Tres jóvenes músicos hablan para Alquimia Sonora sobre lo que significa querer subir a un escenario y grabar un disco. Entre cervezas y papas, gatas y guitarras, canciones e historias, ésto fue lo que nos contaron Néstor Rausell, Sergio Pastor y Javier Sáez. Puro esfuerzo e ilusión.
Alquimia
Sonora: Antes de entrar con las preguntas habladnos un poco de
vosotros y vuestra historia.
Sergio
Pastor: Mi
historia es, de momento, de corto recorrido. A pesar de que siempre
he compuesto canciones, no fue hasta hace un año medio cuando decidí
dar el paso para presentarlas (o presentarme) en sociedad con el
proyecto Pastore.
Siempre me he sentido más cómodo como oyente. De hecho, durante
todos estos años creo que esa ha sido mi gran experiencia: aprender
a través de la escucha. Sin embargo, un buen día surgió la canción
Bienvenida Estación,
que inauguró una fértil temporada compositiva. Presenté las
canciones en “Micros Abiertos” y comprobé que gustaban. Poco a
poco fui haciéndome hueco en bares y lugares donde la música es
bien recibida y escuchada. Di el paso definitivo gracias a Manolo
Tarancón, que me dio el empuje necesario para creer en mis
composiciones. Pasó de ser un referente a convertirse en un amigo.
Ahora estamos juntos en esto: grabando Reverdecer
y
cantando donde nos
dejan.
Néstor
Rausell: Nací en Valencia, en
el año 87, me crié en una casa en la que siempre estaban sonando
vinilos, que iban desde la canción popular española, hasta el rock
clásico anglosajón de los 60 o la psicodelia de algún disco
setentero. Desde muy pequeño gastaba mis pequeños ahorros en Cd´s
de música. Con 13 años rompí el cerdito y compré mi primera
guitarra, una acústica de dudosa calidad. Lo poco que sé de
guitarra lo aprendí solo. Con 19 años formé una banda de rock
junto a mis mejores amigos, cumpliendo así el "sueño juvenil"
que tantas veces habíamos guionizado entre balonazos en la calle y
noches por el Barrio del Carmen. La banda se llamaba Stuntmen,
y lo que sé hoy en día con respecto a la música y los escenarios,
lo aprendí allí. Estuvimos 5 años en activo, en los que hicimos
casi 50 actuaciones, llegando a tocar en Madrid y Barcelona. Lo más
importante es que seguimos siendo amigos. Empecé a trabajar con
20 años en una residencia de enfermos mentales, en la cual sigo,
compaginando siempre con estudios y música. A día de hoy, estoy
dónde quiero estar y haciendo la música que deseo. Tengo la suerte
de poderla plasmar junto a mi banda Néstor Rausell y Los
Impostores , proyecto que ya
supera el año de vida.
Javier
Sáez: Me
llamo Javier, tengo 33 años, la mitad horas de mi día a día la
dedico a trabajar de informático y la otra mitad a la música y a
los míos. Acabo de editar mi primer disco “Camina conmigo” y
estoy promocionándolo en una gira acústica en la que la mayoría de
fechas voy acompañado por el grandísimo Adrian Levi. Soy feliz.
A.S.:
Vuestros estilos, aunque diferentes, tienen en común que basculan
entre el rock más clásico y el folk. De hecho Néstor, sin
compartir banda, ha tocado en directo con Sergio y éste con Javier.
¿Qué creéis que es lo que os acerca y en que os sentís distintos?
Foto: Stella Blasco Berlanga
Javier
Sáez: Todos
utilizamos el lenguaje musical para transmitir un mensaje, de alguna
manera saciamos la necesidad de expresarnos de la mejor manera que
sabemos. Creo que todos los músicos tenemos en común esa adicción
a crear, a expresar y a sentir. Nos puede diferenciar el continente,
el envoltorio del mensaje pero el contenido creo que es universal,
hablamos de amor, de historias, de sentimientos, en definitiva del
ser humano. En el caso de nosotros tres creo que también tenemos en
común la ilusión y la inocencia del primerizo. Los tres
acabamos ( o estamos a punto ) de presentar trabajo discográfico
propio por primera vez.
