Del pop y otras obsesiones: hijos de Tent y abuelitas del invento.


Fotografía: Juan Terol http://juanterol.tumblr.com/

Tent fueron un grupo básico para entender el rock Valenciano que va desde los ochenta hasta nuestros días. Hoy varios de sus miembros se reúnen para formar "The Grannies", cuyo disco "01" (Comboi Records) presentan este sábado 28 de febrero en la Sala Matisse. 


Ah, los noventa... como en una nebulosa llegan a mí los recuerdos de los conciertos en Gasolinera, Raza, Arena o más tarde, el Roxy, las noches en Tranquilo Niebla, Barro, el Cobalto, Los Picapiedra, El Kana-Kapila, El Bésame Mucho, Asesino. Precisamente en uno de esos garitos circundantes de la Plaza del Cedro, uno de cuyo nombre, gracias a esa niebla que inunda mi memoria de la época, no logro acordarme ni remotamente, vi actuar por primera vez a Tent. Seguramente fue mi amigo Javi, quien por su amistad con David, bajista del grupo y antiguo miembro de los Canadienses, nos convenció para ir a ver a la nueva banda con la que estaba tocando.

Aquella noche tuve una rara revelación: Valencia no era tan páramo como yo pensaba que era (yo entonces era muy ignorante, igual que ahora). Creía que de ninguna manera un grupo autóctono podía ni siquiera acercarse a cualquiera que viniera de fuera, sobre todo, del extranjero. Lo que tenía delante aquella noche en ese garito tan pequeño que ni siquiera tenía tarima para las actuaciones no sólo se acercaba a los grupos extranjeros, sino que en gran medida, los superaba. Raro era contemplar en aquellos tiempos una manifestación de rock and roll tan sabia, tan vehemente y tan rotundamente cojonuda (por los cojones que le echaban). Para empezar, la banda contaba con un batería experto y de certera mano, junto al cual se situaba un hombre-terremoto llamado Txoni y armado con un kit de percusión, al que machacaba inmisericorde. Imaginaos la apisonadora sónica que por sí solos esos dos instrumentos formaban. Si a tal martilleo le añadimos un bajista que empastaba cual pegamento esa base rítmica, añadiendo además unas preciosas e imaginativas líneas melódicas, un tipo muy loco a la guitarra maltratándola como si le hubiera hecho algo muy malo y por último un hombre que se apoderaba del micro con la elegancia, la seguridad y la potencia de cualquiera de las estrellas de rock de los pósters, la combinación podemos decir que era ATÓMICA. Mi mente salió disparada en mil pedazos cuando tras los cuarenta minutos de actuación terminaron haciendo un estruendo ensordecedor y el tipo ese tan loco de la guitarra se situó tras la batería y saltó sobre ella en dirección al público, derribando la mitad del kit, por supuesto.

¿De dónde habían salido estos zumbados? ¿dónde se habían metido durante toda mi vida? La verdad es que no conocer la respuesta a esas preguntas me hacía merecedor de una gran colleja. Todos ellos eran legendarios militantes de la escena underground valenciana desde los ochenta. El más joven, David, ya he dicho que formó parte de los Canadienses, banda pionera del shoegazing en nuestras tierras, Jose, el batería, había formado parte de Inhibidos Quizás, y había coincidido en Fernando Pó con Ramón Mira, el loco furioso que maltrataba la guitarra, que a su vez había coincidido en Los Cangrejos con Pepe, el dandy del cantante, que había sido además miembro también de una banda tan mítica como los Scooters ¡Menudo currículum se gastaban los gachós! Por supuesto, al poco tiempo las cosas se les pusieron de cara, ganaron algunos concursos, grabaron un grandísimo disco que editó Caroline España en colaboración con Tranquilo Niebla (sí, los del garito de Cánovas tuvieron un sello y editaron a grandes bandas en él) y durante algún tiempo participaron, aunque no tanto como otros, de aquella explosión naranja que tanto se recuerda aún hoy y que dejó alguna buena música. Se sucedieron los festivales, los conciertos... una temporada de éxito, merecido, al contrario de lo que sucedía en algunos de los casos de aquella pretendida escena que tan meteóricamente aupaba a todo lo que remotamente sonara indie. Realmente Tent tenían una calidad peculiar. Sus canciones buceaban en lo clásico pero el resultado final siempre era fruto de una búsqueda del riesgo, de hacer algo propio y transgresor con los planteamientos más estándar. Tenían un sonido particular que los apartaba de los demás, eran gloriosamente diferentes y nada acomodados. Quizá por eso su primer largo no tuvo continuación en edición "oficial", por lo que en un alarde de "do it yourself" decidieron seguir ensayando y grabando, pero sólo editaban sus trabajos a nivel casero, para repartirlos entre los amigos que asistieran a sus escasos conciertos (a partir de aquí, sólo harían un concierto al año). Algo valiente, un corte de mangas a la industria establecida. Como no querían comulgar con ruedas de molino, se quedaron en un secreto a voces. Su carrera duró años (en la sombra) y los miembros de Tent eran realmente hermanos, por eso fue realmente difícil tomar la decisión de dejarlo tras tanto tiempo dando el callo, cuando ya no le vieron sentido a continuar, aunque la amistad -soy testigo- siempre ha seguido ahí. 

