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domingo, junio 16, 2019

Vetusta Morla, cabeza de cartel del 25º aniversario del FIB



Vetusta Morla será uno de los cabezas de cartel de la 25ª edición del festival internacional de Benicassim. Presentarán un directo único interpretando su primer disco "Un día en el Mundo".  
La banda madrileña publicó su primer trabajo en el año 2008. Antes que eso llevaban ya una década dentro de la maquinaria de la música; años en los que primero estuvieron conformando su sonido para luego madurarlo y engrandecerlo, así consiguieron algo que muchos no tienen que es una personalidad y marca propia. Sucedieron los primeros conciertos, pequeñas entregas en formato de ep y finalmente llegó su primera larga duración, ese disco que cambió sus vidas, y que también cambió las nuestras. Una generación marcada por doce cortes en que sí, encontramos influencias, veíamos referentes y escuchábamos cosas que nos recordaban a otras, claro. Pero hace mucho tiempo que ya nada se puede inventar en el mundo del pop y el rock. 

Aún así también encontrábamos un sonido fresco y accesible en "Un día en el mundo" que en muchos momentos de su pasaje había algo que hacía crack en la forma de entender o darle una vuelta al pop rock de nuestro País. Comenzó a desarrollarse en Alameda de Cervera (Ciudad Real), en el taller de "Creación" del artista Alfredo Martínez. En una de las salas de una antigua bodega se grabaron las baterías, los bajos, y parte de las percusiones. El resto de la grabación se terminó en los estudios Sonobox de Madrid, junto a sus socios y productores Javibu Carretero y Manuel Colmenero. Tras no recibir el apoyo que buscaban por parte de las discográficas, Vetusta Morla crea el sello Pequeño salto mortal, con el que publican su primer disco en febrero de 2008. 

Que eches tanto trabajo y constancia en un disco para que luego no puedas alcanzar el interés de ninguna discográfica debe ser algo que abata intensamente a los músicos, un estado de ánimo del que seguramente sea muy difícil salir. Pero a Vetusta Morla con su Pequeño Salto Mortal les vino toda la madurez sazonada en esa primera década en la que fueron una banda más entre las tantas que nacerían en un Instituto. Una banda de amigos para pasárselo bien, en definitiva. 

Fueron valientes y se lanzaron a editar el disco ellos mismos; podría haber salido fatal, podría haber sido un disparo en el pie o una gran pérdida económica pero fue un verdadero éxito. De esos que seguramente les llevará a un vuelco en sus corazones, a algo que se escapaba del entendimiento, algo no esperado y algo que aunque en aquel momento les viniera muy grande, lo supieron moldear y darle un ritmo coherente sin que la avaricia les rompiera el saco. Buscaron más el seguir con una línea de continuidad de público sin pretender hacerse más grandes a la fuerza. Desde la humildad y con el cariño que fueron ganando del público a cada nuevo paso, es como se fueron haciendo grandes hasta acabar siendo gigantes. 

La edición especial, que tuvo una tirada de 2080 copias, se compone del CD, el DVD "La canción número 13" realizado por Guillermo Galván (guitarrista de la banda), que muestra el proceso de grabación del disco, las letras en transparencias individuales, y una pieza de un rompecabezas. En total, hay 13 rompecabezas (tantos como canciones), y cada uno consta de 160 piezas, que componen la imagen de la portada del disco: "Todas las piezas juntas componen el gran puzzle de Vetusta Morla, lo que significa que tú también formas parte de él, parte de nosotros y parte de las canciones. Tenemos la aspiración de hacer una música que presente huecos, espacios en blanco que cada uno ha de completar con lo que sentís o pensáis. Eso significa que las canciones crecerán con vuestra energía y su significado se ampliará con lo que vosotros aportáis. Significa que también os pertenecen y que habéis participado en la creación de algo mayor y más hermoso. Las piezas que poseéis son la manifestación física de esto." 

