Crónica e impresiones del quinto aniversario del Vida Festival, que en la edición de este año contaba en su cartel con artistas como St. Vincent, Iron & Wine, Los Planetas, Of Montreal o Curtis Harding.
El quinto aniversario del Vida Festival deja tras de sĂ tres intensas jornadas en lo musical y una respuesta de pĂșblico desigual, con una jornada de viernes que se declara seria vencedora de la ediciĂłn de este año. Conjugar un cartel sumamente atrayente, con nombres poco o nada vistos en el circuito de festivales de nuestro paĂs (e incluso los mĂĄs habituales destacando muy por encima del reclamo medio) no siempre es reflejo del tirĂłn popular o masivo. Sin embargo, firmando de nuevo un sold out de abonos, y sin pretensiones de crecer en los prĂłximos años, el Vida Festival se erige de nuevo como triunfador proporcionando una experiencia sonora sin muchos competidores en un panorama muchas veces desolador. ¿QuiĂ©n necesita a una multitud clĂłnica buscadoradeexperiencias cuando hablamos de un proyecto solvente y sostenible que tiene la valentĂa de colocar a artistas como St. Vincent u Of Montreal como cabezas de cartel?
La variada respuesta del pĂșblico asistente sobre estos cabezas de cartel no deberĂa ser tampoco sinĂłnimo de triunfo; sin ir mĂĄs lejos Franz Ferdinand (que ya han perdido mucha capacidad de sorpresa en nuestro paĂs) ofrecieron el que seguramente fue el concierto mĂĄs multitudinario del festival, con altibajos preocupantes en intensidad. Kapranos y los suyos tiraron, como no podĂa ser de otra forma, de un Ă©xito tras otro, obviando en gran medida “Always Ascending”, su Ășltimo trabajo.
El pĂșblico asistente coreĂł, uno tras otro, “Take me out”, “Michael”, “The dark side of the matinĂ©e” o “No you girls”, sin echar demasiado de menos a Nick McCarthy.
En el otro extremo situamos a la gran triunfadora de este quinto aniversario, St. Vincent, que ofreciĂł uno de esos directos que quedarĂĄn en los anales del festival. Ni su vestuario, ni su estĂ©tica o la de Toko Yasuda, o la de los “androides humanos” que les acompañaban, son relevantes en una crĂtica musical de un concierto, asĂ que ahorraremos el lugar comĂșn de muchas reseñas para afirmar, simplemente, que Annie Clark es la heredera de David Bowie en la tierra y que “Masseduction”, su disco mĂĄs pop y mĂĄs accesible, le permite reinventarse de nuevo. Momentos tan perfectos como “New York” o “Happy Birthday, Johnny”, le bastaron para emocionar hasta la mĂ©dula a la multitud congregada alrededor del escenario Estrella Damm.
El jueves, sin embargo, el equipo ganador estuvo de la mano de Los Planetas, con los que hemos coincidido en muchas ocasiones, generalmente con mala fortuna. Sin embargo, en La Masia d'en Cabanyes hicieron el mejor concierto que podemos recordar; un sonido limpio, poderoso, pleno de ruidismo y con los versos de J calando en todos los asistentes, inmersos en un Ă©xtasis no compartido por los que no los tienen como grupo de referencia pero plenamente asumido y entendido. Si las expectativas puestas aquĂ no eran demasiado altas, ocurrĂa lo contrario con Curtis Harding; esperĂĄbamos mucho mĂĄs en un directo que fue en crescendo pero aun asĂ insuficiente.
El sĂĄbado Iron & Wine, por su parte, ofreciĂł junto a una banda sobresaliente un concierto a todas luces perfecto, conectando con un pĂșblico entregado, al contrario de lo que ocurrĂa mĂĄs tarde con They Might Be Giants, en un show muy directo y estudiado que no lograba arrancar la empatĂa del pĂșblico, a pesar de las grandes dosis de humor que desplegaron en su puesta en escena.
Otro de los puntos a destacar en esta quinta ediciĂłn fue la programaciĂłn del segundo escenario, La Masia, repleto de bandas jĂłvenes poco conocidas para el gran pĂșblico. Jungle By Night, Hookworns o DBFC sorprendieron, quedĂĄndose en la memoria colectiva como formaciones a seguir para el futuro.
El escenario La Cova Movistar, aunque repleto de bandas mĂĄs fĂĄciles de ver en salas, nos daba la oportunidad de confirmar la imparable progresiĂłn de artistas como Nuria Graham, Tulsa o Mourn, asĂ como El Vaixell mostraba el triunfo incontestable de la jornada del sĂĄbado, con Bart Davenport en solitario y, sobre todo, un Albert Pla que ofreciĂł uno de los conciertos mĂĄs concurridos que recordamos.
Con su habitual sentido de la vida y del humor, y acompañado por el guitarrista Diego CortĂ©s, no dejĂł tĂtere con cabeza. La monarquĂa, el heteropatriarcado e incluso AntĂČnia Font fueron algunas de las vĂctimas, para gran regocijo del respetable que llenaba cualquier espacio disponible.
No podrĂamos terminar este resumen sin hacer alguna referencia al Escenario La Cabana Jagermeister, y, sobre todo, a los conciertos con aroma valenciano; un Josh Rouse afincado hasta hace poco en la capital del Turia, estrenando “Love in the Modern Age”, su Ășltimo trabajo, rodeado de un pĂșblico que no cabĂa en la explanada de La Cabana, y los mĂĄs jĂłvenes La Plata, valor en alza que estĂĄ sabiendo moverse de manera magistral por festivales de todo el paĂs, dĂĄndose a conocer con tan solo un ep y un lp a sus espaldas, pero con una madurez envidiable.
El Vida Festival cumple cinco años en los que hemos podido asistir a su crecimiento y confirmaciĂłn como uno de los mejores festivales de formato medio de nuestra geografĂa; por cartel, emplazamiento (destacando la zona del Bosque y las diferentes intervenciones que nos ofrece año tras año) y filosofĂa de trabajo. En su intenciĂłn de no crecer a nivel de aforo en los prĂłximos años puede estar su garantĂa de futuro y de calidad, aunque no dudamos de que sĂ mantienen los estĂĄndares de excelencia marcados, tenemos Vida Festival para muchas ediciones mĂĄs.
Texto y fotografĂas: Susana Godoy
0 Comentarios
¡Comparte tu opiniĂłn!
Esperamos tu comentario