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domingo, septiembre 24, 2017

Furia Trinidad + D. Donnier & His Bones - Córdoba. Ambigú Axerquía, 22.09.17

Dos grandes bandas, una local y otra gaditana, demostraron que no había mejor forma de cerrar el verano musical en una de nuestras salas favoritas. El despliegue de energía de Furia Trinidad fue precedido por la siempre sorprendente banda de D. Donnier, uno de los músicos más apreciados en la ciudad. La música continúa, pero sin terraza ni vientecillo reparador.

El cierre de la temporada estival en la sala Ambigú Axerquía no debía ser tranquilo. Para la ocasión estaban convocadas dos bandas de relativo corto alcance aunque sobrados poderes de convocatoria, con efectividad de altos efectos. Estamos a finales de septiembre, el otoño acecha para caer sobre nosotros con toda su gris energía y lo que buscábamos en la terraza de un local entregado al rock and roll y sus adyacentes era un poco de diversión. Que fue mucha y buena al final, para que no olvidemos del todo las pocas semanas de distancia que marcan aún las últimas vacaciones. Los dos platos del menú fueron engullidos con fruición y el regusto que te dejan las especias bien mezcladas en su salsa. De eso iba precisamente la primera propuesta, el entrante perfecto para el plato principal que saciaría el hambre brutal de música de cualquier viernes noche.

David Donnier, hijo y heredero de uno de los grandes músicos franceses que han pisado suelo cordobés, lleva desde 2006 recorriéndose España sin hacer mucho ruido mediático y metiéndose a todo tipo de audiencias en el bolsillo de sus estrambóticas indumentarias. Su reciente look, espesamente barbado y tocado con boina británica, lo sitúa de nuevo al frente de una potentísima banda llamada His Bones que hace justamente lo que anuncia, ponerle osamenta sonora a las disquisiciones multilingüísticas (canta en francés, inglés y español indistintamente) de un personaje abrumador. Músicos así deberían acaparar titulares por su arrojo y capacidad de riesgo al mezclar sones latinos, jazz melódico, percusiones caribeñas, chanson “rockerizada” y country sustancioso. Y todo bien batido y solidificado después de mucho ensayo y horas de concienzuda puesta en escena. La formación múltiple se presentaba diezmada por la ausencia del armonicista Scott McLain al que suplió, o más bien complementó, la pericia de Frodo al clarinete y la trompeta. Llevan más de un año girando con un discazo, ‘Flesh and bones’, al que le siguen sacando jugo, además de predicar las virtudes del mestizaje rockabilly con ‘Riding’, ‘Rock my roll’, ‘Psycho’ y ‘Nobody home’. Un coctel de efectos insospechados aderezado con el toque elegante de ‘Par hazard’ o ‘Cosa monstrua’, títulos ya lo suficientemente explícitos para saber a lo que dedican su tiempo libre estos salvajes. Cuando Donnier baja un peldaño y exhorta a todos al meneo (entiéndase en el sentido que se prefiera) con ‘Surfin bird’ se entiende que no hayan parado de tocar en tanto tiempo y se intuye que la inspiración tardará en evaporarse. Larga vida al rock cordobés, y salud eterna a bandas tan extrañamente atractivas.

No era la primera vez que veíamos a Furia Trinidad ni que vibráramos con su humilde pero arrolladora presentación de las nuevas canciones, que ya tienen algún tiempo, incluidas en su fabuloso segundo disco. De Goli Supersummer ya sabíamos que era y es un showman de vocación, un loco de la música y los estudios de grabación que vomita guitarrazos sin pausa y quema una camisa blanca en cada concierto a fuerza de sudarla hasta el desgaste. La melena enmarañada, su aspecto de vividor alucinado y esa tremenda capacidad para hacer lo que le da la gana, literalmente, dentro y fuera del escenario, lo convierten en una suerte de Jim Morrison portuense con voz aflautada que presenta a la banda y los temas en inglés ininteligible y encuentra en Nur Wong la partenaire perfecta (sigue siendo la guitarra más sexy de los escenarios hispanos) a sus vómitos de spaghetti western, rock esquelético y esquizofrenia fronteriza. Con la complicidad vocal de la otra melenuda del grupo y la puntualización rítmica del gran Nelo Escortell y el implacable Rafa Camisón, bajo y batería respectivamente, recuperaron algunos de los temas con los que conocimos a la banda, entonces con el nombre acortado, como los sinuosos ‘I’m a man’ o ‘Shake it’, y bajaron el tempo a la psicodelia de ‘Feeling alone’, con un Supersummer arrastrándose literalmente entre nosotros y encerrándose tras una valla de seguridad, para volver a los altibajos que tienen casi todos sus temas. ‘Red blood’, ‘Isla de la reunión’, ‘Pushloop’, ‘In my room’, ‘She and the sunshine’, se sucedieron sin compasión y manteniendo una maravillosa tensión. Hasta ‘Mary Ann’s funeral’ parece más amenazadora de la cuenta, pero es un tremendo placer escuchar esa explosión de guitarras y unos punteos en su punto exacto de ebullición. Una pena que por falta de tiempo nos quedáramos sin algunos bises esperados incluso por la propia banda, pero así tenemos la excusa perfecta para reencontrarnos con ellos a la menor ocasión.


Después del trasiego del verano no había mejor punto y seguido para volver al escenario interior de un Ambigú Axerquía que seguirá apostando por la mejor música en directo con nosotros como testigos habituales, y brindaremos por la salud eterna del rock and roll sin que a nadie le importe. Es lo que tiene saber dónde está la esencia.






D. DONNIER & HIS BONES














FURIA TRINIDAD




























Texto: JJ Stone
Fotografías: Raisa McCartney

Más info:
http://furiatrinidad.es/
http://ddonnierandhisbones.com/
http://www.ambiguaxerquia.com/

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