Las buenas impresiones que tenÃamos al escuchar el anterior
trabajo de Grushenka, ‘Técnicas subversivas’, no solo se confirman sino que se
amplÃan sobremanera en esta nueva colección de canciones agrupadas bajo el
epÃgrafe de ‘La insoportable levedad del ser’. Un tratado corregido y agrandado
bajo los mismos presupuestos que hasta ahora han basado su manera de entender
la música: básicamente pop de ribetes ensoñadores, leve aderezo de psicodelia y
factura sencilla y directa, con la sombra de Los Planetas o Dorian siempre bien
alargada sobre sus cabezas. Y no es que las comparaciones en este caso puedan
resultar doblemente odiosas, es que en ningún momento tenemos intención de
establecerlas.
Xavier Friedrich, el geniecillo que sigue siendo el alma mater del proyecto, ha escrito y
producido todas y cada una de las canciones del álbum, y la inestimable ayuda
de sus compañeros ha hecho que estas suenen frágiles y rotundas a la vez,
llenas de crescendos (muy conseguido el de ‘Un mundo feliz’, y muy New Order
también), teclados y guitarras cristalinas (‘Maltratarse y asustarse’, un
tÃtulo enorme, o ‘Viaje lisérgico’), rutilante brit-pop (‘La belleza interior’, perfectamente identificable con
cualquier banda post-Portishead salida de Bristol) y buenos intentos por crear
pop orquestal (en ‘Nueva era existencial’ no lo culminan, pero el conato bien
merece la escucha). En resumen, la habitual suma de trabajo y talento que les
sitúa en una buena casilla de salida de cara a futuros trabajos, pese a que
siguen estando a medio camino de varios sitios. Si bien evidencian un cambio de
sonido y nuevas pretensiones, la indefinición entre las bases noise que siempre tuvieron y el pop
juguetón de The Drums hace difÃcil que cualquier brújula pueda señalar su
ubicación exacta.
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