Si Lord Byron se colgase una guitarra eléctrica sería, más o menos, como
Igor Paskual el pasado viernes en el
teatro de CajaGranada. Poeta, a la vez que músico. Hombre de vasta cultura que dejó muy atrás las camisetas de leopardo de su época glam en Babylon Chat para ser reconocido como una de las guitarras con más personalidad, acompañando al que, confiesa, ahora no sólo es su “jefe” sino su amigo, Loquillo.
Llegó a Granada presentando su LP
“Tierra firme” (DRO/Warner Music), un disco de rock que da mucha importancia a las letras, a la elegancia y a la posibilidad de expresar todas las experiencias, los sentimientos y los conocimientos de un hombre fuera de lo común, un romántico del rock’n’roll que aún es capaz de vivir cada concierto como una oportunidad de acercamiento a su público, con el que conecta rápidamente y comparte cada momento de su actuación.
El trabajo grabado en Gijón junto a Carlos Stro y producito en “Estudios Fase 4” destila clase y sensibilidad, la propia de un músico que no se conforma con serlo, a pesar de que, como él mismo decía hace unos días en una entrevista de radio “soy músico porque gané un concurso de poesía y pude comprarme una guitarra, si no, seguiría leyendo poesía para unos cuantos”.
Tras su actitud y su amplitud cultural, este licenciado en Historia del Arte, columnista capaz de hablar lo mismo de fútbol que de música y autor de libros polémicos como “El Arte de Mentir” (Difácil, 2013) y el más reciente “Rugidos de Gato” (Efeeme, 2015), que es realmente una colección de artículos sobre música,
Igor Paskual esconde las vivencias de un hombre sensible, un lector que atesora grandes historias en su cabeza para luego ponerle música a la vida.
Acompañado de una banda de lujo, con Ángel Miguel, y Alejandro Blanco Fernández, Antón Ceballos y Carlos Stro y con unos cuantos puertos por delante para llegar a “Tierra firme” en Ferrol, Pontevedra, Bilbao, Pamplona, Córdoba, Sevilla, Huesca y Zaragoza, aunque seguro le quedarán fechas por confirmar en otras ciudades, Igor Paskual encara un gran momento en su carrera, con la nominación de este disco como mejor disco de rock para los premios AMAS.
Una lástima que el teatro, donde apenas se llegó a la cincuentena de personas, se viese tan vacío en una noche que podía haber sido referencia para un mundo de confluencias, donde poetas y músicos compartieran versos, historias y música. A pesar de todo, ese público, al que supo llegarle desde el principio, se mostró entregado desde el primer tema y esperó casi con ansia el momento en que, nuevamente, Igor interpretara ese “Carne Cruda” de nuestros 091 que ya había cantado con Babylon Chat y que le dio la oportunidad de compartir momento estelar con el bajista Alfonso Alcalá, otro músico al que es un lujo ver sobre el escenario.
Antes que él,
Daniel Sánchez intentaba calentar un ambiente marcado por la ausencia de público a esas horas, con algunos temas de “Cuerdas”, un trabajo que vio la luz a principios del pasado año y que recoge todo el bagaje musical y la experiencia de quince años de carrera en los que ha participado en múltiples proyectos aunque ninguno tan personal como éste.
Crónica: María Villa
Fotos: Enrique Arias
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