Sergio
Pastor: Nuestro
nexo de unión más importante es el romanticismo hacia las
canciones. Aunque partimos de premisas diferentes a la hora de hacer
música, compartimos la querencia por levantar la canción desde
abajo, algo así como el trabajo de un artesano casero. Por otro
lado, también tenemos una amistad sólida y sentimos admiración los
unos por los otros. La primera vez que escuché a Javi cantar, hace
ya algunos años, supe que me iba a tener pillado el resto de mi
vida. Nos hicimos amigos al instante. Con Néstor tuve el mismo
sentimiento cuando nos conocimos este año pasado. Creo que aunque
nuestros estilos son diferentes, estamos unidos por muchas cosas
musicales y extramusicales. Todavía no he encontrado ninguna
diferencia notable en nosotros más allá de nuestros referentes o
grupos fetiche. Creo en la transversalidad de los estilos, en vasos
comunicantes que nos acercan más de lo que creemos. Pienso que no
estamos tan lejos de músicos de electrónica o Hip
Hop. Al final son
canciones o intentan serlo y ahí todos estamos en el mismo punto.
Néstor
Rausell: Creo que lo que nos
acerca es que defendemos canciones que cuentan verdad y que son muy
de piel, no "invertimos" demasiado en adornarlas con
efectos especiales. Creo que hay poco de pose en nuestras canciones.
Sáez y Pastore me parecen dos talentazos, dos grandes contadores de
historias, capaces de subirse a un escenario a sudar sus canciones
con la mera compañía de su guitarra acústica. Yo soy un animal de
banda, es quizá la diferencia que veo. Seguro que en el futuro haré
algunos conciertos sin banda.
A.S.:
Néstor comparte escenario con Los Impostores y sus directos suelen
ser con banda tradicional: guitarra, bajo y batería. Sergio y Javier
sois más de guitarra acústica y en solitario o con alguna
colaboración. ¿Hasta que punto optar por lo acústico es cuestión
de actitud o de economía de medios?
Foto: Stella Blasco Berlanga
Néstor
Rausell: En mi caso es cuestión
de economía de medios, o más bien, una vía distinta y más cercana
de llegar al oyente. Si tengo que elegir, me quedo sin duda con el
formato eléctrico, ya que, le hace más justicia a las canciones
Impostoras.
Sergio
Pastor: Yo
siempre prefiero tocar con alguien a hacerlo solo. Me divierto más,
las canciones mejoran y los conciertos resultan más amenos y
entretenidos. Es difícil conectar con un público que apenas sabe
de ti si vas solo con guitarra y voz. Con un disco a cuestas es más
sencillo defender esos formatos mínimos porque la gente conoce la
canción en su totalidad sonora. Aun así, el formato reducido es el
que más he puesto en práctica por circunstancias o “economía de
medios”, como dices en la pregunta. No obstante, me encantaría
tener una banda fija con la que recorrer
el país. Hace unos años ver a una artista de renombre solo con su
guitarra era algo casi exótico. Hoy en día vemos giras completas de
esos mismos artistas en formatos mínimos. Lamentablemente la música
sufre la crisis del mismo modo que cualquier otro gremio.
Javier
Sáez: En
mi caso, cuando grabé el disco, sólo tenía pensado dar un único
concierto, el de presentación. Recluté a todos los músicos
necesarios para poder interpretar Camina conmigo tal cual se
concibió. A las dos semanas justo del concierto de presentación
toqué de telonero para Alberto Amar y lo hice en formato acústico,
acompañado únicamente de mi guitarra, y me gustó muchísimo la
experiencia. Creo que fue en ese momento cuando me di cuenta que los
temas podían sostenerse por sí solos con una guitarra y una voz, y
además conectaban con el público de una manera mas intensa. Por
otra parte, es obvio que sale mucho mas rentable ir sólo que con 5
músicos, más sencillo y más barato.
