Arranca el año en Madrid con conciertos ya casi inabarcables en día y horarios de todo tipo de público, gustos a raudales en variedad y para todos las edades. Así con las enormes giras de conjuntos de todos los puntos de la península e islas que pasan por las salas madrileñas. Una ciudad que es una olla en ebullición musical durante la semana. Más combinado aún con el empuje del programa de Inverfest, que abarca lo más resultón del panorama musical.  Lo contrario a fin de semana, que resulta ya raro incluso no disfrutar un concierto programado en Lunes o un Martes.

Este fin de semana Madrid recibe una escena muy granadina. Paralelamente a Nevada y mañana junto a Fuerza Nueva regresan anoche los Cero y mañana con todo vendido e inminente poema sinfónico de los Cielos Cabizbajos con Lagartija Nick.

A finales de Octubre 091 editaban "La Otra Vida". un trabajo con nuevas canciones originales después de 25 años sin material de estudio. Recopilaron hace cuatro años material durante la gira de resurrección de 2016 y editaron en directo los míticos conciertos en Granada. Una gira que seguimos su serie atentamente desde principio hasta el final.

Ya con Raúl Bernal de Dolorosa en la incorporación en los teclados les disfrutamos con esa renovada formación de los Cero  En Órbita. y más adelante en Junio dentro del festival Cultura Inquieta en Getafe, con un repertorio idéntico a lo que venía desde el festival de Granada.

Se nota en el nuevo trabajo una combinación más madura en las composiciones, que han ido desgranando durante el concierto. Colocando cada canción dentro del repertorio que ya viene de tiempo atrás y gusta tanto en el publico asistente, que para ser madrid esa tibieza al menos se hace llevadera. Siempre recordamos que los conciertos de los Cero hay que disfrutarles en el sur, es algo increíble.

El single inaugural "Vengo a Terminar lo que Empecé" unida a "Condenado" abrieron enérgicamente la noche, sin introducción ni telonero. Ambas canciones parece que detalla los nuevos tiempos para música con los  grupos del siglo pasado y aún más con canciones de rock clasicote.

 091 narran esas reflexiones y conclusiones de sueños rotos a formar un grupo de Rock y que se difumina o va cayendo como piezas de dominó, con todas sus desolaciones o proyectos inacabados. Ir día a día arrastrando al público resultante y que aún tiene aliento para aullar y quemar las canciones de éxito. Dosificando y reinventando con nuevo repertorio para evitar una rápida decadencia en cadena, fuego lento destinados finalmente como todos a arder cayendo dentro del sol.

Le siguieron El Baile de la Desesperación y Zapatos de Piel de Caimán, que ya proyectaron anteriormente en las actuaciones inaugurando sus conciertos con esa rabia ilusionante y desafiante, para seguir luchando con todas injusticias sociales y desigualdades que van contra la persona, representando a la gente que se movilizaron en generaciones anteriores.

Mañanas de Niebla en el Corazón esclarece un pasado personal, rememora esa especie de nostalgia vivida dentro luchas que no se consiguieron nada, triunfos personales y días perdidos. Muchas mañanas sin motivación, quemadas entre ceniza y alcohol destinadas hacia un silencio desolador sin voces cercanas de personas, amigos o familiares.

Naves que Arden a mí me recuerda a las batallas del Battlefield o Call of Duty, películas recientes de 1917 (bueno, aquí sería una nave) o Midway. Narrando los dolores de luchas, despedidas de seres queridos y los peligros que atraen cada vez que sales al combate. Parece la persona  incluso sometido a una especie de masoquismo obligado a batallar, rememorando conflictos masivos unido a esos días de incertidumbre. Este es Nuestro Tiempo, Huellas, Tormentas Imaginarias siguieron dentro del repertorio con acertados coros en la primera canción.

Dicen que el grupo ha resucitado gracias a las plegarias y oraciones de sus fans, así que regalaron Cartas en la Manga . Es una canción muy favorita para muchos seguidores y también escuché los coros destacados calcados al disco de estudio. Sonido perceptible de piano, ligera crudeza de guitarra y un punto que recupera esa esencia pop del álbum de Doce Canciones sin Piedad. Menos sucia o agresiva que el sonido Garaje dentro de la gira en solitario de José Antonio García junto a El Hombre Garabato.

Por el Camino que Vamos acompañada a palmas, rememora ese pasado para reinventar un presente. Es una de las más bonitas del disco, que gracias a los seguidores van abriendo paso a paso el día a día hacia un incierto destino incluído . Contiene un ritmo luminoso, una especie de simbiosis entre grupo y fans de cómo solucionar problemas, inclusive en condiciones atmosféricas adversas.

Siguió el concierto con la imprescindible La Noche que la Luna Salió Tarde y En la Calle que invita a rodar finalmente y recupera ese buen compacto, el cosquilleo y destello que todos los fans reclamaban en la anterior gira y que fue con sorpresa final esperado y celebrado. Esa especie de sonido escalera de metal en la guitarra de José Ignacio Lapido.

Al Final también reune una combinación de guitarras entre los hermanos y quizás esas dos canciones fueron las más enérgicas y detonantes, se agradece el esfuerzo del grupo, el desgaste físico para hacer una noche inolvidable despertando a un público algo gélido dentro del frío invernal y ese parón para disfrutar los conciertos del grupo.

Siguieron Un Cielo Color Vino, me recuerda al concierto de Motril de 2016. a ritmo de pasos de tambor de Tacho. Todo un amor de canción, que gana la letra al tiempo cierta naturalidad, actualmente quedaría preciosa con esa riqueza instrumental del disco, con orquesta, humo y piano. Es increíble disfrutar una canción triunfal que puede abrazar a la tristeza del paso del tiempo.

La Canción del Espantapájaros sonó a ritmo de Qué Fue del Siglo XX. Yo creo que todo el mundo esperaba la emotiva balada a guitarra y armónica, finalmente con la intro tan lúgubre hicieron retumbar la sala a modo punk. Tremenda la labor de Jacinto en el bajo, que lo llevaba algo más dilatado que en Órbita. En ese concierto me salía las tripas con esos punteos, y anoche se apreciaba más el resto de sonidos de instrumentos, recuperando una esencia mucho más afilado en guitarra y turbina de teclado. El gran clamor, y la cara de los asistentes contrariados. Le siguieron hasta el bis La Calle del Viento y La Torre de la Vela. Imprescindibles.

La equilibrante juego de tronos de Soy El Rey, esa canción que hace a cualquier persona ya monarca y una acertadísima composición también del nuevo disco Leerme el Pensamiento, con ese estribillo tan contagiosamente flamenco para ir cantando a cualquier hora del día. El resto del repertorio concluiría con Esta Noche, Siglo XX, Otros Como Yo y La Vida Que Mala Es.

El gran acierto de hacer un concierto así de redondo y que incluyen dentro de la gira casi todo repertorio de nuevo álbum unidos a los mayores éxitos de hace cuatro años, y del Último Concierto. Lo peor, se echa en falta el resto de canciones tan imprescindibles,que sonaban tan bonitas del estilo Escenas de Guerra o Como Acaban los Sueños.