Perro, rabia y adrenalina en un bucle apremiante



El pasado viernes, los murcianos Perro, presentaron su segundo trabajo "Estudias, navajas" (Miel de Moscas, 2015) en la Sala 16 Toneladas. Su parada en Valencia dejó un directo caótico y arrollador; aplastando el acelerador, quemando ruedas, jugueteando con rabiosos vaivenes y sin usar el freno, nos condujeron en un bucle caótico y apremiante hacia un éxtasis frenético. 

Los valencianos Laverge, se encargaron de encender la mecha de una de las noches más incendiarias de la temporada. Una contundente y limpia entrega a través de una apisonadora perfectamente engrasada que nos arrojó a una tempestad sonora deslumbrante; a destacar la calidad de su sonido durante la actuación que repasó los cortes de su primer EP "Back To The Wild" y sacó a la luz, nuevas composiciones, todo ello bajo el respaldo de una puesta en escena impecable. Estimulantes propulsiones de stoner rock en en un viaje por carretera cargado de atmósfeas áridas y desérticas; una descarga eléctrica de altura la que nos dejaron Aitor Mateu (batería), Víctor Moya (voz, guitarra), Ignacio Aznar (bajo) y David Minton (guitarra). 


El fenómeno Perro sigue en constante crecimiento, así lo hemos podido ir comprobando en sus últimas visitas a la capital del Turia; bien cabe rememorar su paso por el Deleste Festival, ellos fueron los encargados de cerrar su primera jornada ofreciendo uno de sus directos más sugerentes. Su actitud irreverente deja de lado poses impostadas y se erige en una fórmula con un único resultado, que todos sus conciertos se conviertan en una fiesta. Un baile dislocado cantado a pleno pulmón a través de unas letras directas y singulares que, se convierten, por qué no, en himnos generacionales para sus fieles seguidores.

Guillermo (voz, bajo), Aarón (batería), Adrián (voz, bajo, guitarra) y Fran (batería), trituran su sonido en una batidora con ingredientes nutridos del punk, hardcore o math rock, entre otros, para sacar un buen jugo a la fuerza instrumental que les caracteriza. Agitan bien fuerte todo instrumento que se les ponga por delante con un continúo cambio de roles que, destapa la versatilidad que Perro prodiga. Su nuevo trabajo, es una buena muestra de ello, una nueva entrega que sigue la línea de su predecesor pero que avanza hacia una solidez en dónde se nota que el camino recorrido les ha servido para dar un nuevo salto, la evolución es palpable.

"Gran Ejemplo de Juventud" y "Viva el Porras", el pistoletazo de salida a un setlist que mostraría un reparto casi equitativo entre sus dos trabajos; las dos caras de la misma moneda o el antes y el después, vete tú a saber. Lo que sí podemos decir es que el primer disparo fue certero y efectivo: despegue coreado y ambiente caldeado. Con "Ediciones Reptiliano", las guitarras cogieron peso con esos acordes tan noventeros en una línea melódica marcada por un bajo, que prepondera más si cabe, en las nuevas composiciones. Guillermo no solo está más presente, también ha mutado arriba del escenario, con una pasmosa puesta en escena. Todo ello sazonado con la voz particular de Adrián y los coros pegadizos marca de la casa. En la misma senda sonaron cortes como "Catán", "Larry No Come" o "La Reina de Inglaterra", esta última, para no perder la costumbre, una de las canciones estrella de la noche. 

La base rítmica de Perro es un ejemplo de contundencia metódica con un efecto de enganche lisérgico esplendoroso. Dos baterías con una pegada de órdago que nos inyectan en vena una descarga adrenalínica; las mejores dosis nos las tomamos, con pogo incluido, en cortes como "Papi Papito Ñam Ñam","Cuñao, Cuñao, Cuñao" o "Droga Porro". "Azul Mayoría Absoluta", mostró un poco la cara crítica que ha dejado asomar la banda en "Estudias, Navajas", un corte que suena a subsuelo y salpica con dulzura irónica a cierta clase de gentes. Uno de los cortes más redondos del disco. 

Para la penúltima se guardaron “Olrait”, su primer single, que nos metió en un loop hipnótico con una estructura rociada de ritmos impulsivos y envolventes al más puro estilo math-rock que nos hace pensar en bandas como Betunizer. Para cerrar, como no, "Marlotina", el corte idóneo para resumir lo que suele pasar en un concierto de Perro, suciedad y desparpajo en tremendos setlists con un público más que entregado; masas fundidas en un baile extenuado marcado por el sudor, la locura y la rabia. Al fin y al cabo: Valencia es violencia, ¿No?

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