Julián Maeso & Lipa – Sala Wah Wah. Valencia 14-06-14

Julián Maeso & Lipa – Sala Wah Wah. Valencia 14-06-14

No hace mucho que Julián Maeso pasaba por Valencia. Ya lo hizo en 2013 en la noche del Datura Folk presentando su primer trabajo en solitario, “Dreams are gone”, y más recientemente como uno de los Betrayers de Aurora García. Ahora no solo llega tras publicar “One way ticket to Saturn”, sino que lo hace acompañado de los músicos de la LIPA tras su paso por Liverpool. Y así es como la sala Wah Wah de Valencia brilló como Saturno en esta noche de soul elegante y americana reflejada en las composiciones de uno de los músicos más destacables del soul-funk-folk-country-y-lo-que-quiera de nuestra escena. En esta ocasión se centraba en los temas de su anterior trabajo,

“Dreams are gone”, porque en su mochila también estaban los 8 músicos de la LIPA que le acompañan por España estos días. Los alumnos de la LIPA (y así os contextualizamos un poco), la Liverpool Institute for Performing Arts, tienen la suerte de compartir escenario y concierto con artistas de aquí, que parten hacia Liverpool sin banda y son ellos los que suplen a los músicos. Un viaje de ida y vuelta ya que también, al igual que sucedió con Zahara, Coque Malla, Depedro o Carmen París (y en esta caso con Julián Maeso) para sus conciertos en España. Un intercambio en el que la Asociación de Artistas, la AIE, también es, afortunadamente, culpable y que con el toledano han sido 4 los conciertos que se han marcado: Madrid, Zaragoza y Valencia y esta noche de domingo Toledo. Mark Featherstone al frente de esta escuela y los nombres de Paul McCartney o George Harrison están en la base de la LIPA… y con eso os lo decimos todo…

El concierto comenzó de la forma más sencilla que podría comenzar. Antes de que los músicos subieran al escenario, antes de que Maeso les cediera los primeros compases a los chicos de la LIPA, la banda se dió un abrazo colectivo a las puertas del camerino. Como los futbolistas, como los amigos que se dan ánimos, como ese ritual trascendente de catarsis sonora. Julián Maeso no solo tomaría los roles de ese mister que vela por su equipo, sino que además, ya sobre el escenario, dirigiría en algunos momentos al resto de músicos. Julián Maeso (voz, Hammond), James Breckon (piano, saxo, guitarra), Lewis Allen (bajo), Marianne Ottersen (voz), Joshua Betley (trompeta, voz), Lara Simpson (violín), Andreas Voie (batería) y Robyn Wilkinson (cello), fueron capaces de transformar una noche normal, de cena y concierto, en esa nube por la que flotar y dejarse llevar sin anclajes ni corazas. Emoción y elegancia en un exquisito trabajo de depuración, no solo técnica, sino de esa que nos encanta, de la que sobrepasa los pentagramas y contagia a los asistentes en un aforo que tardó en despertar e ir tomando posiciones en la sala (la eterna crítica de qué es lo que pasa con el público de la ciudad que no responde a propuestas de calidad como esta).

Lo “curioso” de este concierto es que el repertorio no tenía nada que ver con el nuevo trabajo del toledano. Un setlist que se completaba con prácticamente todos los temas de ese Julian Maeso "Dreams Are Gone", quizás por la versatilidad que los temas dan a la hora de adaptarlos y darles ese giro de big band que algunos vistieron. Con ese “Daytona” instrumental los chicos de la LIPA introducían a Julián Maeso, que con “Give me strength” lo que en realidad hacía era “dar” fuerza a los asistentes. Temas como “Men and ladies”, “It's been a hard day”, “Far station” o “Little by little” se sucedían en un ejercicio de seducción casi vampírico, consiguiendo la catarsis final... pero de eso ya hablaremos...

Un concierto que fue armándose a medida que los temas se iban desarrollando, de la misma forma que el público fue entregándose poco a poco a la propuesta escénica de Julián Maeso. Así “We live in a shadow” o “Won't we come back for more?” sonaban con toda la sensualidad que el soul y los tintes folk y sureños de Maeso siempre permiten. Atrapar a los asistentes desde las entrañas a base de canciones redondas, tanto en la composición como en la ejecución, máxime si además contaba con los arreglos para la formación de Liverpool. Así llegaban “Won't we come back for more?”, “You'd better not hurt me again” o un “Be prepared to change your plan”.

Los músicos de la LIPA, centrados, casi sin dejarse llevar por la emoción interpretativa -sus no-sonrisas lo dicen todo-, demostraron que no solo pasaron por la escuela con ganas de música, sino que además con la avidez de verse envueltos en esta mini gira española junto a Maeso. Demasiado correctos en sus directos y directos a los corazones de los asistentes., destacamos el papel de Julián Maeso.

Julián Maeso es, con diferencia, el mejor organista de Hammond de nuestras tierras. Y aunque por momentos bromeara con la versatilidad de James Breckon (teclista, saxo, guitarra... y Hammond cuando Maeso se centraba en las 6 cuerdas), lo cierto es que ahonda en un instrumento marcadamente soul y más complejo de lo que parece (por lo que a su estructura se refiere). Pero Maeso no solo se quedó ante las teclas blanquinegras de su Hammond. A la guitarra en temas como “Far away” y sumergiéndo a los presentes en la aridez fronteriza del slide.

Y si algo más arriba os dejábamos caer lo de la “catarsis colectiva” a base de ese recorrido mántrico que la repetición siempre tiene con ese “...how to love how to live...”. No cabe duda de que los últimos temas de ese “Dreams are gone”, los que ya se situaban en zona de tiempo de descuento, fueron los que más animaron a los asistentes. Soul con “Tears come from you” y funk o “Missing but singing” para acabar con el “A hurricane is coming”, en una tríada de ritmo y de participación, no solo con el público. Además, la incorporación de Tim Pike al saxo en los tres últimos temas, consiguiendo que en ese “Missing but singing” hubiera algún solo de los músicos de la LIPA. Un final de big band destacable en el que la voz de Marianne Ottersen pasó por unos momentos a primer término. Un final in crescendo con el que dirigir y terminar de seducir a los interesados. Una pequeña big band que sonaba como la más grande, y un Julián Maeso a modo de chamán rítmico que guiaba cada uno de los pasos de los músicos.

Un final álgido lleno de ese buenrrollismo que tanto nos encanta defender en los conciertos y que permitió que gran parte de los asistentes terminara de entregarse, como si de un amante furtivo se tratara, a la propuesta de Julián Maeso. Uno de esos conciertos que acaban estallando y que nos dejan los pedazos de ese “Dreams are gone” paladeando en nuestras cabezas incluso tiempo después de haber llegado a casa. Un disco, el Hammond de Maeso y los alumnos de la LIPA para terminar segregando magia y ganas, muchas ganas, en todos los presentes. Ahora, a esperar que vuelva a pasar por la ciudad, pero esta vez para presentar “One way ticket to Saturn”. De momento, nos quedamos paladeando su paso por la sala Wah Wah con el videoclip del “It's been a hard day” que, con Maeso, se convertía en el día más “soft” de todos. Larga vida al soul...