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lunes, mayo 16, 2016

091 Resurrección total en Granada (14/05/2016)


Fue la noche en la que la luna no salió tarde, esperó, tempranera la aparición de los grupos sobre el coso granadino para que tuviera lugar el comienzo de un concierto memorable. La noche, segunda noche, en la que los sueños de muchos granadinos, que llevaban pidiendo hace años que vuelvan los cero, se hacían realidad.

Veinte años fuera de los escenarios, muchas emociones por parte de sus seguidores y una sensación general de que esta vuelta era necesaria para unir, en un mismo sitio, a las distintas generaciones que fueron fans de los Cero en su momento, con los que se han hecho seguidores de ellos en los últimos años. Padres e hijos junto a un mismo escenario, histórico, enorme, acorde con el reconocimiento que no les hizo toda la justicia en su momento, como grupo imprescindible para entender la historia del rock granadino.

Se anunció como una Maniobra de resurrección y como tal, nos ha traído de vuelta a unos 091 por los que, si han pasado los años, ha sido para bien, para afianzarlos, templarlos y darles, por separado, con proyectos a la altura de sus miembros, la merecida fama que les ha situado un lugar privilegiado en el corazón de los granadinos.


Un grupo que también ha dado hijos, o sobrinos, en forma de bandas que siguen con firmeza la estela dejada por los cero, como es el caso de El hombre garabato, con quienes José Antonio García incluso grabó un disco en este interludio que han sido todos los proyectos que han llenado esta larga espera, en uno de los mejores conciertos de la banda hasta el momento.

Por eso, por esperarles veinte años y llenar la plaza de toros de Granada durante dos días consecutivos, José Antonio García expresó su agradecimiento a la fidelidad del público que no les había olvidado ni un solo día durante todo este tiempo. Con humildad y cercanía, como lo ha hecho durante el tiempo en el que los cero dormitaban, porque nunca habían muerto para Granada.

Algunos han dejado pasar una oportunidad única, aunque suponemos que lo mejor está por llegar. Soñamos con  ese final con "fuego en mi oficina" o la promesa de un evento enorme, gigantesco, rodeados de artistas invitados y homenajes. Pero el punto de inflexión lo han puesto este fin de semana, el lleno de este fin de semana, las vibraciones de este fin de semana, los nervios de este fin de semana, el reencuentro con Granada, con su público, este fin de semana. Quien no asistió este "nuevo" último concierto no sabrán la grandeza de su legado, no se identificará con ese vínculo de los que si poblaron esa plaza de toros cualquiera de los dos días. A esas personas les quedará el lamento de ver lo que fue este grupo para su gente en el sofá con el próximo dvd o vivirlo entre público - nada purista- en un próximo festival, nada que ver con asimilar la sensación con lo ocurrido esta noche en Granada para sus siempre seguidores.


A partir de ahí, un concierto de dos horas y media suponía un repaso a la historia musical de este grupo emblema que, favorecido por las tecnologías actuales, sonaba mejor que nunca si cabe. Una historia llena de himnos generacionales, de canciones imprescindibles ligadas a recuerdos de juventud, a recuerdos de un tiempo en el que la música fue el salvavidas de una generación castigada que, sin embargo, salió adelante a base de tesón y trabajo duro.

Por supuesto que no faltaron sus “Tormentas imaginarias”, ni “La noche que la luna salió tarde”, “La torre de la Vela”, “Espantapájaros”, ni “Nada es real”, ni “Mi sombra y yo”, ni “Qué fue del siglo XX”, estas últimas reservadas para unos generosos bises pero la trayectoria del grupo había sido tan larga y fructífera, y la espera tan larga, que todos y cada uno de los títulos incluidos en el completísimo setlist de la noche eran imprescindibles, de una forma u otra para las miles de almas que sintonizaron en la misma frecuencia de la banda durante esas intensas horas, eléctricas, de comunión grupo-público.


