Han crecido tanto como lo han ido haciendo los recintos que han elegido para alojar sus conciertos. Atrás quedan sus pasos, nada multitudinarios, por Polaroid, de ahí a Planta Baja, al Auditorio Manuel de Falla, Industrial Copera, participación en los dos grandes festivales granadinos (tripitiendo en el Alhambra/Granada Sound) y de ahí a colgar el “sold out” en el Palacio de Deportes, con más de seis mil personas, hazaña que ni Bob Dylan consiguió hace unos años.
Han crecido tanto que sus grandes hits ya no pueden revisarse en una hora, sino que hacen falta más de dos horas para dar la vuelta a tantos y tantos temas cuyas letras corean de principio a fin todos sus seguidores. Y es que Izal es el gran fenómeno del indie nacional de los últimos años y eso, se nota.
Entre ellas, un sorprendente sketch donde Alberto (guitarra) y Mikel “interpretan” la última y archiconocida escena de “Lo que el viento se llevó” y dan paso a “Hacia el norte” con el ‘Francamente, querida, me importa un bledo’. Un toque de humor en un concierto que no empezó con el prólogo de “Copacabana” sino que comenzó rescatando temas de sus dos primeros álbumes, unos completos, siempre acompañados por las voces del público, otros fragmentados, como para dejar constancia de que siguen acordándose de ellos.
El momento homenaje, vivido justo antes de que se abrieran las oscuras cortinas, un nada casual último tema elegido para dar paso a la banda, el “LN Granada” que, como ya avisó Mikel durante la firma de libros del jueves, no iban a hacer esta vez en directo. Pero, siendo esta ciudad y sabiendo del enorme cariño que tenemos aquí al tema y a sus autores, dejar que sonara antes del comienzo del concierto era, sin dudas, un detalle que supieron agradecer los fans de ambas formaciones.
Y, entre un popurrí de sus propios temas, algunos de los imprescindibles sonaron para dar paso a los momentos de auténtica entrega y fascinación por parte del público, temas como “La mujer de verde” que iluminó el palacio en ese refrescante color, o “Pequeña gran revolución” que tampoco faltó entre todos los que no se podían quedar en el tintero. Son tantos, hoy por hoy, los imprescindibles, que la única manera de no defraudar a nadie era precisamente esa, el mix y el paso de puntillas por una parte de ellos.
No fue, hasta el final, cuando vimos dibujarse, en las pantallas, ese fondo de "Copacabana" que por supuesto, tenía que dar paso al famoso prólogo de "Antes de nada, dejaremos claras, las páginas que nos importan" para introducir el tema que da título al disco y a la gira. Y también en las pantallas, momentos "litúrgicos" en los que unas vidrieras catedralicias (que nos recordaron a algunos conciertos de Standstill) sumergieran al público, más si cabe, en esa comunión banda-fans que tan bien les está funcionando.
Entre medias, las explicaciones de Mikel, el agradecimiento, los recuerdos a todos los momentos vividos en esta ciudad, los proyectos, las referencias a sus anteriores visitas a Granada y, como regalo y premio a la fidelidad demostrada, estreno (aunque ya ha sonado en sus anteriores conciertos despedida) de uno de los temas que formará parte de su próximo álbum, un “Ruido blanco” que, como el propio Mikel resaltó, ya había gente que se sabía porque hoy en día, los vídeos y las redes, no permiten guardar secretos.
Unos bises ajustados al guión y un final de fiesta, que esta vez sí fue tal como lo esperábamos, con “El baile” y una explosión de serpentinas y confeti blanco para poner punto final a esta etapa y dejarnos en espera de su siguiente y ya esperadísimo trabajo. Después de esto, un paréntesis en el que seguramente, en cada festival, aunque sea sin ellos “A los locos, nos verán bailando”.
Crónica y fotos: María Villa
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