A.S.:
La pregunta anterior nos lleva a cuestionarnos la función de las
salas y festivales que programan música en directo dentro de todo el
tinglado musical. ¿Qué veis de bueno y de malo en las situaciones
que como músicos tenéis que afrontar para ofrecer vuestra música
en vivo?
Foto: Stella Blasco Berlanga
Sergio
Pastor: Ese
es un tema peliagudo. La falta de entendimiento entre los músicos,
las salas, los programadores o promotores es sangrante. Cada uno
pelea por lo suyo cuando en realidad todos estamos en lo mismo. A
veces vas a tocar a lugares donde la música en directo tiene el
mismo valor para el bar que los gintonics
que sirven en la barra. Es un elemento más. En cambio, existen otros
lugares donde todo gira en torno a la actuación musical. Creo que es
un buen momento para acercar posturas y discutir propuestas con el
fin de avanzar en común. Leí hace poco a Nacho Vegas hablar sobre
este tipo de cosas con mucho desapego y decepción. Aun así, la
voluntad sigue vigente en algunos. Esta semana hay una primera
asamblea de músicos de Valencia para intentar resolver ciertos
aspectos básicos. Veremos si todos remamos hacia el mismo destino.
Javier Sáez: Lo
bueno es que hay variedad, hay muchos locales para tocar en acústico
y bastante salas para tocar en eléctrico y con volumen. Lo malo son
las condiciones acústicas de algunos de estos lugares, las malas
condiciones en las que se encuentra el equipo técnico de algunas
salas y los precios de alquiler de las salas grandes para tocar con
banda.
Néstor
Rausell: Intento ser positivo
al respecto de las oportunidades que tenemos los músicos para
ofrecer/interpretar en directo nuestras canciones. Últimamente veo
mucho movimiento, sobre todo a nivel de pequeños sitios en los que
poder tocar un sábado o un domingo, a una hora relajada de la tarde.
Es una buena vía que se está abriendo y que, espero, se torne
costumbre, ya que aporta cultura y llena de bandas sonoras ambulantes
nuestras calles. A nivel de salas grandes, en las que tocar en
eléctrico, he tocado prácticamente en todas, pero es más
complicado entrar en sus programaciones siendo "hijo de nadie".
No nos rendiremos, seguiremos peleando por hacernos un hueco en la
escena.
A.S.:
Parece que dentro de poco los menores de 16 podrán entrar a los
conciertos y algunas salas promueven la entrada gratuita para los
menores de 25. ¿Creéis que esto llevará al relevo generacional que
ya parece imprescindible? La edad media de los asiduos a conciertos
está en los treintaytantos...
Foto: Stella Blasco Berlanga
Javier
Sáez: Creo
que puede ser un buen principio para motivar el interés por la
cultura musical en los más jóvenes. La putada es que son muchos
años en los que la única oferta musical para los menores han sido
las discotecas “light”, y eso conlleva una inercia que puede
costar romper.
Sergio Pastor: Cualquier
iniciativa que permita el acceso libre a las salas con música en
directo es bienvenida. Miro hacia atrás y me veo a mí mismo en la
adolescencia de concierto en concierto. Para mí, se trata de un
aprendizaje fundamental a la hora de despertar la vocación musical. Creo que este tipo de inquietudes culturales se inician en casa,
con los padres. Considero imprescindible que en el hogar se pueda
tener contacto con cualquier rama artística. Como padre, tengo la
responsabilidad de dar a conocer a mis hijos aquello que les permita
formarse intelectualmente. Se puede aprender mucho más con
The Beatles que con los
jodidos “Cantajuegos”, que toman a los niños por idiotas. Estoy
en contacto con chicos y chicas de muchas edades debido a mi trabajo
y en la mayoría de los casos su cultura musical les viene dada por
la televisión o las redes sociales. Es un modo de contacto con la
música bastante distinto al que tuvimos nosotros, en el que se
prioriza la imagen frente al sonido. No creo que exista relevo
generacional claro o, al menos, no como lo esperamos. Los
nuevos oyentes no sienten la misma curiosidad que nosotros.
