Si a veces echamos en falta conciertos en los que algo se remueva por dentro, sin dudas, uno de Havalina produce ese efecto en el público. Presentando su último trabajo, “Muerdesombra” es un mordisco real, en plena yugular, desangrado inmediato. El lugar, un BoogaClub que exhibió todas sus posibilidades de sonido (lástima que no las de luces, por poner un pero –muy granaÃno esto último- al concierto). Sin sorpresas, porque la calidad indiscutible de los discos y la producción e este grupo, liderado por un Manuel Cabezalà que parece haberse fundido con su instrumento hasta el punto de ser una especie de centauro mitad hombre, mitad guitarra.
Pocas veces se disfrutan puestas en escena de una calidad tan alta en la que poder disfrutar de la escucha equilibrada y placentera de un tipo de música que, a veces, llevada al directo, se encuentra con las dificultades propias del formato y resulta estridente. No fue este el caso, sino todo lo contrario, una exhibición de poderÃo musical que fue desde las atmósferas más progresivas de “Abismoide” a los tormentosos y riff de “Alta tormenta I” y “Alta tormenta II”. Se notó, y asà lo expresó CabezalÃ, que la última vez que pasaron por Granada se quedaron con ganas de más, en formato festival, y sin tiempo para completar el setlist que ellos hubieran deseado, Havalina pudo resarcirse de esa ‘espinita’ con dos horas de interpretación intensa y bien desarrollada para ir en un ‘crescendo’ que para ellos es el estado natural de su música.
Un paseo por sus “Islas de cemento” un disco que ya dejó el listón muy alto y visita también a su “Imperfección” del que no faltó el tema homónimo ni tampoco “Incursiones”, para ir tocando un poco de aquà y otro de allá, un total de veinte temazos, bises incluidos, en los que escuchamos “Norte”, “Sueños de esquimal” y finalmente, “El estruendo”, con el que terminaron un concierto que no tuvo momentos de bajada y se mantuvo todo el tiempo en todo lo alto. Impecable y precisa lÃnea de bajo que, con su presencia permanente a la vez que sutil iba remarcando unas percusiones que redondean los temas. Ambos, ponen el énfasis imprescindible para poder permitirse que ser un ‘power trÃo’ que suena como si hubiese más músicos sobre el escenario, permitiendo a sus fans, no masivos pero sà cada vez más numerosos, disfrutar del espectáculo que uno quiere ver cuándo va a escuchar a Havalina.
Antes que ellos, Lázaro, teloneros vinculados con fuertes lazos a Havalina, abrieron una noche en la que fueron una agradable sorpresa para quienes no les habÃamos escuchado aún. La banda, producida por Cabezalà (que interpretó con ellos uno de los temas), presentaba “Soles y pingüinos” (2016 -La Cúpula Music), un trabajo con el que demostraron que una buena estructura musical y una instrumentación variada funcionan de lujo cuando los temas se han trabajado a conciencia y se llevan a escena con seguridad y un material a la altura.
La banda, formada por Juan Manuel Padilla, Rafael Revelles, Iris Banegas y Nieves Lázaro se perfila como una de las bandas con proyección que no debemos perder de vista, sobre todo sabiendo quién está tras la producción y los estándares de calidad que imprime Cabezalà a sus producciones.
Crónica y fotos: MarÃa Villa
0 Comentarios
¡Comparte tu opinión!
Esperamos tu comentario