Julián Maeso en Planta Baja (5 /2/2017)

Julián Maeso sorprende en Planta Baja


 A algunos granadinos los SS.MM. los magos de oriente les trajeron un inesperado regalo muy acorde con las fechas, un concierto sorpresa de Julián Maeso, uno de los artistas más valorados en la actualidad musical. Se anunció casi de la noche a la mañana, sorprendiendo a quienes solemos estar pendientes de la agenda local pero supliendo con encanto la premura en la preparación del evento. Al entrar a Planta Baja ya era evidente que nos íbamos a encontrar con un concierto diferente. Mesas y sillas dispuestas junto a un escenario ante el que normalmente se viene a bailar con los grupos, adornadas por luces de colores y con blues y soul para esperar, cerveza en mano, la aparición del artista. El ambiente, ya de por sí, prometía sorpresas. Y por supuesto, Julián Maeso no defraudó a una audiencia no multitudinaria pero sí de calidad, que se metió de lleno en el ambiente creado por la sala para este concierto tan improvisado como cargado de complicidad por parte del cantante. Si bien Maeso se encuentra en plena gira presentación de su último trabajo, "Somewhere Somehow", a Granada llegó repasando sus dos anteriores trabajos y versionando algunos de sus músicos favoritos ante un público que, si bien se sintió sorprendido por el formato del concierto, recibió de muy buen grado toda la "experimentación" y virajes hacia la electrónica así como las novedades que tenía preparadas sobre el escenario. A base de teclados, guitarras y batería, en la que le acompañó un rato Jose Uribe (Eskorzo) y una herramienta que convierte a cualquier hombre en una orquesta (el loop), así como el acompañamiento en la voz de una amiga del cantante también en un par de temas, se valió bien él solo para montar un show muy a su medida mucho menos encorsetado, más improvisado y más cargado de 'soul' que lo que normalmente acostumbra a hacer sobre los escenarios. Mucha conexión con el público, al que encargó el acompañamiento rítmico con panderetas que él mismo repartió, en hora y media de espectáculo donde el artista dio rienda suelta a su imaginación a base de buena música y momentos en los que su lado más humano y menos ensayado salían a flote con espontaneidad porque, si estábais acostumbrados a verle en un espectáculo medido al milímetro donde la ejecución musical era lo más importante, el concierto del sábado fue, sin dudas, uno de los más cercanos y desinhibidos que el artista haya realizado últimamente.
Crónica y fotos: María Villa

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