Uno de los conciertos que más veces se ha cambiado de fecha en nuestra ciudad (no por culpa de la sala ni de la artista, sino por las vicisitudes políticas que sufrimos desde hace años en el panorama musical granadino) ha sido precisamente en de la malagueña Anni B. Sweet que llegó, por fin, al escenario de la Sala Prince este sábado demostrando que la expectación creada era merecida.

Un rato antes de que se abriera la Prince  pudimos ver una larga cola que esperaba pacientemente en el exterior y, una vez dentro, ocupaba la totalidad del recinto para escuchar al grupo que se encargó de calentar el ambiente y hacer más plácida la espera, los granadinos Red Passenger, que llegan con nuevo trabajo bajo el brazo, recién salido del horno.


Envueltos en una densa nube de humo que apenas dejaba ver, a contraluz, el perfil de los integrantes del grupo recortado contra la densa niebla artificial y con un sonido que no terminó de ser nítido y no dejó disfrutar del todo de los temas de la banda, no se vinieron abajo en ningún momento y demostraron ser uno de los grupos que están renovando el panorama local con propuestas más que interesantes.

Tras ellos, y el consiguiente intermedio para cambiar instrumentos y afinar los de la banda que acompaña a la malagueña, una intro anunciaba la entrada de éstos en escena para tomar el relevo de los sonidos que iban creando ambiente y recibir, con todos ellos ya a toda máquina a una Anni B. Sweet que llegaba con ganas de disfrutar de la noche y hacernos disfrutar con su música.

No hubo más que ver cómo la recibieron sus fans para comprobar que la espera había merecido la pena, no sólo la de la propia puerta, sino la de estos meses en los que las circunstancias habían ido posponiendo el momento. También sumergida entre la espesa niebla (no terminamos de entender la necesidad de esconder a las bandas y artistas entre tanta densidad de humo) se la pudo entrever con una actitud entregada y satisfecha con el momento y una vez ahí, arropada por su gente y la gente de Granada, lo fácil era dejarse llevar y darlo todo.


Gratamente sorprendidos, asistimos a un espectáculo en el que “Chasing Illusions” cobra la fuerza del directo y transmite, como suele ocurrir a menudo, mucho más que en la escucha del disco. Quizás, artistas como ella, están hechos más para compartir el momento con su público que para el disfrute en solitario a través del cd o vinilo. El hecho es que esta chica se crece una vez sale a escena y hace que la gente disfrute de un gran concierto.


La “sorpresa” de la noche, si es que puede sorprender de alguna forma su presencia en el escenario, fue la aparición de Noni (Lori Meyers) con quien interpretó “Mi realidad” siendo recibido con cariño y un fuerte aplauso por los seguidores de Anne que, por supuesto, se sabían la letra completa de la canción y la cantaron a la vez que la pareja.


Y como el último trabajo de la artista no contiene temas suficientes para llenar de contenido algo más de hora y cuatro que pudimos disfrutar de su música aún pudimos escuchar temas de sus álbumes anteriores y marcharnos de allí con la sensación de que esta chica está creciendo mucho artísticamente y que en esta etapa de su vida se encuentra, quizás, en su mejor momento profesional.

Crónica y fotos: María Villa