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martes, diciembre 17, 2019

Company Undone, We Used To Pray (La Cúpula Music, 2019)

Disco, obra conceptual, película para tus orejas, todo eso es el primer largo de We Used To Pray, un disco maduro y cocinado a fuego lento, tras los cinco años que le distancian de la edición del primer EP de una banda a la que no ha importado hacerse esperar, con tal de tener cosas que contar. 

Es curioso que tu obra de madurez sea tu primer disco. De hecho, suena prácticamente imposible, pero si uno se para a valorar los planteamientos y ejecución de este que tenemos entre manos, diría que así es.

Para empezar, Company Undone, ópera prima de We Used To Pray, banda afincada en València, pero que aglutina en su seno procedencias muy dispares, es un disco cocinado a fuego lento, editado a nada menos que cinco años de distancia desde que la banda ganara el certamen Vinilo Valencia y editara su primer EP, Loud Intertittles (2014) y pensado de una forma muy calculada.

Todo apuntaba en aquél entonces a que la trayectoria de la agrupación capitaneada por Joecar Hanna, iba a despegar de forma fulgurante, pero han preferido hacer las cosas de forma pausada y eso, ciertamente, queda reflejado en el resultado que ofrece este álbum que pretende ser una especie de "película para los oídos", no en vano Hanna es, además de músico, director de cine.

Precisamente, el proceso de planificación y composición del disco fue el inverso al que suele darse en casi todos los casos: comenzó con el argumento, como si de una producción cinematográfica se tratara. Ese es, precisamente, el mayor signo de madurez que encontramos: el concepto lo es todo en un viaje que nos plantea la idea de ruptura con el entorno para buscarse a uno mismo en otra tierra que cree prometida, para acabar sin raíces y engullido por el propio ego.

Pese a que todo ello nace de la cabeza de su líder, se nota que llevarlo a término ha sido un esfuerzo de banda: la música que tan meticulosamente han tramado juntos es usada de una forma desinhibida, unas veces más elaborada y otras de manera más inmediata, a través de estilos que se desdibujan para dar forma al mensaje. De esta forma, intentan separar  los diversos "estadios" del viaje del protagonista: decisión, ruptura, conflicto, búsqueda, aterrizaje y conclusión.

Foto: Luís Beltrán

Los preciosistas escapes sonoros que inauguran el disco en la forma de "Wrong home", una de esas canciones poliédricas que encierran en sí muchos escenarios, dan paso a texturas más electrónicas como las del single "Laika, pretend", para bordear el rock con pasajes como "We are not the same", que presumimos representan el momento de conflicto dentro de la historia.

Después, llegarán momentos preciosistas y pausados con "City walls", más cercanos al post-rock de bandas como Sigur Ros o Mogwai, que van dejando espacio a la entrada de una instrumentación más analógica, más de banda, que es la que nos lleva a la conclusión de la historia, como es el caso de "The relay baton", pieza colorista que experimenta estallidos eléctricos de alta intensidad, al igual que en "Derweze karakum", de tonalidades más post-punk, para que así la conclusión épica que propone "For those who had to hide" resulte más sobrecogedora y clausure la ambiciosa historia que propone este Company Undone que sobre todo sorprende por lo preciso de su trazado y lo aferrado a sus principios que se encuentra. Una obra de madurez, o más bien, madura, que dibuja un futuro prometedor si la banda continúa su búsqueda.

Enlace para escuchar el disco

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