La bien querida en Ciclo “Conciertos en la cuarta fase” (18/07/2020)



Bien querida y “Bienhallada”, Ana Fernández-Villaverde ‘vino, vio y venció’ en el primer sold out del ciclo “Conciertos en la cuarta fase” que nos está ofreciendo Wild Punk en la Plaza de las Culturas, dentro del edificio “pantalla” de CajaGranada. Un lugar que, desde su inauguración, ya se vinculó a la cultura a través de varios ciclos de conciertos. Este año, con un formato adaptado a esta “nueva normalidad” que parece ser necesaria, pero coarta a un público que tiene que estar permanentemente sentado, la música ha vuelto a la plaza a pesar de las muchas trabas que se está poniendo a la cultura para seguir su camino.

Ana Fernández-Villaverde, la niña buena del pop melódico, llegó a Granada junto a uno de los mejores guitarristas actuales, el músico y productor Manuel Cabezalí (Havalina), que lo mismo le tocaba la guitarra que le hacía unos coros, todo con el buen gusto y el buen hacer que le caracteriza. Mucho Cabezalí ahí arriba, junto a la cantante, para llenar sólo, entre ambos, todo el espacio escénico y ofrecer un concierto, corto en duración, pero adecuado en intensidad.


A estas alturas, no se nos escapa a nadie que la influencia de su padrino y mentor, J. (Planetas) sigue estando presente en cada uno de los temas que publica, y este último álbum, “Brujería”, que presentó en septiembre de 2019, tan a punto para ver su “gira interruptus”, como tantos otros artistas, no iba a ser menos.

Lánguida y tranquila, con una magnífica voz que parece susurrarnos permanentemente, su repertorio se ha ido llenando de temas que uno se aprende sin pretenderlo y que, por supuesto, no faltaron en su setlist, junto a una buena cantidad de temas de este último trabajo que sonó mucho más cercano en ese formato acústico que ha debido adoptarse para poder llevar a cabo conciertos.


Temas como “Muero de amor”, “De momento abril”, “Voy a salir a buscarte” o “A veces ni eso”, imprescindibles en su repertorio en el que también era de obligado cumplimiento cantar “Un gatito”, el single que estrenaba justo un día antes y que tocó, esta vez en solitario y dándole un toque diferente a lo que podemos escuchar en la grabación presentada.

Hay que reconocer que, si bien hay conciertos en los que uno puede “sufrir” por estar sentado y en silencio, en el caso de La Bienquerida, casi se agradecía el silencio y la intimidad, sólo rota en algunos momentos por algún fan algo más emocionado de la cuenta que se sentía en la necesidad de cantar, dar palmas y acompañar con el tacón a la artista. Disfrutamos así de uno concierto posiblemente irrepetible, en el que, si bien las circunstancias mandaban, Ana y Manuel Cabezalí supieron sacarle todo el partido para hacer de su actuación una experiencia que se convirtió en un lujo al alcance de sólo unos pocos.

Crónica y fotos: María Villa 

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