No podemos negar que, tras largos meses sin conciertos, con la cultura tocada y hundida, y los últimos “confinamientos perimetrales”, que no auguraban la posibilidad de desplazarse hasta Granada a ver a Eskorzo, levantarse el fin de semana con la sensación de que “vas de concierto” ha sido, como poco, emocionante. Indudable también que, los horarios matutinos a los que se han visto abocados los pocos grupos que siguen adelante con valentÃa, se nos hacen extraños a quienes hemos sido aves nocturnas y melómanos de neón y cerveza en mano. Pero ahà estábamos este fin de semana, disfrutando de la música en directo, emocionados, en el Teatro Cajagranada.
Reencuentros, caras conocidas, felices coincidencias, la cervecita mañanera y una gran sala a oscuras donde podÃa ser cualquier hora del dÃa. Sillas separadas y pocas personas en un recinto que podÃa triplicar el aforo ocupado. Pero la cultura ha tenido que adaptarse a las circunstancias para ser #culturasegura y la situación, pese a no ser la ideal, es la que nos permite volver a soñar a través de la música.
Una cuidada puesta en escena, desde la propia escenografÃa, salvaje, glamurosa y elegante a partes iguales, hasta el aparato luminotécnico, con un diseño de luces que ha corrido a cargo de Felipe Tomatierra que, música aparte, fueron los grandes protagonistas de un espectáculo diseñado “a fuego suave” para disfrutar desde una silla y mover brazos y pies ante la imposibilidad de bailarse unas cumbias.
Aunque, realmente, es lo que hubiera gustado, bailar pegados o separados, pero bailar las siempre pegadizas y bailables canciones de un grupo que, pese a la que está cayendo, agotó entradas dos dÃas consecutivos. Y es que, Eskorzo cumple 25 años sobre los escenarios y eso habÃa que celebrarlo cantando.
Pero, cantando, de otra manera, con otra puesta en escena atrevida y rompedora, deshaciéndose de etiquetas y dejando atrás todo lo que la banda aporta a una ciudad que, indudablemente, los quiere. Dejando atrás los pogos a pie de pista, los bailes desenfrenados y los músicos desenvolviéndose entre el público, pero, a cambio, centrándose en la elegancia de darle la vuelta a unos temas que a ratos rozaban el bolero y a ratos nos llevaban a un cabaret donde la música y la soltura de Tony, gran frontman donde los haya, se mezclaban con los magnÃficos coros de una de las bandas más solventes de la ciudad.
Los temas más exitosos de su último disco, con esa vuelta de tuerca que tan bien les ha sentado y los más conocidos de su larga y productiva carrera, e incluso el estreno de un tema nuevo, todos ellos adaptados y remodelados para la ocasión, aunque sin perder una pizca del fuelle que les caracteriza y con una puesta en escena demoledora.
Y es que, Eskorzo no sólo acumula años y experiencia, sino también un buen puñado de himnos y muchas tablas encima. Son muchas las aventuras vividas, dentro y fuera de nuestras fronteras, las que han curtido a estos granadinos y les han convertido en la más sólida propuesta musical, ajena a estilos y modas, capaz de llevar a sus conciertos a los indies más modernos y a los más duros rockeros por igual. Toda una cultura del pasarlo bien a pesar de todo, del “que me quiten lo bailao”, del “Algún dÃa te arrepentirás de todas las cumbias que no bailaste por andar de rockerillo”.
Crónica: MarÃa Villa
Fotos: Javier MartÃn RuÃz
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