La entente formada por Los Coronas y Arizona Baby perfecciona su fórmula y suena apasionada en directo. Más cerca ahora del pop español de toda la vida que de las músicas americanas, la presentación de su nuevo disco en Córdoba fue rotunda y divertida.
El secreto está en tocar hasta desesperar. Y afortunadamente
el momento del fin o el fantasma del hartazgo aún parecen lejos de asomar por
el horizonte artístico de una banda que en realidad son dos, un ente bicéfalo
que plasma su poder en siete músicos como siete soles, engarzando piezas
procedentes de raíces cercanas y nutrientes vitamínicos que se complementan en
una dieta rica además en fibra. Ese es el secreto, no darse nunca por vencidos,
y en el alma de Corizonas late un espíritu combativo que se acentúa cada vez
más tanto en disco como en directo. En una de las paradas andaluzas de su
actual gira consiguieron que el más de medio aforo que consiguió la cordobesa sala
Hangar no parase de bailar, corear y agitar cuerpos y conciencias al rebufo de
unas melodías más que logradas y efectivas, por lo que pudimos comprobar desde
la primera línea de combate.
No se
trata de un combo de amiguetes, que también, que se unen de vez en cuando para
probar la capacidad de diversión que les proporcionan sus respectivos
instrumentos, sino que después de lo a gusto que se quedaron (y nos quedamos)
con ‘The news today’, su primer y ya interesante disco, han decidido que Los
Coronas y Arizona Baby tienen demasiados puntos en común como para dejar que el
tiempo aumente una supuesta distancia que no existe entre ellos. A esas líneas
paralelas y tangentes recurren para explayarse, ya con la voz de Javier Vielba
(o El Meister o el predicador de las causas aún no del todo perdidas)
expresando sus cosas en castellano, en la presentación de ‘Nueva dimensión
vital’, un álbum lleno de melodías y encuentros esporádicos con el country, el folk y básicamente el pop de
toda la vida. Tocado, eso sí, con todo lujo de detalles y llenando las
canciones de matices y rincones que igual la primera vez que las escuchas no
acabas de pillar. Si a ‘Run to the river’, ‘The falcon sleeps tonight’ o el
himno ‘Hey hey hey (the news today)’ se le coge pronto el punto por su clara
tendencia a la música americana de siempre, a las recientes enmiendas de ‘La
cuerda que nos dan’, ‘Vivir y no pensar’, ‘Luces azules’ o ‘Las paredes bailan’
debes mirarlas bajo una luz distinta, más enfocada a las preocupaciones
estilísticas de grupos grandes que lo fueron todo hace varias décadas (El
Último de la Fila o Gabinete Caligari, de quien recuperan ese clásico oculto y
maravilloso llamado ‘Malditos refranes’) y a los que miran sin complejos para
cubrirse de inspiración. Los que aún veían a Corizonas como una banda de música
campestre y desenfadada pueden ir celebrando su decepción.
No
podemos olvidar que el otro pie para que la cosa tenga suficiente estabilidad
es el del enorme Fernando Pardo, nunca bastante bien ponderado como líder de
una institución como es Sex Museum, y que el flanco izquierdo lo cierra Rubén
Marrón, el hippy de las mil guitarras que pone el aliento en cada acorde que
les saca. Al fondo, Roberto “Loza” Lozano, al que presentan como el “batería
suplente” –si es cierto, cómo sería el titular- nutre de combustible a la
máquina que diseñan al lado derecho las líneas de bajo de Javier Vacas, los
solos de David Krahe y las trompetas siempre necesarias de Yevhen Riechkalov,
apuntando a territorios fronterizos a los que también les gusta acercarse sin
miramientos. Con ‘I wanna believe’, por citar solo uno de esos varios momentos,
lo hacen con fortuna, y cuando en los bises giran hacia la canción italiana en ‘Piangi
con me’ no resultan ni forzados ni caprichosos. Es otro de sus puntos a favor,
como elegir para completar el correspondiente capítulo de versiones el ‘Wish
you were here’ de Pink Floyd (perdiendo empaque pero ganando inmediatez) y el ‘Supernaut’
de Black Sabbath (sí, aunque no lo parezca les encanta el rock duro). Por eso y
por otras muchas razones ver un concierto suyo no es solo poder mezclarte con
desconocidos y gritar juntos que ‘Todo va bien’, sino admirar la unión total de
unos músicos y la fuerza derivada de ella. Se ríen, bromean, cogen el cencerro
y se pasean entre la gente para demostrar que están como un ídem y dan la
impresión de que sí, que la música no puede olvidar jamás su primera pulsión de
elemento para entretener a las masas.
Si Corizonas han
sido uno de los nombres más repetidos en festivales de aquí y allá durante los últimos
meses y no se cansan de tocar en salas dos o tres veces por semana es por una
razón muy sencilla, y todo se reduce a la misma eterna cuestión: no abandonar.
Vivir haciendo lo que más te gusta y hacer un poco más felices a los demás
mientras lo haces es un privilegio para todos.
Texto: JJ Stone
Fotografías: Raisa McCartney
Más info:
http://corizonas.com/
http://loscoronas.com/
http://www.subterfuge.com/artistas/arizona-baby
https://es-es.facebook.com/Hangarcordoba/
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario