El Ser Humano + Steven Munar. Deluxe
Pop Club. Valencia, 3 – 4 – 2016
Anoche, casi acabadas las fiestas de
Semana Santa, El Ser Humano presentaba su nuevo álbum, el
cuarto, “apropiadamente” llamado “3”, una pieza
maestra, la más poderosa de su discografía, que ha ido poco a poco,
con carácter anual, progresando hasta convertirse en una necesaria
colección de canciones pop, que se mueven en un curioso surrealismo
de una extraña ternura expresiva.
Y al presentarlo, con nueva banda y con
una energía arrolladora (ya la anterior la tenía) y capacidad de
transmisión comunicativa tremenda, El Ser Humano fue
basculando entre esas nuevas canciones y algunas de las mejores
canciones de su carrera. Éstas lo hacían en pequeñas variaciones
tan memorables como el tono country que aparecía en “Piedras”,
pero, sobre todo, se puedo apreciar que la inolvidable brisa fresca
de pop setentero que se cuela entre las rendijas de algunas de las
novedades (“Un Mystique”, “Stein”, “Elvis”)
también iba empapando algunos de sus clásicos, como, sin ir más
lejos, “Tu belleza, tú y yo”. Una ejecución prodigiosa y
una banda totalmente compenetrada hacían el resto, ofreciendo un
espectáculo lleno de ese buen rollo fundamental que siempre pregona
Gonzalo, alma de El Ser Humano. Eso sí, cuando empezaba
la música, tratábamos con un tema muy serio, tendente a la ironía,
pero de carisma inigualable. Sólo algún pequeño atropello a la
hora de los bises (ahora me subo ahora me bajo), y la ausencia de la
canción que cierra su último trabajo, “Tito”, cuando
hasta la gente la pedía en alto, empañaron un poco las excelencias
de la noche.
También la ironía era el vehículo
expresivo (y tan expresivo: posiblemente es uno de los músicos más
gesticulantes que he podido ver) que utilizaba el mallorquín Steven
Munar. Con su voz y sus actitudes de cantante folk pasado de
revoluciones, rozando la actuación de showman cuasi humorista tan
abundante en Estados Unidos (la Americana es el gran género al que
pertenecían sus peroratas sobre perdedores que se refugian en la
bebida mientras proclaman su mala suerte al Señor), logró
entretener en todo momento sólo con la compañía de su guitarra
acústica (sus treinta minutos parecieron cinco), un sonido soberbio
y un final vibrante en el que se unió parte de la banda de El Ser
Humano. Excelente.
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario