Germán Salto, Hank Idory o Pigmy no podían permanecer solos en su tarea de traer a la actualidad de nuestro país los sonidos soleados de los sesenta, esa vertiente del pop que bebe de las ensoñaciones de Brian Wilson, Ray Davies, Paul McCartney, The Zombies o Harry Nilsson necesitaba un cuarto jinete. Y ese nuevo adalid recibe el nombre de Pablo Solo.

El proyecto de Pablo Solo nace de las cenizas de los santanderinos The Puzzles, finalistas del Villa de Bilbao en 2014 y dueños de un sonido brillante, que jugaba ya con las influencias citadas, así como muchas otras que demostraban sobradas credenciales de erudición, sobre todo gracias al enorme talento de Pablo Fernández, compositor, multiinstrumentista y dueño de una voz tan magnífica como distintiva. De todo ello dieron sobrada muestra en dos EP y otros dos discos largos, el último de los cuales, Ringa Belle (2016), es una verdadera delicia psicodélica.

Zanjado el proyecto de The Puzzles, Pablo Solo se configura como el proyecto one-man-band de Fernández, que en sus presentaciones en directos incluso combina la guitarra con una batería que maneja a la vez con pedales, en la estela de la tradición cultivada por algunos bluesmen, sólo que en este caso el producto es eminentemente pop.

Y es que eso es lo que practica y ofrece este dotado músico: el pop, en su vertiente vintage, con un ojo puesto en los sesenta y otro en las reminiscencias que del invento quedaron en los setenta (Badfinger, Bread, Rapsberries, Steve Miller…), del cual da buena cuenta en el estudio que él mismo ha construido en su casa y en el que ha dado forma a Alondras, el lp que aparecerá durante las próximas semanas y del cual ya dio aviso Name The Lad, single aparecido no hace mucho con un blues al más puro estilo beatle, que ahora se ve sucedido por Thank You, verdadero adelanto del álbum que está por venir.

La canción, como todo el lp, ha sido compuesta y producida por el propio músico en su casa y mezclado posteriormente en los estudios Moon River de Fernando Macaya, con todo tipo de artilugios analógicos, a la antigua usanza. Cuenta con un sencillo y bonito vídeo que muestra al autor con su canción en todo su esplendor. Una vez más, el espíritu “macarthyniano” domina una melodía que demuestra que no por hacer las cosas en un tono vintage uno tiene que resultar menos vigente. Las canciones pop son canciones pop y esta es una bien redonda. Y si es sólo el aperitivo, agarrémonos bien fuerte para cuando llegue el disco entero.