The Jon Spencer Blues explosion dinamitarĂ¡ la sala Joy de Madrid

CULTURA INQUIETA cerrarĂ¡ el ciclo de 7 conciertos que componen su iniciativa cultural MADRID INQUIETA el 23 de Mayo, y lo hace a la grande. Jon Spencer Blues Explosion dinamitarĂ¡ la sala Joy Eslava de Madrid para deleite de sus seguidores. Ya se pasaron por España hace un par de años colgando el cartel de no hay billetes y ahora vuelven a la carga con su incendiario show.

No hay mejor sitio que una sala de aforo reducido como la Joy para disfrutar de este tipo de directos. El nombre de la banda ya nos da pistas de los que nos espera, rock garajero a discreciĂ³n, contundentes riffs elĂ©ctricos y duros golpes de baterĂ­a derechos al tĂ­mpano. MĂºsica sin pulidos ni contemplaciones que harĂ¡ pasar a los asistentes una sudorosa velada. The Jon Spencer Blues Explosion se formĂ³ en Nueva York a principios de los noventa y estĂ¡n considerados como los impulsores del punk blues. El grupo estĂ¡ compuesto por las guitarras salvajes de Jon Spencer y Judah Bauer y la baterĂ­a de ritmo infatigable de Russell Simins. El bajo no les hace falta para su cometido. En su mĂºsica podemos reconocer el blues sucio de los White Stripes, el rock clĂ¡sico de los Stones, las guitarras enrabietadas de los Black Keys y la juerga mĂ¡s gamberra de los Beastie Boys.

Su Ăºltimo disco, "Meat And Bones", publicado en 2012 tras un largo parĂ³n, sirviĂ³ para confirmar su estilo de base y alejarse de la experimentaciĂ³n de otros discos como “Damage” o “Plastic Fang”. Un Ă¡lbum donde el punk de los Stooges y el rythm n blues de Muddy Waters conviven en perfecta simbiosis. 
Este es el estilo que mejor les define y con el que quieren quedarse, han revitalizado y modernizado el blues resucitando este gĂ©nero en pleno siglo XXI, tarea mĂ¡s que loable, y que supone una revoluciĂ³n considerable en el panorama musical de nuestros tiempos.

DespuĂ©s de dos dĂ©cadas ejerciendo como hĂ©roes americanos del underground sobrevolando el mundo con frenĂ©ticos directos puede que las fuerzas no sean las mismas que atesoraban en los inicios de su andadura y puede que el factor sorpresa se haya quedado por el camino, pero no nos importa, el cuerpo nos pide marcha y ellos conectarĂ¡n sus rozadas guitarras elĂ©ctricas a potentes amplificadores para concedernos tal deseo.


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