con una de las enseñanzas “zen” de la noche: “Hay que follar y bailar más”. Bailes como el que hizo que bajara del escenario y acabara en la calle a ritmo del “Loose Yourself to Dance” de Daft Punk, eso sí, sin que ninguno de los presentes osáramos acompañarle en catarsis colectiva como dirigidos por Alan Parker saliendo de la Escuela de Arte de Nueva York. Nos apuntamos el negativo y para la próxima prometemos salir a continuar el baile...

En definitiva, un concierto que solo podría tener lugar entre amigos, con la guitarra sin conectar y con la confianza que a veces puede generarse en una escenografía como la de esta noche. Música acompañada de las vivencias de Javier Álvarez y de sus proyectos más inmediatos, aunque de esto, amiguitos, ya os iremos informando con tranquilidad. Sed de vivir algo más que un concierto saciada para muchos de los presentes y ese positivismo que parece que rehuyen los cantautores (por su misma esencia) lanzado a nuestras caras sin avisar. Y como trasfondo, la humildad de un chico que quiere volver a ser “el Pablo Alborán que fue”, que aprendió a sobrevivir a su propio legado y a reinventarse a golpe de proyecto, garito, concierto e ilusión. Y como regalo de la noche, nos quedaremos con este “Credo” nada religioso que también aparecía en su primer disco editado.