Tachenko y Las Odio presentaron sus respectivos trabajos en La Rambleta de Valencia. Los zaragozanos hicieron gala de oficio y un puñado de canciones ya convertidas en himnos del pop en castellano, precedidos por el cuarteto madrileño y la presentación de su prometedor album de debut "Futuras Esposas".
Una incomprensible media entrada acogÃa el pasado sábado en La Rambleta el estreno del último trabajo de los zaragozanos Tachenko, “Misterios de la canción ligera”, en el que desnudan en pos del formato acústico algunos temas de su ya larga carrera. A pesar de contar con pocas novedades en su repertorio (el disco cuenta con dos temas nuevos), se nos ofrecÃa la oportunidad de disfrutar de nuevo de una banda con extremo oficio que ya se sitúa, por derecho propio, como uno de los estandartes del pop de autor de nuestro paÃs.
Sebas Puente y Sergio Vinadé se completan y complementan en un tandem creativo de melodÃas y versos que encuentran la conjunción perfecta en la unión de esas dos voces poseedoras del poder de macerar himnos persistentes bañados de aparente sencillez. Es la dificultad de lo aparentemente sencillo; parir canciones de luminoso pop repleto de matices, sin caer en la grandilocuencia ni en las estridencias ocasionales de la industria, todo ello envuelto con mayor lucidez si cabe por el trabajo de una banda que posee unas individualidades magnÃficas.
Nos repetiremos al hablar de oficio, pero la baterÃa de Alfonso Luna, el bajo de David “Liborio” GarcÃa y los teclados del casi debutante con Tachenko Guillermo GarcÃa dan para recrearse en la puesta en práctica de esa búsqueda de los misterios de la canción ligera que parecen tan cerca de desentrañar.
Nos repetiremos al hablar de oficio, pero la baterÃa de Alfonso Luna, el bajo de David “Liborio” GarcÃa y los teclados del casi debutante con Tachenko Guillermo GarcÃa dan para recrearse en la puesta en práctica de esa búsqueda de los misterios de la canción ligera que parecen tan cerca de desentrañar.
En esta gira se combina el formato banda, con el quinteto eléctrico sobre el escenario, y las versiones en acústico que justifican su último trabajo. Sà es cierto que se le da menor peso al acústico de lo que pudiéramos prever, pero los pocos temas interpretados de esta guisa contienen grandes dosis de delicadeza y una oportunidad de contemplar las dotes de Vinadé y Puente a la guitarra. “Nuestra especialidad”, (a la que se sumó Guillermo GarcÃa al teclado) y “Armagedón”, son los dos temas que ya hemos recibido en este formato y que provocaron el silencio absoluto entre los asistentes. Sin embargo, el verdadero regalo vino algo más tarde, para nostálgicos y descreÃdos, para “fans” de Sergio Algora y Sergio Vinadé, para todo aquel que tenga la memoria imbricada en un par de décadas atrás y en la genialidad de ambos. Ambos interpretaron “Lourdes”, de los extintos El Niño Gusano, con ese verso grabado en los que allà estábamos: “Me queda un minuto para ser solo labios ya”.
Además, Tachenko hicieron gala de un amplio repertorio incapaz de dejar descontento a nadie; con un sonido impecable fueron desfilando temas más pausados como “Otras vidas” (con los teclados aportando nuevas sonoridades y ese cambio de ritmo final), “TÃrame a un volcán”, “La Resistencia” o “Fuego”, que sumaron los coros y voces del respetable. Al otro lado, el que les hace poseedores de himnos que maceran lentamente, se encuentran las adrenalÃticas “Mi amor, las mayorÃas”, “Suerte y relámpago” o “Dame una pista”, con la que terminaron el concierto. No podÃa faltar, como es habitual, “Amable”, homenaje a su primera época, punto de encuentro y bisagra entre las dos décadas a lo largo de las cuales discurre su carrera, que va ya para quince años y se antoja indispensable.
Frente a la experiencia de los aragoneses, Las Odio hicieron gala de juventud sobre el escenario, con la imperfección propia del (de momento) menor rodaje que atesoran, pero que hace vislumbrar un futuro brillante que esperamos salga de esa escena “infraunderground” que acuñaron. Y con esto no nos referimos a que alcancen el éxito masivo o que pierdan esa manera de llevar a la música su bagaje vital o la contundencia con la que defienden un ideario legÃtimamente feminista, sino a que sean reconocidas como recuperadoras de géneros, como banda que provoca diversión pero sin dejar de lado un discurso coherente.
Quizá en la época actual cobre más valor (al menos para mi), apoyar a bandas como Las Odio por todas estas razones, a las que puedo añadir otra más inmediata: Me divierten. Temas como “Blackout”, “Puede ser divertido”, o “A tu ritmo”, se conjugan con esa reivindicación festiva que tiene a “Indiespañol” como una declaración de principios que, dado todo lo que se ve y se oye en el mundo de la música, tiene un valor importantÃsimo. De momento, poco importa que su repertorio sea aun escaso y que se permitan el lujo (previa petición del público, claro), de hacer un bis repitiendo “Blackout”.
Texto: Susana Godoy
FotografÃas: MarÃa Carbonell
Texto: Susana Godoy
FotografÃas: MarÃa Carbonell
TACHENKO
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