Mama' Baker en Planta Baja (Granada) 21/12/2018



Presenciamos su regreso a los escenarios en el pasado En Órbita 2018 y les hemos visto durante este año en unos cuantos y escogidos escenarios. Ahora Mama Baker ponen fin al año "Lunar 2018", que ha supuesto el regreso de la mítica banda granadina a los escenarios con motivo de la reedición remasterizada 20 años después de su primer y emblemático disco, "Lunar".

Lo harán con un concierto especial en la sala Planta Baja el 21 de diciembre a las 21 h. y será, sin dudas, uno de los conciertos del año en Granada.

FECHA: 21 de diciembre 2018
HORA: 21 h. (apertura puertas)
LUGAR: Planta Baja (Granada)

ENTRADAS: 10 € anticipadas / 14 € taquilla

Queréis saber más de "Lunar", lectura obligada el artículo de Eduardo Tébar sobre el disco y el grupo:

Mama’ Baker
“Lunar”


Precursores del indie en Granada


Nunca triunfaron. Pero nunca les olvidaron. Rara coyuntura, pues, la de Mama’ Baker, banda seminal –de incalculable influencia– del indie granadino. Ahora se cumplen veinte años de la publicación de su primer disco, Lunar: su obra de referencia. Un álbum que ha aguantado con estoicismo el paso del tiempo. Corría el mes de octubre de 1997. Daniel Herrera (voz), Nani Castañeda (batería), Antonio Toledo (bajo), con los hermanos Pedro y Miguel Haro a las guitarras, se encerraron cada noche durante una semana en Producciones Peligrosas. En horario vampírico: de doce a siete de la mañana. Era época de overbooking en los estudios. Y ellos gozaban de la juventud y el aguante del universitario. Así salieron, en siete días, las quince canciones que componían el cedé que lanzó el sello asturiano Boomerang. Más complicada resultó la criba: tuvieron que elegir entre cuarenta temas.

La grabación en analógico que dispuso José Antonio Sánchez ayuda a que estas canciones sigan sonando cálidas. Hablamos de himnos de la Granada alternativa como Pa, Cuando te vi, Pablo o María. Piezas que sonaron millones de veces en el mítico Peatón, aquel epicentro cultural propiedad de su productor. Sí, Mama’ Baker cantaban en castellano cuando el subsuelo independiente instaba a refugiarse en el inglés. Una dicción tan familiar que muchos les encuadraban en el pop español de La Movida. Pero el grupo nació en los albores de los noventa. Más o menos, mientras transcurren las Olimpiadas de Barcelona y la gira Noise Pop 92, kilómetro cero oficial del indie en este país. Mama’ Baker se reconocían en la tradición local (091, Lagartija Nick) y asimilaban a los avanzados de fuera: Pixies, Pavement, The Jesus & Mary Chain, Superchunk… Sonidos de la Granada de Los Planetas, The Dayfriends, Especie Sub o Cecilia Ann. Los proteicos noventa.

Pero Mama’ Baker no tuvo suerte con las discográficas de referencia. Tras varios desencuentros con Subterfuge, la etiqueta Astro fichó a su banda hermana, Niños Mutantes, donde militan Nani Castañeda y Miguel Haro. Siempre se ha dicho que con las mejores composiciones de Lunar y Mano, parque, paseo saldría el debut dorado de una hipotética Mamá Mutante. Eran una pandilla de amigos con dos grupos y estaba escrito que uno se quedaría en el camino. Sin embargo, Mama’ Baker fueron maqueteros respetados. En 1994, perdieron por poco el concurso Villa de Bilbao (fueron superados por El Inquilino Comunista y Australian Blonde) y en 1997 ganaron el Oviedo Múltiple, certamen que exigía contar con algún universitario en la formación, en el que participaba La Habitación Roja. Hoy, no cuesta encontrar similitudes entre los valencianos, o los zaragozanos El Niño Gusano, con la frescura y la creatividad del combo de los hermanos Haro.

Mama’ Baker cogían el nombre de un cómic que los Haro guardaban en casa, parodia a su vez de una novela negra con título de Boney M. Por su parte, Lunar respondía a la tendencia sideral y galáctica de los textos, que a menudo supuran conceptos viscerales (mente, corazón, sangre). El líder de Niños Mutantes, Juan Alberto Martínez, compartía con ellos ensayos de hasta seis horas. No extraña, por tanto, su guitarra acústica en Azul o sus coros con pitch en Soy yo. Suya es también la letra y la música de Minuto cero, rescatada de la casete Hay algo que me vigila, aquel tesoro que puso en circulación el fanzine Música en Blanco y Negro (gestionado por Mario Martín Pareja y Manu Ferrón) en 1994. La canción titular de la cinta era la favorita de Antonio Arias. Y se la grabó al joven combo. El propio Juan Alberto reconoce que, sin Mama’ Baker, no hubieran existido Niños Mutantes.

Mama’ Baker sacaron su segundo disco, El mar de la intranquilidad, en 2001. Un trabajo más elaborado, pero sin la mágica espontaneidad de Lunar, el cancionero que les abrió hueco en la extinta Fórmula Uno, modelo añorado de radio pública andaluza. Esta reedición de lujo en vinilo contiene el paquete completo: trae un CD con 19 canciones remasterizadas, incluyendo Hay algo que me vigila, ese casete del 94 imposible ya de encontrar ni en el mercado global de segunda mano. Esta reedición hace justicia a Lunar. Desde la portada aramburiana, que ahora luce como tienen que lucir los discos históricos. Cuentan que el último ejemplar que había en venta, en el escaparate del desaparecido Peatón, se despachó a precio prohibitivo. En el fondo, nadie quería desprenderse de él. Dos décadas después, disfrutemos de este oráculo del indie granadino en toda su inmensidad.


EDUARDO TÉBAR

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