"Todo es cuestiĆ³n de amor" - Maceo Parker en la sala BUT - 15 de julio de 2019

Texto y FotografĆ­a: Alberto Alonso

Son las 21:30 y la madrileƱa sala BUT ya estĆ” completamente llena, rostros jĆ³venes y otros que coleccionan mĆ”s arrugas se mezclan para evidenciar que lo que vamos a presenciar es intergeneracional, algo que ha sobrevivido a lo largo de los aƱos viendo morir cientos de modas a su paso. Suena a todo volumen 1999, de Prince y la banda salta al escenario de uno en uno. Cada mĆŗsico se sitĆŗa en su posiciĆ³n, como piezas de ajedrez. Cada uno colocado en su escaque aguardando a que la partida tenga lugar para ejecutar sus magistrales movimientos: Greg Boyer al trombĆ³n, Rodney Curtis al bajo, Bruno Speight a la guitarra, Will Boulware a los teclados, Nikki Glaspie a la baterĆ­a y Darliene Parker como corista conforman el tablero.
Maceo Parker aparece con gafas de sol negras a modo de Corona Real del Rey del Funk y al mĆ”s puro estilo Ray Charles, uno de sus hĆ©roes. Con su eterna sonrisa pĆ­cara dibujada en el rostro saluda al pĆŗblico y recoge el saxo situado al lado de la baterĆ­a, lo mira durante unos instantes y entonces sucede la magia. Sopla su instrumento y todos los presentes se mueven compulsivamente, poseĆ­dos por ritmos concentrados en estado puro. Jazz y Funk. Todo lo demĆ”s no importa. Maceo teledirige los cuerpos presentes a su antojo con ese instrumento cuyo brillo resalta sobre su oscura figura.

Todos los mĆŗsicos tienen su momento de gloria cuando Maceo presenta a la banda y cede todo el protagonismo para que derrochen virtuosismo. James Brown no hubiera sido el rey del funk sin instrumentistas como Parker, y el espectĆ”culo que representa Parker no serĆ­a posible sin la creaciĆ³n colectiva de los mĆŗsicos que le acompaƱan. Hay uno que brilla especialmente. El carisma de Greg Boyer desborda los lĆ­mites del escenario e inunda la sala. Los gestos de complicidad con el pĆŗblico son constantes y sus solos de trombĆ³n establecen la conexiĆ³n total. Los momentos mĆ”s intensos del concierto son cuando Parker y Greg se miran, se aproximan y unen sus instrumentos hombro con hombro en un duelo de energĆ­as perfectamente sincronizadas.
Los grandes clĆ”sicos como "Make It Funky", "Pass the Peas" o "Shake Everything You Want" son especialmente celebrados, bailados y coreados por el pĆŗblico. TambiĆ©n hubo momentos mĆ”s Ć­ntimos en los que Maceo Parker nos embelesĆ³ con su voz, especialmente cuando dejĆ³ aparcado su instrumento y cantĆ³ a cappella "You Don´t Know Me" de Ray Charles, gafas de sol incluidas.
La interpretaciĆ³n de "Stand By Me" por parte de Darliene Parker tambiĆ©n es uno de los momentos mĆ”s emocionantes. Su arrolladora voz hace que el estribillo de la canciĆ³n todavĆ­a resuene en nuestras cabezas cuando abandonamos la sala.
Maceo no para de mencionar la palabra "amor" durante todo el concierto, "todo es cuestiĆ³n de amor" repite una y otra vez, y juega en numerosas ocasiones con un letrero de color rosa que reza LOVE, palabra que serĆ” el hilo conductor de toda la velada. PodrĆ­a parecer un ejercicio de cursilerĆ­a innecesario si no fuera porque ese amor al que hace referencia es el que transmite a travĆ©s de su saxofĆ³n. Todo lo que construye su cabeza y todo lo que bombea su corazĆ³n es canalizado a travĆ©s del instrumento en una perpetua bĆŗsqueda de la belleza. Ese amor del que nos habla es el motor que lo mueve todo, el que hace hablar a su saxofĆ³n y el que hace que nuestro cuerpo se mueva sin que podamos poner resistencia. El que hace que cientos de personas compren una entrada y abarroten una sala para bailar todos juntos a ritmo de funk, como si de una liturgia se tratara.


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