Woody Pines. Loco Club. Valencia, 15
– 5 – 2017
Woody Pines aterrizó ayer en el
valenciano Loco Club como parte de su primera gira española
(ya había pisado, en un alarde viajero más allá del tamaño de las ciudades, de lo que deberían aprender unos cuantos,
Bilbao, Madrid, Zaragoza y Barcelona, y
todavía quedan un par de fechas por Asturias), que le está
llevando además por toda Europa. Lo hace presentando su
quinto álbum (si contamos el ep “You Gotta Roll”), que
apareció hace un par de años ya, autodenominado con el nombre de
“Woody Pines”.
No es que hubiera una gran afluencia
ayer, y es una lástima, porque desde que Woody sale, tocando
su “Long Gone”, algo más que un homenaje al “Lost
John” de Lonnie Donegan, se hace con el público, a base
de su inacabable buen humor, compenetración con su perfecta banda de
dos hombres (un contrabajo y una slide que se transmuta en guitarra
eléctrica ocasionalmente, ambos de una ejecución y expresividad
pluscuamperfecta) y ritmo salvaje.
Woody Pines es uno de esos
contadores de historias que han transitado en innumerables ocasiones
los locales y las calles de Nueva Orleans o Nashville,
que hacen versiones de canciones mil veces escuchadas para los que
quieran volver a oir lo mismo que ha hablado de ellos anteriormente en otras tantas noches que recordar u olvidar, cuando todavía eran felices o todo se fue a la mierda, y le
añade otras nuevas que no desmerecen, cantando a los corazones
rotos, a las borracheras, a los trenes (metafísicos o no) que pasan
rápido por nuestra vida, sin esperar, a los asesinatos, al arrepentimiento y el perdón, a las
desigualdades sociales, a esas ganas de pegarle una patada en el culo
a ese puto jefe tan inaguantable. Lo hace a través del jazz de
mediados de siglo, del swing, del blues, del country o incluso la
balada folk (la maravillosa y melancólicamente enternecedora “Hobo
and his bride”). A Woody Pines se le rompe una cuerda de
la guitarra y no para la canción, y no piensa en que queda cool,
sino que, tal y como dice en alto, se va a gastar una parte de las
monedas que le den en una cuerda nueva. Woody Pines es la
ostia, en definitiva.
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