Vetusta Morla clausuró su gira La Deriva el pasado 21 de noviembre. Tras
colgar el cartel de “entradas agotadas” en prácticamente todos los conciertos
que habían dado, incluyendo cuatro shows consecutivos en La Riviera, la banda
decidió dar el salto desde las salas de conciertos a los grandes recintos como
es este Palacio de los Deportes, cambio que no les ha ido nada mal. En apenas
siete meses han ofrecido tres espectáculos en este emblemático recinto de la capital
de los cuales dos han sido lleno absoluto. ¿Qué razones han hecho triunfar así
a esta banda de nuestro panorama independiente? Las respuestas las encontramos en
este concierto y a continuación, os las contamos.
Antes de empezar el show, las
luces se apagaron y comenzaron a desfilar por una pantalla gigante las fechas y
lugares de los casi 80 conciertos que han dado los vetustos en esta gira que
también les ha llevado por Europa y América Latina. El concierto empezaba con
cierto retraso y ya se palpaba en el ambiente la impaciencia de las 15000 almas
que llenaban el recinto por escuchar sus canciones favoritas y que recibieron a
los músicos con un rugido atronador. Comenzaron a sonar las primeras notas de La Deriva seguidas de los primeros
versos cantados con tanta fuerza por el público que casi tapaban al cantante de
la banda. Desde el primer tema notamos unos nada casuales cambios en las letras
“he tenido tiempo de desdoblarme y ver mi rostro en vuestras vidas” o “familias de sirios
en sus manos frías” que no se verían reducidos solo a estos, pero que serían
difíciles de distinguir porque los asistentes estuvimos durante la mayor parte
del concierto cantando a pleno pulmón.
De esta forma entendimos que una
de las cosas que han hecho grandes a Vetusta Morla son sus canciones. Estos
temas muy personales, sinceros y con pocas estridencias se han abierto paso
entre la colección musical de un público muy extenso en muchos casos ajeno al
resto de la increíble escena independiente de nuestro país. Todas estas
canciones han sido ya asimiladas por el público y las sienten como propias.
Este sentimiento se mantendría durante la primera parte del concierto en la que
predominaron los temas más emblemáticos de su último disco como Golpe Maestro, La Mosca En Tu Pared o Fuego
y se haría todavía más patente cuando llegaran sus temas más clásicos como Lo Que Te Hace Grande, Copenhague o Sálvese Quien Pueda, ya considerados himnos de una generación.
Algunos de estos temas estuvieron adaptados a la sonoridad predominante en La Deriva a fin de dar coherencia a su
set list. El cambio que más se notó fue el de la melodía de piano tan
característica de Un Día en el Mundo
que fue cambiado por un riff de guitarra.
Tras un buen puñado de canciones,
pudimos apreciar otra de las razones por las que esta banda ha llegado a tener tal
repercusión: Su capacidad para interpretar sus temas de una forma impecable, no
es sólo gracias a las guitarras de Guille
Galván y Juanma Latorre que dan
el sonido “marca Vetusta” con la combinación minuciosa de sus pedales y
amplificadores, ni a las líneas de bajo de Álvaro
B. Bagglieto tan consistentes especialmente en este último disco. Tampoco
son responsables únicos de esto los ritmos de David “El Indio” siempre puntuales a cada nota y culpables en gran
parte de la variedad musical de la banda. Ni Jorge-hombre orquesta-González, esencial con sus arreglos
adicionales de percusión, teclados e instrumentos varios que dotan de color a
los temas de la banda. Ni tan siquiera lo es el incombustible Pucho, capaz de cantar los 25 temas del
concierto sin flaquear una sola nota mientras el público se quedaba sin voz. Ninguno de ellos despunta como virtuoso por
encima del resto. Es la unión de los seis lo que hace esa “magia” sobre el
escenario que exprime al máximo lo mejor de sus temas. Buen ejemplo de esto son
los temas más potentes de la banda que pudimos escuchar en la segunda mitad del
concierto. Esta potencia es conseguida sumando guitarras y bajos fuertes sin
ser ruidosos, percusión intensa basada más en timbales que en aporrear platos y
en una voz muy expresiva que canta a pleno pulmón y muy bien acompañada por los
coros. Gracias a todo esto, pudimos vibrar con El Hombre del Saco, Mapas,
La Cuadratura del Círculo o Valiente.
