Lo de “los suecos”, supera ya todas las expectativas,
incluso las del propio grupo. Una agenda de festivales agotadora, que los ha
llevado por los más cotizados del paÃs, pero también les ha dado lugar, y la
excusa perfecta, para cruzar el charco y llevar hasta Hispanoamérica todos sus
principios fundamentales. Ya no piden ni permiso, ni perdón. Llegan, tocan y
vencen. Profetas en su tierra y en todas las que alcanzan con la vista. Viva Suecia son el último fenómeno de
masas, que ha pasado de la letra pequeña en los carteles, a verse cara a cara
con grupos como Izal, Sidonie o Love of Lesbian, con los mismos puntos por carácter
en sus enunciados.
Sin mostrar cansancio por las muchas veces que han venido ya
a Granada, a sus fans les quedaban aún ganas de verlos en formato sala y, en Industrial Copera, encontraron el
tamaño justo para llenar hasta la bandera un recinto que luce más cuanta más
gente contiene. Esta vez no han podido quejarse estos suecos que se han hecho hueco
en una escena de tan difÃcil acceso en relativamente poco tiempo.
Si hace unos años los vimos en Planta Baja (y no llenaron), su
ascenso ha sido tan vertiginoso que, posiblemente, incluso a ellos les resulte
increÃble. En esta ocasión, a pesar de que han grabado disco recientemente con Carlos Hernández Nombela, su “productor
de cabecera” y que nos tienen en ascuas esperando el resultado para quemarlo a
base de dar vueltas en el magnetófono, no venÃan presentando trabajo, sino
cerrando una gira que concluirá en Madrid, como corresponde a los grupos
grandes y que tenÃa que pasar por Granada sin más remedio.
En sus filas, un andaluz, Jess Fabric (de Alcalá la Real, cuna de buenos músicos y mejores
bajistas), que ha ido cogiendo su pequeño sitio como frontman eventual y se
dirige al público con soltura para animales a cantar “en condiciones” algunos
temas, haciéndoles los coros. Invitado especial, como corresponde a la ocasión,
en este caso en mutante Juan Alberto, que compartió escenario con ellos en una
colaboración realmente emotiva y que supo alabar al grupo sin empacho, pero sin
quedarse corto en sus halagos.
El correspondiente repaso a los temas más conocidos,
coreados y casi adoptados de todos sus trabajos que, si bien no son muchos, sÃ
han sido intensos y significativos, para terminar en una tanda de bises que,
como siempre, fue in crescendo, para concluir con la lluvia de serpentinas y el
público venido arriba, muy arriba, saltando, cantando y transformando el
momento en unos instantes de comunión banda-público en los que, la bajada de Rafa Valls para pasear y ser llevado en
volandas entre un público completamente entusiasmado.
Poco más se podÃa pedir a un concierto como este en el que, por fin, se les pudo disfrutar con el tiempo suficiente como para no quedarnos con ganas, lejos de las restricciones de tiempo de los festivales, sin el sol de frente y con la iluminación perfecta para que el show resaltara cada uno de los temas. Asà da gusto, ojalá todos los grupos puedan vivir, en alguna ocasión, una experiencia tan intensa como ésta.
Crónica: VÃctor
Alonso
Fotos: Guille L. Gonzalez para Industrial Copera (cedidas por la sala para la crónica).
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