Podemos jactarnos de haber vivido la evolución de esta gira de retorno, de acompañarla desde su naciemiento en Logroño, haciendo parada en Madrid y completando el círculo en Granada. Circustancia que como fans nos ha permitido ver en perspectiva ese regreso, ver "formarse y asentarse" de nuevo el grupo, como si volvieran a nacer. En Logroño, cuando arrancó la gira fue muy emocionante, por los sentimientos y por redescubrir las canciones del último concierto en modo aleatorio. 

Eso sí, recuerdo ese ya lejano inicio de gira como el concierto de 1996 deconstruido. El hit más importante radioformulero "La calle del viento" repetían dos veces una misma estrofa, había modificaciones puntuales estéticas en el perro de "Sigue estando dios de nuestro lado" y es momento en que JA se quitó  las gafas de sol que no lo veía tan importante hasta descubrir que serían las amigas inseparables que daban oscuridad y lejanía a su gira hasta volver a quitarlas por sólo unos minutos en "Espantapájaros" en la cita de  Granada para luego volver a ponérselas, en ese instante, con la grada llena de luces, se produjo el momento de la comunión, de la comprensión extrema y la desnudez de sentimientos entre banda y público.

 En Madrid, ya habían introducido "En el laberinto" y "Nada es real", "Nubes con forma de pistola" (esta última canción acústica llegó a granada más pulida con Victor a la guitarra ), "Para impresionarte",  ese cambio en estribillo a segundo plano de "Este es Nuestro Tiempo" que ahora volvieron a encajar nuevamente con la original.

Las sorpresas más grandes fueron la verdadera canción que hace Bum! con permiso a "Qué fue del Siglo XX", esa última canción "sencilla" de "Nadie encuentra lo que busca", "Esperar la lluvia y "Si hay tormenta". Incorporaron nuevamente "Escenas de guerra", con una intensa iluminación de focos rojos sobre la plaza y "Baile de la desesperación"donde los que hemos desgastado ese Último concierto de Maracena recuperamos la versión de deshojando en vez de recogiendo margaritas, como en el disco original. También encajaron perfectamente "La calle del viento" pues como mencioné, repetían estrofas voluntariamente de su hit más radioformula...

Si hubiese incorporado alguna canción más de las anteriores citas para la treintena sería "Cementerio de Automóviles", quizás hubiese sido la canción relacionada con la noticia de más actualidad y que te podía devolver al año 2016, sólo unos segundos.


Horas en las que resarcirse de la ausencia, recordar lo que pudo ser y no fue, lo que ahora es y ya nadie les va a quitar de las manos. Dicen (incluso repiten) que “De Cero al Infinito” pero para los que lo hemos vivido a pie de escenario es mucho más que infinito, es el saberse parte de algo histórico en la ciudad, de poderlo contar a nuestros nietos a boca llena. La noche que la luna (no) salió tarde, yo estaba en la plaza, una plaza abarrotada y agradecida que vibró y esperó saltando, con el corazón en un puño, ese final apoteósico con el que 091 se despidieron recordándonos, por supuesto, que “La vida, qué mala es”. Aunque allí, con ellos, durante ese tiempo, fue menos mala. Indescriptible.

Sobre todo se ha hecho justicia, al menos en su ciudad y para su público. Estar en ese concierto, los que estuvieron antes y los que están ahora ha sido absolutamente pletórico. y responde finalemnte ¿por qué este grupo llena estadios y este no? Sinceramente ya da igual, lo que ocurra a partir de este fin de semana es otra historia diferente pues las piezas están en Granada.

091 lo tuvieron todo para triunfar, y lo conservan. Esta cuidada Maniobra de Resurrección le va a dar en todos los morros a este odioso negocio. Aunque de poco o nada sirva. No los merecemos. Verles de nuevo juntos es la hostia, me hace inmensamente feliz y a la vez, me siento como una puta mierda.” Tal Vez Radio


Crónica: María Villa y José Luis Alonso.
Fotos: FOL CONTRERAS y María Villa

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