Un disco generacional que cambió las vidas de una público que seguramente necesitase de todo lo que les dio una banda como Vetusta Morla. Por un lado una cierta accesibilidad en la hora de sentir y entender su música y por otra, el estar abierto a una serie de sonoridades que quizá no entraran a la primera pero que luego se quedaron e hicieron poso. Al igual que esa lírica críptica que siempre ha caracterizado sus letras. 

Aunque a muchos les pese, "Un día en el mundo" fue la carta de presentación de todo lo logrado y de algo que marcaría la música independiente española. Parece que si una banda que cabalga con propia determinación y sin límites triunfa no pueda llamarse indie. Pero casos como los de Vetusta Morla o Standstill, fueron verdaderos ejemplos de que aquello podía suceder. 

Y con ese nuevo concepto del indie fueron banda cabecera de todo lo que vendría después. Vivo ejemplo de que podían petar por derecho propio en un festival de música. Tanto las bandas que fueron la copia de la copia de la copia de una fórmula que funcionó como los festivales de este país no serían lo que son ahora sino fuera por ese éxito masivo conseguido. Diez años después el número de festivales han aparecido como setas en un día de lluvia y ese nuevo concepto de indie se ha degenerado, pero esto ya es otra historia. 

Hablemos del disco en sí. Desde la portada con una fotografía directa de un niño que salta entre de bancos de un muelle junto al mar (realizada por David Martín Page) hasta todo el contenido estaba bastante medido y como no, trabajado, pensado con esa originalidad y buen hacer que poseen. La imagen de la portada es en esencia como se veían ellos en aquel momento, pensando en un presente, en la aventura de un día concreto, en lo que podría pasar tan solo con un salto. Y así ha sido toda su carrera como ya hemos dicho anteriormente, pequeños pasos, pequeños recorridos hacia un abismo inabarcable al que seguro que aún le quedan muchos años de recorrido. Los elementos que describen el sonido de este disco han permanecido con el paso de los años aunque en cada entrega hayan tenido otras perspectivas y otros resultados. 

Uno de ellos, una base rítmica que ha dado tanto juego tanto en sus trabajos como en sus directos que yo la entiendo como una marca de la casa desde sus principios. No hace falta más que acudir a su Autocrítica, Saharabbey Road o La Cuadratura del Círculo. Una base rítmica que te golpea muy adentro y te hace moverte de forma libre y con profunidad en las bellas y épicas atmósferas que crean sus canciones. 

La voz de Pucho y su energía, es uno de los grandes reclamos que se le pueda reconocer a Vetusta Morla. Una voz imitada hasta la extenuación y el aborrecimiento. No la de Pucho, claro, sino de todas esas copias sin alma que danzan libremente en la escena musical española. La fuerza que desprende sobre un escenario la canaliza en bailes, saltos y desgarres emocionales que por momentos llevan tanto a la catarsis, a la belleza, a la dulzura y muchos estados vitales más. 

Los matices sonoros, los arreglos de cuerdas, la elegancia y un empaque que lleva todo su universo sonoro a unas cotas de grandeza inusual. Tanto en disco como en directo. Podríamos estar horas hablando del disco pero creo que realmente lo importante es toda esa memoria colectiva que lo vio nacer y no se ha querido perder verlo rodar y rodar, crecer y crecer. Una década después sigue estando muy vivo, vigente y pudiendo ser muy doloroso volverlo a escuchar. Porque "Un día en el mundo" esconde y nos provoca muchos sentimientos en los que entra en juego la nostalgia, las vivencias de otra época, volver a ser joven e incluso llegar a explotar a llorar por todo lo que evoca. 

El FIB nos va a dar la oportunidad de rememorar, de vivir aquello que ya sucedió hace diez años, y aquello que una multitud de afortunados pudieron vivir el año pasado en el el WiZink Center de Madrid. Quizá no era algo que el público de siempre del FIB imaginase para una 25 aniversario aunque seguramente sí sea un gran acierto del festival.

Más Info:

FIB 

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