Rufus T. Firefly en Industrial Copera (Granada) 16/03/2019



Desde que Magnolia (Lago Naranja, 2017) y su continuación natural, Loto (Lago Naranja, 2018), los madrileños Rufus T. Firefly no han dejado de girar con dos discos que se han complementado a la perfección para dar siempre un poco más de su intensa musicalidad psicodélica. Además, su presencia en los mejores festivales ha sido el verdadero medidor de la gran aceptación que han tenido por parte del público estos dos trabajos que llegan para consolidad una carrera musical que ya apuntaba al despegue desde que, Nueve (Lago Naranja Record, 2014) irrumpiera con fuerza pronosticando lo que estaba por llegar.

Ahora, saboreando ese éxito que les permite tocar en salas tan llenas como la de Málaga (sold out) un día antes e Industrial Copera el pasado sábado, lejos de caer en la repetición de lo ya mostrado, Rufus T. Firefly daban una vuelta de tuerca más preparando una trabajada escenografía en la sala para sorprender con un espectáculo de proyecciones, luz y sonido de los que te sumergen en su atmósfera onírica durante la hora y media larga que duró su actuación.


Sin que faltase prácticamente ningún tema por tocar, en un escenario montado al efecto ante el escenario principal para acercar así el grupo al público, que podía rodearlos y vivir la experiencia de cerca, Rufus T. Firefly comenzaban su actuación en una penumbra que se iba rompiendo a base de ráfagas de luz que jugaban con los propios temas para enfatizar la enorme pasión que ponen tanto Víctor Cabezuelo como Julia Martín Maestro en cada uno de ellos.

Sin distraer en exceso la atención con las proyecciones que completaban una puesta en escena digna de los mejores festivales, pero disfrutada de cerca y en formato extendido, como gusta a sus fans, el concierto se convirtió en una experiencia audiovisual en la que todo había sido visiblemente preparado para vivir desde dentro y junto a la banda los temas que ya todo el mundo se sabe y corea junto a ellos.

Con influencias tan dispares que van desde Pink Floyd o Led Zeppelin hasta Tame Impala o MGMT, la psicodelia onírica y lisérgica de Rufus T. Firefly se configura como un viaje interior en el que explorar lo más íntimo de cada uno de los presentes a pesar de que una parte del público, afortunadamente minoritaria, se empeñaba en hablar a gritos mostrando su poco respeto por el espectáculo.


Mucha fuerza, como siempre, en un grupo que ha conseguido hacerse un hueco a base de paciencia, perfeccionamiento y búsqueda incesante del sonido que finalmente les ha caracterizado y con el que han conseguido ampliar sus horizontes hasta hacerse imprescindibles en los carteles más festivaleros a pesar de que el género, en sí mismo, nunca había sido de masas.

Les queda aún por delante un tramo de viaje que concluirá en La Riviera, Madrid, el 13 de abril, para sumergirse después en una nueva experiencia personal a la búsqueda y experimentación de los nuevos sonidos y melodías que compondrán su siguiente trabajo. Eso sí, con la satisfacción de haber despedido MAGNOLIA-LOTO como merece.

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