Néstor
Rausell: Tengo la sensación de
que las nuevas generaciones funcionan por tendencias, pero no tengo
tan claro si el amor por la música, y por presenciar conciertos en
directo, casa demasiado con la idea de seguirlas. El problema es más
hondo que todo eso, es a nivel de cultura musical en la sociedad, las
radio-fórmulas predominantes están podridas poniendo "música
chicle" o la misma cinta rancia a diario. Por contra, sí que me
parece una gran oportunidad para los padres interesados en convencer
a sus hijos de que un concierto puede ser mucho más excitante que un
botellón o que un videojuego. También habrá algún adolescente que
se haya salido del rebaño, algún lobo solitario al que le atraiga
la idea de investigar sobre bandas y biografías musicales, aunque
sea en Spotify, tengamos esperanza.
A.S.:
Hablando de jóvenes que se han criado de lleno en el mundo de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación y han vivido los
cambios que ha experimentado nuestras costumbres con los nuevos
medios digitales, ¿No creéis que la avalancha de información es
una de las responsables de esta atomización de los fenómenos, de
que todo se polarice entre éxito apabullante y artistas “marginales”
o “independientes”?
Foto: Stella Blasco Berlanga
Sergio
Pastor: Todos
nos aprovechamos de las redes. Son una herramienta útil para lograr
el máximo acercamiento a la gente interesada en tus propuestas. A
partir de ahí, cada cual puede medir de forma diferente el concepto
de éxito. Para mí, lo es tocar en mi ciudad en sitios llenos de
gente. Para otros, eso es poco o nada. El gran mal que las redes
sociales han potenciado es lo transitorio de las propuestas. El
célebre “aquí te pillo, aquí te mato”. Nada perdura realmente
porque todo está en constante actualización. Las mayoría de las
canciones carecen de valor emocional, por no hablar de los discos.
El arte, a través de las redes, ha dejado de ser perenne para
convertirse en algo accesorio o en una tendencia (por usar un
lenguaje al uso) de corto recorrido y fácil abandono.
Néstor
Rausell: Totalmente, pero el
individuo es capaz de ver eso y buscar una vía secundaria, por
desgracia menos transitada. Yo lo veo como un sistema de corderitos.
Si no estás en las redes envuelto de "me gusta" y
lameculos oportunistas, no eres nadie. La actitud imperante es
"enchufo la radio y lo que pongan es lo que hay, me sirve y no
busco mis verdaderos gustos musicales". La música es una gran
terapeuta y una gran compañera, nos ayuda a buscar, y a encontrar,
sensaciones y a comprender sentimientos. A fin de cuentas, es sin
duda el escenario perfecto dónde perderse y encontrarse. No todos la
sienten así, ni por asomo van a perder su tiempo en encontrar su
sonido o su lugar dentro de este arte.
Javier
Sáez: Yo
creo que para artistas noveles como nosotros es una herramienta muy
útil. Gracias a Facebook, YouTube, Bandcamp puedes llegar a
muchísima gente, algo impensable hace años cuando todo esto no
estaba y había que echar mano del correo postal y el boca a boca.
El inconveniente de todo esto es el rápido consumo, el romanticismo
nulo, cada vez somos menos los que hacemos ritual para escuchar un
vinilo y son más lo que van pasando de mp3 en mp3 a golpe de ratón
sin posibilidad de digerir lo que están escuchando.
A.S.:
En la parte del haber de las tecnologías digitales está el haber
abaratado, a veces hasta la gratuidad, todos los procesos relativos
con la música, llegando incluso a sustituir la cartelería por las
redes sociales, los fanzines por blogs, incluso el tradicional
estudio de grabación por el casero, sin olvidarnos de la ubicuidad
del cd y mp3 como formatos. ¿Cómo es vuestra relación amor/odio con
los medios digitales?