Como veis, todo un ejemplo a seguir para los que quieran aplicarse a sí mismos esa palabra tan bonita que es "auténtico", tan barata de utilizar, pero complicada de que cuando se pronuncie resulte creíble. Casi todos ellos siguieron dedicados a la música con diversas aventuras: David con Néstor Mir, Trinidad o Uncle Son, Jose con Someone Elses, al igual que Ramón, que estuvo un tiempo en esa banda y además ha compaginado con su labor de técnico de sonido y productor en su estudio de grabación "Sayonara" con su faceta solista como Hi-Lo-Ray o su alter-ego glamuroso, Carlo Bruno Jr. Sin embargo, Pepe, que posiblemente era el que más carrera llevaba a sus espaldas, decidió optar por "retirarse a los cuarteles de invierno" y dedicarse a la familia y a su profesión como técnico de sonido publicitario. 
Ilustración y diseño: Javier Lacasta http://alacasta.blogspot.com.es/

Pero claro, el gusanillo sigue ahí. La vocecilla interior que no cesa de soplarte canciones, partes de guitarra, alguna letra gamberra, martillea el cerebro hasta que uno tiene que claudicar y sacar todo eso al exterior. Eso hizo Pepe, de la noche a la mañana volvió a componer canciones, a maquetarlas y a enseñarlas a amigos. La cosa empezó a fraguarse y el paso evidente a tomar era contar con otros músicos para llevar todo eso a la vida. Qué mejor que sus antiguos hermanos de armas de Tent para afrontar la tarea de dar cuerpo a esas canciones que, tras algunos ensayos comenzaron a grabar de forma artesana, parte en casa de Pepe y parte en el estudio de Ramón (como véis, al final los cuatro Tent involucrados en esto). 

Como viejos lobos que son y en un alarde de sarcasmo decidieron llamarse The Grannies  (oficialmente "The Grannies Band", para diferenciar de una banda americana de igual nombre). De esta forma "las abuelitas" comenzaron a buscar una discográfica adecuada para editar el disco. Tras varias conversaciones infructíferas dieron con el bueno de José Antonio Comandant, todo un guerrillero del underground valenciano, que les fichó para su Comboi Records y al fin "01", que así se titula la criatura, puede ver la luz. Son canciones en las que se respira el espíritu de Tent, pero claro, no están tocando los cuatro y también es cierto que aquí las canciones son sólo de Pepe, con lo cual su personalidad es aquí prominente, sacando a la luz influencias claras que le han acompañado durante toda su vida: su gran amor por los Beatles y el beat y rhythm and blues en general de los 60, el rockabilly, el glam. Formatos clásicos que él transforma en frescas píldoras que se niegan a sonar nostálgicas. Todo lo contrario, parece mentira que estas abuelas del invento se descuelguen con once canciones así de urgentes y refrescantes. "You won't be like me", "A minute in the air", "My mother told me", la maravillosa "You"... hit tras hit

Fotografía: Juan Terol http://juanterol.tumblr.com/
The Grannies ya llevan algún tiempo moviendo estas canciones por los escenarios de Valencia, pero la gran noticia es que por fin este sábado 28 de febrero se presenta el disco de manera oficial nada menos que en la Sala Matisse. Sobre ese escenario tan veterano encontraremos a las tres abuelas: nada menos que David Campillos al bajo, José Montoro a los parches y por supuesto Pepe García del Real a la voz y guitarras. Junto a ellos, formando ya parte habitual de la banda de directo, dos lujazos más: Ramón Manzaneda (La Gran Alianza) a la guitarra y una de las voces femeninas más atómicas de la ciudad: Rebeca Ibañez (Nestor Mir, Uncle Son), a los coros. Nada más y nada menos que eso. El sábado tienen ustedes, como decían Nacha Pop, una cita con el rock and roll

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