Además, a estas alturas del
concierto la banda invitó al escenario a un trío de viento metal que ya colaboró en la grabación de La Deriva y que sirvió para potenciar algunos de sus
temas más míticos. Gracias a ellos Saharabbey
Road fue más festiva que nunca y Maldita
Dulzura ganaría una nueva sonoridad que se nos antojó muy apropiada. Tras
el primer “bis” el trío volvería para crear una enorme Fiesta Mayor bailando y tocando sobre el escenario con el resto de
músicos como si de una verbena de pueblo se tratase y finalmente participarían
en Sonata Fantasma dotando al tema
de más emotividad de la que de por sí tiene. Y es que otra de las cosas que ha
hecho grandes a Vetusta Morla es que siempre han sabido rodearse de muy buenos
profesionales y no solo en lo musical, también a la hora de preparar el show. Gracias
a todos ellos, la puesta en escena del concierto fue de una calidad mayúscula.
Los juegos de luces estuvieron presentes en todo momento. Al principio los
numerosos focos traseros fueron tapados por una enorme tela blanca que en Golpe Maestro sirvió para proyectar las
sombras de los músicos al son de “robaron las linternas, la luz de las
cavernas…” Esta tela caería en el clímax de Cuarteles de Invierno liberando toda la intensidad lumínica que
tanto nos haría disfrutar en la segunda parte del concierto cuando llegaran los
temas más fuertes. No faltaron los bonitos visuales que fueron proyectándose a
modo de cine y que nos ayudarían a sumergirnos todavía más en la historia de las
canciones.
Cuando ya estábamos exhaustos tras
casi dos horas y cuarto de concierto, la
banda todavía aguantó el tipo para interpretar en un segundo “bis” su tema
Los Días Raros que sirvió de emotivo
broche final a un concierto muy intenso.
A modo de portavoz de la banda, Pucho
dio varios discursos a lo largo del concierto y pese a que se le nota cierta
timidez ante esta tarea, hizo llegar a la perfección el sentimiento de
agradecimiento de la banda a todos los asistentes y a todo el equipo técnico
que había hecho posible el show. También tuvo tiempo para reivindicar el
significado general de La Deriva de “el cambio como única herramienta para
mejorar”. Según él, todos iremos cambiando –incluido ellos- pero que eso no
debe verse como algo negativo. Es de suponer que estas palabras hagan
referencia a sus futuros trabajos pero ya pudimos comprobar en este concierto
al menos un cambio en el tono de la banda. Ocurrió durante el primer “bis”:
Cuando el escenario estaba vacío, subió a él un monstruo con cuernos y un solo ojo
sembrando el desconcierto general. Como si de un espontáneo se tratase, el
personal de seguridad se lo llevó entre risas y aplausos de los asistentes. A
día de hoy ya sabemos que la criatura se llama Chuma, es extraterrestre y
músico y mientras los Vetusta están de gira por Alemania, ha quedado bajo el
cuidado de Ale y Nita de Fuel Fandango. Esta información la hemos obtenido a
base de vídeos en sus redes sociales a modo de webserie. Lo cierto es que no esperábamos semejante
extravagancia por parte de esta banda pero tenemos que admitir que el bicho es
entrañable.
Para resumir el concierto nos
quedamos con la última palabra que dijo su cantante mientras, tras terminar el
show, el Palacio de los Deportes entero se vino abajo en aplausos y vítores por
enésima vez en la noche: “Brutal”.
Sin duda, el sentimiento fue
mutuo.
Redacción : Carlos Castaño
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