Foto: Stella Blasco Berlanga
Néstor
Rausell: Chaplin y Dylan ya nos
avisaron, cada uno a su manera, de que los tiempos cambian. Mi
relación es "adaptarme o morir". El avance tecnológico es
imparable y conviene adaptarse a estos tiempos de consumo urgente e
inmediato. Echo realmente de menos la ansiedad que generaba esperar
el lanzamiento en tienda de un disco, ir a comprarlo, desenvolverlo
por el camino y ponerlo en casa hasta que tu madre te llamase para
comer. No he perdido el hambre de devorar discos de principio a fin,
pero la disponibilidad de los mismos en tantas plataformas
digitales/Streaming y medios, hace que de manera irremediable pierda
cierto interés. Confieso que ya compro más discos por iTunes que en
formato físico.
Foto: Stella Blasco Berlanga
Javier Sáez: Como
he mencionado antes, para mí las tecnologías han sido una
herramienta fundamental. He utilizado programas de edición de video
para hacerme un videoclip, photoshop e illustrator para hacerme la
cartelería, aplicaciones de edición musical para componer y
arreglar mi disco antes de meterme en el estudio, Facebook para el
trabajo de promo, etc. Si no sabía hacer una cosa buscaba en
YouTube y me veía 40 tutoriales de cómo hacerlo hasta que aprendía.
En este caso la tecnología me ha ayudado muchísimo a darle forma a
mi proyecto musical.
Sergio Pastor: Times
are Changing casi a
diario. Todos los gremios se han adaptado a los nuevos formatos. Es
necesario para no quedarse rezagado o fuera de juego. Yo ahora compro
mucho menos discos que antes. Supongo que tengo otras prioridades.
Escucho mucha música a través de internet y de sus plataformas. Soy
seguidor de podcasts de gente de confianza y me dejo aconsejar. Dejé
de tener tanto aprecio por el formato físico de la música tras
encadenar una mudanza tras otra. Ahí me dije a mí mismo que había
que poner un límite. Hemos escuchado grandes discos procedentes de
estudios caseros que no tenían nada que envidiar a los grandes
estudios. La precariedad de medios en muchos casos fomenta la
creatividad y el inicio de nuevos caminos. Aun así veo todo este
enfrentamiento entre lo digital y lo analógico como una gran
balanza, la cual una veces oscila hacia un lado y las demás hacia el
otro. Se retroalimentan.
A.S. "Vinyl is killing mp3” está dejando de ser un meme gracioso para
convertirse en una realidad, quizá un poco exagerada, pero el vinilo
le está comiendo camino al cd a pasos agigantados. ¿Cuestión de
calidad de reproducción o puro romanticismo?
Néstor
Rausell: A y B son correctas.
Calidad de reproducción y romanticismo pueden coexistir. Viéndolo
de manera holística, es positivo que existan distintas vías, ya que
el resultado siempre es el mismo, escuchar música, no importa el
modo o formato.
Foto: Stella Blasco Berlanga
Sergio
Pastor: Vuelvo
a la respuesta de antes. Ambas posibilidades me parecen viables y
necesarias. Me gustaría tener la posibilidad de publicar mi disco en
formato vinilo y en cedé. El vinilo refuerza el arte del disco por
su tamaño físico y de algún modo cierra un trato con mi pasado
melómano. Sin embargo, el cedé es más práctico para viajar o ser
intercambiado.
Javier
Sáez: Un
poco de ambas. La calidad de sonido, el tamaño del propio vinilo y
del arte gráfico que también es parte de la propia obra.
A.S.:
A pesar de todos los problemas que afrontan a diario los músicos,
muchos más de los que hemos comentado, la necesidad de escenario
parece vital para todos. Afortunadamente a vosotros tres se os puede
ver con bastante frecuencia . Eso supone ilusión y renuncia a muchas
otras cosas ¿No?
Sergio
Pastor: Ninguno
de nosotros se dedica a la música por completo. Tenemos otros
trabajos, otras responsabilidades. Creo que no tenemos en mente vivir
de la música pero sí esperamos que la música siga viviendo en
nosotros. Es por eso que debemos medir muy bien nuestros pasos, pues
el tiempo que dedicamos a la música (a tocar, ensayar, componer...)
es limitado. Confieso que me resultan más gratificantes otros
aspectos de mi vida: podría dejar de tocar y no pasaría nada. Sin
embargo, no podría dejar de estar con mis hijos y amar a mi mujer.
