“Tlazohcamati”- Ela Vin (Autoeditado, 2019)



Pasada la ola de moda de los mejores discos del año o los buenos deseos del nuevo año, y superada con creces la maldita cuesta de enero, empezamos el 2020 mirando hacia atrás, es lo que tiene cuándo la vida sigue corriendo a toda velocidad para la que escribe (y para el mundo en general) y no llega a tiempo a todas las publicaciones discográficas en las que tanto le gustan sumergirse con la única intención de disfrutar de la música que (por suerte) los creadores valencianos siguen componiendo y escribiendo a golpe de esfuerzo, ilusión y muchos quilates de pasión. Encontramos el momento de escuchar los diez cortes que se recogen en el primer larga duración de Ela Vin o lo que es lo mismo el proyecto musical de Esther Vinuesa, una de las compositoras que más nos han llegado en los últimos años y a la que le hemos ido siguiendo la pista desde que la vimos tocar en Loco Club la noche que abría a Whitney Rose. En ese primer encuentro ya atisbamos que aquí había algo más que todas esas referencias manidas a las que se puede recurrir cuándo hablamos de la canción de autor; sobre todo en el ambiente se palpitaba una corriente emocional marcada por una gran personalidad y un saber hacer por méritos propios, o lo que es lo mismo, crear con ese aire de libertad y una identidad propia que hacía brillar todo aquello que resonaba en nuestro interior. 

Cuando reseñamos “Danzantes”, su segundo Ep, ya os contamos que desde bien pequeña la música ha sido parte de su vida. Empezando con tan solo nueve años el conservatorio. Primero el acordeón, luego el clarinete hasta el día de hoy, sumando por el camino la guitarra, el ukelele o el piano entre otros. Hace casi ya una década empezó a trabajar en sus propias composiciones; una decisión que tardó en llegar pero que fue el resultado de un proceso interior de crecimiento y autoconfianza. Sin prisas, pero con la decisión firme de que su música era una necesidad de expresión a la vez que le sirvió como el ejercicio sanador perfecto para el momento vital en que se encontraba. Sin embargo, el paso definitivo de lanzar esas canciones al mundo exterior tiene que esperar cuatro o cinco años más. Una vez ganada la confianza vino el estudio y ese primer Ep “Solitoria” (2016) que le llevo a ser semifinalista de algunos Premios Min en el año 2017. 

Con “Tlazohcamati”, tenemos la versión extendida de todos esos valores en alza que distinguimos con “Danzantes”; la calma con la que nos adentra y acaricia el corazón, el toque elegante que sabe manejar a través del folk, el pop y la chanson francesa, sentir el aroma de las tradiciones y de otros lugares, un corte clásico (en parte) de las composiciones, y una sensibilidad extrema en el cuidado de todos los detalles. “Tlazohcamati es una expresión de agradecimiento. Podría sintetizarse como gracias, pero su significado es más profundo. Está formada por dos verbos: mati que sería “saber” y “tlazoa” que significa apreciar, amar…Creo que sería fácil transmitir este mensaje en una bella estampa visual del recorrido vital de Esther, en el que el camino viene marcado por esa apertura a las experiencias, el reencontrarse con otros seres y llegar a otros lugares, todo un ritmo existencial que le lleva a pensar que la vida es un eterno acto de gratitud (sabre apreciar, saber valorar al otro…).

El hilo argumental de este primer LP de Ela Vin se va sucediendo como las hojas de un libro entre historias de amor y desamor, unas canciones que bambolean suavemente en esas atmósferas tan atemporales que tan bien crea y que le hacen curtirse en mayor medida en el arte de contar historias. Su viejo acordeón (heredado de su abuelo) ayudan en ese sabor a saudade, a ser un perfecto conductor del mestizaje entre España y Latinoamérica, y a no poder evitar caer en la evocación de tiempos pasados que dejaron huella en tu interior. Un disco que suena extremadamente bien sin necesidad de mucho artificio y con una voz que se erige y siente con gran intensidad; arreglos mínimos con esa sutileza y criterio que tan bien manejan Xema Fuertes, Cayo Bellveser, Txema Mendizábal y Óscar Pena. Sin que sirva de precedente, en esta reseña nos vamos a abstener de hacer un recorrido descriptivo, canción por canción, más que nada porque la misma Esther lo hace en un artículo para los compañeros de  Verlanga (podéis leer aquí), y por otro lado, porque nos atrevemos a invitaros a que cuando tengáis un momento de paz, le deis al play, os tumbéis, cerréis los ojos y os lancéis a vibrar con "Tlazohcamati".


La cantautora Ela Vin hestará presentándolo el sábado 29 de febrero a las 20:00 horas en el Centro Excursionista (Calle Marqués de Zenete, 4). Las entradas se pueden reservar en centroexcursionistabar@gmail.com con un precio de 8€ en anticipada y 10€ en taquilla. 

Para presentar este material íntimo y al mismo tiempo pasional y lleno de sentimientos, sonidos y sabores de otras tierras, irá acompañada de los músicos Txema Mendizabal (pedal steel); Alex Casal (bajo), Carlos Solera (batería) y Gilberto Aubán, también conocido como, Gilberstástico (teclado y la guitarra). 

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