Van de “Sold Out” a “Sold Out”. Desde hace meses no se
podían conseguir entradas en Granada. Se pusieron a la venta incluso las
localidades traseras al escenario, un sitio en el que nadie querría estar
normalmente, a no ser que las entradas estén ya agotadas y no haya otra forma
de verlos. Y ellos lo saben, y saben agradecerlo con un concierto de más de dos
horas de duración donde disfrutar de lo que podría definirse como toda la
historia musical del grupo, con sus grandes éxitos y sus canciones más intimistas,
tanto de su primer EP “Teletransporte”, como de los dos LPs posteriores “Magia
y efectos especiales” y “Agujeros de gusano”.
Son Izal. El
fenómeno musical de los dos últimos años. Un grupo que ha podido permitirse el
lujo de tener gira presentación, festivales “nudo” y despedidas de gira “desenlace”.
Esta vez, en Granada, era en el Manuel de Falla, un auditorio que en principio
no tenía las simpatías de quienes pensaban asistir (desplazarse hasta allí es
una verdadera odisea) pero que tenía un lado bueno, la posibilidad de que entre
el público hubiese menores que son, al fin y al cabo, la afición del mañana.
Que se lo digan si no, al pequeño de la tercera fila, el
joven protagonista de la noche que, a sus cinco años, se marchó del
auditorio baqueta en mano tras haber bailado más que ninguno de los presentes y
haber coreado casi todas las canciones de sus ídolos. Y no fue el único, en
noches así da gusto ver cómo los más pequeños se acercan al escenario y viven
el concierto con tanta intensidad que difícilmente olvidaran ese día en el
resto de sus vidas.
Sin dudas este ha
sido el concierto de Izal en el que la media del público ha sido más baja entre
niños y adolescentes que encontraron en esta noche la oportunidad de escuchar
el directo prácticamente todos los temas de los dos discos que tiene la banda
en su haber.
Porque si algo abundaba en la noche fue la emoción, desde la
salida del grupo entre una espesa capa de humo, con una intro que les permitía
ir acomodándose con sus instrumentos entre los aplausos de un público al que
Mikel incitó a levantarse de los asientos y empezar a saltar con los primeros
acordes de “Jenna Fischer” el tema elegido para romper el fuego con un público
que desde el principio ya estaba dándolo todo con el grupo antes de que la
gente despegara por completo con “Asuntos delicados”.
Una primera parte donde abundaron menos los “hits” de la
banda aunque entre los primeros temas no faltaron algunos como “Extraño regalo”,
uno de los más coreados por un público que demostró saberse bien sus canciones.
Caía también, en esa primera parte, algún tema adelanto del que será su
siguiente trabajo, para ir abriendo boca.
“Una duda razonable” para ir aplacando un poco los ánimos,
bajada paulatina del tono de los dos temas siguientes y salida del grupo del
escenario para volver a entrar al mismo con unas sillas colocadas para realzar
un acústico lleno de “Sueños lentos”, “A los que volveremos” y “Eco”. Temas
que, en palabras de Mikel, se piden mucho en los festivales pero allí no hay
tiempo material de interpretarlos.
En el grupo, Mikel Izal (guitarra y voz), un frontman con
carisma y buena voz a partes iguales, Alejandro Jordá (batería), Emanuel Pérez
"Gato" (bajo), Alberto Pérez (guitarra) e Iván Mella (teclados), una
formación que, desde 2010, ha visto llover mucho juntos.
En el Manuel de Falla, con la gente emocionada y
completamente volcada ya en esa segunda mitad de concierto, el acústico se
convertía en un momento memorable en el que los abrazos y los móviles en alto
remarcaban la sensación de intimidad que habían conseguido crear tanto con los
instrumentos como con la propia iluminación del espacio.
A partir de ahí estaba claro que tocaba levantar otra vez a
la gente para, esta vez, no dejar que nadie volviese a los asientos y sonaron,
como trallazos, todos los temas que uno espera que no falten en el setlist
porque, al fin y al cabo, está allí para escucharlos. Comenzando con “Magia y
efectos especiales” para seguir con “Hambre”, “Pánico práctico”, “Agujeros de
gusano” y “Qué bien”, compartiendo con el público estribillos y buen rollo,
conscientes de que a esas horas de la noche se había llegado el momento álgido
y difícilmente la banda o el público iban a dar más de lo que se había dado
hasta ese momento porque los coros, los gritos, las palmas y los aplausos eran
muestra suficiente de que en Granada, como en las demás ciudades por las que
han ido pasando, el público quiere y admira a este grupo que ha tenido un
despegue casi vertiginoso.
Luego llegaban los bises, la “Despedida”, más de dos horas
de concierto, muchas emociones y momentos para el recuerdo, “Prueba y error” y
un final, esperadísimo, con “La mujer de verde”, esa extraña mujer que les
acompaña desde el principio y que sigue siendo un misterio, como otros
misterios contenidos entre sus letras. Por delante les quedan aún cinco fechas
más para cerrar esta “Gira despedida de Agujeros de gusano” (seis tras anunciar
que en Zaragoza van a tener una segunda fecha) y después el grupo se encierra a
preparar nuevo disco. Un nuevo trabajo que, a la vista de lo que está pasando
en esta gira, se espera ya como agua de mayo.
Crónica: María Villa
Fotos: PerseFone
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