Al final, la música se ha convertido en un adorno más de mi vida
pero tengo conciencia de que no es imprescindible. Últimamente he
estado tocando mucho por la ciudad. He aprendido más en un año que
en diez. He conocido a gente fantástica que me ha hecho sentir
arropado, con la que he sentido que mis canciones pueden sonar más
allá de las cuatro paredes de mi casa. He vivido momentos muy
íntimos en los escenarios. Recuerdo haber conectado con el público
a través de alguna canción y eso para un músico humilde como yo
equivale a escalar el K7 sin equipo. Ahora es el momento de
encerrarme a terminar el disco y cerrar la temporada de directos. Esa
es mi gran prioridad.
Javier
Sáez: Yo
no siento que esté renunciando a nada. Dedico el tiempo que quiero
en lo que quiero. Ahora mismo el nivel de ilusión es alto y eso se
traduce en motivación por buscar conciertos, y por lo tanto de tocar
bastante. A pesar de eso sigo teniendo tiempo para mi otro trabajo y
para mi familia.
Néstor
Rausell: Si algo tengo claro
es que ensayar sin fin, con horarios fijos y durante meses, para
luego tocar 3 o 4 veces al año, es una de las maneras perfectas para
inmolar a tu propia banda. El escenario es necesario para el músico.
Hay que tener medida con eso y dejar siempre un espacio a la
improvisación que genera el directo. Compaginar la música con mi
profesión me permite bajarme de ese tren tan intenso, y casi siempre
reconfortante, emocionalmente, al que puedo volverme a subir cuando
desee. La idea idílica de dedicarme por completo a la música me
aterra bastante. Es posible que de este modo afronte mi faceta
musical con mucha más ilusión. Si
de algún sitio es complicado bajarme, es de un escenario.
A.S.:
Os confieso que uno de los motivos por el que os citamos fue porque
los tres os encontráis en un momento creativo similar. Javier
publicó su debut en noviembre “Camina Conmigo”, un disco
excelente que ya habrá disfrutado mucha gente. Hace semanas, Néstor
Rausell y Los Impostores también publicaban su primer EP, “La
Espera”, que en su género es de lo mejor que hemos oído, Sergio
está acabando la grabación de su primer álbum. Para finalizar
¿Habéis recibido el feedback que esperabais y tú Sergio, cuál es
el que esperas encontrar?
Javier
Sáez: Yo
he recibido mas feedback del que esperaba. No tenía muchas
expectativas, el disco para mi era algo que hacía para mí y para
los más cercanos. Ha sido una sorpresa ver que ha gustado tanto y
que estén sucediendo tantas cosas desde que salió. Los medios han
tratado muy bien a “Camina conmigo” y el público me ha tratado
especialmente bien en todos los conciertos. Estoy más que feliz.
Foto: Stella Blasco Berlanga
Néstor
Rausell: Agradezco tus
palabras! No puedo quejarme de la acogida que ha tenido el reciente
Ep. Ha sido una apuesta en todos los aspectos, sincera y directa. Un
aperitivo de lo que está por venir. Estoy enamorado del disco de
Sáez y realmente feliz de haber tenido la posibilidad de conocerle
gracias a nuestra reunión. Todavía nos debemos un café. De Sergio
qué decir, es mi hermano del rock. Tiene un discazo entre manos, nos
va a pasar por la derecha, vestido de traje y con la mirada de
ganador tras las gafas de sol.
Sergio
Pastor: La
verdad es que no tengo ninguna expectativa concreta de la acogida que
puede tener el disco. Me siento cómodo con las canciones y con el
resultado que están teniendo en el estudio. Me conformaría con que
mis amigos y familiares se pusieran el disco en casa y tararearan
alguna de las melodías. Más allá de eso, cualquier cosa será
bienvenida. Espero seguir haciendo canciones y tocando en directo,
además de realizar una presentación solemne del disco. De momento
todo son castillos en el aire, y yo me siento más que pagado con
todo lo que he hecho hasta ahora. El disco es el cierre perfecto para
todo este año de canciones.
FOTOGRAFÍAS: Stella Blasco Berlanga
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