Brigitte Laverne + Tortel. Sala
Matisse. Valencia, 27 – 12 – 2014
Ayer, en una de las fechas más
difíciles (las navideñas), la gira Un lugar llamado mundo
(patrocinada por, ejem, San Miguel, y dedicada a grupos
emergentes, aparecidos de una de tantas votaciones que suelen
circular por internet) aterrizaba de forma totalmente gratuita (lo
que es de loar) en Valencia, concretamente en la Sala
Matisse, con Brigitte Laverne y Tortel como
pilotos.
El día anterior ya habían pasado por
Barcelona, de donde procede Brigitte Laverne.
Afortunadamente, en la música no hay distancias (ay, ese lugar que
sí merece ser llamado mundo) ni fronteras, así que, en un homenaje
también a que las fronteras salvadas por la música también
franquean el tiempo, Brigitte Laverne nos desplegó, en apenas
siete cortes, su dream pop de aires retro y ochenteros, con los que la
catalana experimenta y divaga entre pasajes badalamentianos y otros
de raíces más puramente electrónicas y/o discotequeras (pero de
discotecas apreciables, digamos; no la típica morralla que inunda la
mayoría cada fin de semana).
Lo malo es que música basada a
conciencia en bases (valga la redundancia) rítmicas tan reiterativas
puede tener su momento paseando por la ciudad, en una fiesta
agradable en la que la música sea acompañante y no protagonista, o
quizás en la soledad de tu habitación, pero supongo que ayer no
incluía ese momento (hablo siempre particularmente, por supuesto,
que parece que cuando haces una crítica debes aclararlo una y otra
vez): la música de Brigitte acabó surcando un poco ese
temible mar de la indiferencia, aquel en el que las olas parecen
todas iguales, quizás algunas más grandes y otras más diminutas,
pero de las que sabes que ninguna te va a resultar realmente
peligrosa, ni excesivamente excitante. Las aguas más bravas empiezan
a carecer de sustancia y sopla la brisa de la aburrida monotonía.
Claro, en otro momento, cualquier otro día, como decía, te pones
las gafas de sol y te dejas mecer, disfrutando de la travesía, pero,
a tenor de la reacción del público (que acabó cayendo fuera de la
propuesta), a ver, ¿quién se quiere poner gafas de sol en la
oscuridad de una noche navideña?
Así pues, Tortel lo tenía
fácil para hacer más grácil el aire, y, ritmos mediterráneos
mediante, nos otorgó una de sus agradecidas entregas de pop cálido,
divertido y sin pretensiones. ¡Alto! Sin pretensiones, pero no
vacío: Tortel es uno de esos cantantes con buenas historias,
esos que darán su corazón a la gente que le presten, a cambio, sus
oídos. Tortel, después de haber girado por salas de toda
España con motivo de la publicación de su último y exitoso
álbum (aunque reconozco que me parece algo inferior a los dos
previos, precisamente por haber perdido un poco de brillo durante
parte del metraje del lp en su forma de cantar esas preciosas
historias de amor y desamor que jalonan su repertorio), recalaba en
Valencia entre muchos amigos (que formaban la gran mayoría
del público), en el último concierto que darán este año.
Acabo de decir que su último disco me
ha parecido (aunque muy correcto) sobredimensionado, pero, desde
luego, en directo han pegado, por fin, el estirón, y no veas cuánto
(creo que la última vez que los vi fue en la Sala Russafa,
justo antes de sacar La gran prueba). Defienden excelentemente
las canciones del álbum, con una mayor potencia y fluidez, pisando
de forma cada vez más acerada el escenario (y bajándose del escenario durante cualquier canción también), pero también han
encontrado la mejor versión de sus clásicos, ya sea “Los
cantantes”, “Entusiasmo” (que ayer sonó portentosa,
inolvidable) o “Entonces sí”. No sólo fue su último
concierto del año, también fue el mío (justo antes venía de otro
directo precioso, el de Clara Andrés, muy cerquita de la Sala
Matisse, en El Tornillo, concretamente, con el único
acompañamiento de su voz y su guitarra, sin micrófono, sin
amplificador... pero con un silencio mágico y reparador): eso es despedirnos por la puerta grande.
Por momentos así, ahora sí, entonces sí, ese lugar llamado música
es un mundo tan bonito, porque pasan los años y siempre puedes
confiar en ella y en sus cualidades sanadoras. Nos vemos en el 2015.
Más info:
Brigitte Laverne
Tortel
Tortel - La gran prueba
Tortel - Detrás de todo esto
Tortel - Entonces sí
Brigitte Laverne - Phoebe's Room
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