En la Sevilla de los primeros años del presente siglo se cocían muchas cosas interesantes en lo que a propuestas sonoras se refiere. Como después se confirmaría, algunas de aquellas bandas que editaron discos que hoy siguen sonando frescos fueron la referencia y el germen de otras que hoy llenan festivales (o llenaban, dadas las penosas circusntancias actuales) y coronan las listas de pop independiente en España. Malahora fue una de las más destacadas, y con este disco recopilatorio el sello Lunar Discos celebra veinte años de actividad. No podía ser de otra manera.
Hay bandas que perduran en el tiempo, sin que ello sea
perjuicio de un recuerdo concreto o una época en que, tal y como evolucionan
los tiempos, pensamos que debemos refugiarnos una y otra vez para escapar de
tanto mal presagio. Al fin y al cabo, lo único que perdura son las canciones, porque
en ellas está la verdad. Y no es filosofía de salón, es la necesidad de
aferrarse a algo que solo el paso de los años pone en verdadero valor. A una de
ellas, nacida y fermentada en la revuelta cultural sevillana de principios del
nuevo siglo, le debemos gran parte de lo que sucedió después, y no solo en su
misma escena, sino en otras paralelas geográfica y estilísticamente que
bebieron de sus por entonces inofensivas enseñanzas. A la larga, que se elija
un recopilatorio de Malahora (sí, a ellos se refieren estas líneas), unos
músicos cuyo trabajo solo trascendió cuando su disolución se hizo oficial. Otro
caso de tantos, con la salvedad de que en esta ocasión había canciones,
magníficas y duraderas, y serias intenciones de plantar una semilla que después
germinó en las de gente como Maga, Sr. Chinarro o Niños Mutantes, bandas a las
que arribaron sus miembros en busca de otra grandeza que, en mayor o menor
medida, lograron gracias a aquellas primeras lecciones aprendidas en festivales
y salas de aforo ya reducido sin que hubiera pandemia dictatorial de por medio.
En “Todo el tiempo que pasó”, título elocuente con el que el
sello Lunar Discos celebra sus primeros veinte años de existencia y lucha, se
resumen de manera urgente los dos discos que los sevillanos editaron: “Intro/vertido”
(2002) y “Excursionistas” (2004) –por el camino también grabaron un par de EPs
y participaron en varios discos tributo a The Smiths, El Niño Gusano o 091,
entre otros- reuniendo doce canciones urgentes que hoy siguen dando envidia a
muchos otros con referencias similares. Escuchar la potencia de la proteínica “A
mayúscula”, el enredado pop con teclados de “Grados Kelvin”, el primigenio space rock de “AK47” o la esencial “Lunes”
solo oímos a una banda bien posicionada en un terreno que fueron casi los
primeros en hollar, y hemos de retrotraernos a aquel momento en que los sueños
nunca se desvanecían, como en “Charcos”, mientras viajábamos a otros universos
musicales más lejanos con la fantasía de “Universo” o el flirteo electrónico de
“Programme”, haciéndonos ver que lo suyo no era una mera recreación de los
patrones del indie británico con el
que básicamente nos educamos muchos durante los 90, sino que también conocían
los resortes de la música que en ese momento llegaba del planeta
norteamericano. Unos conoisseurs
exquisitos y –quizá ahí estuvo su gran error- tan cortos de pretensiones como
sus propios temas, producidos en su mayoría por Paco Loco, otro de los padres
putativos de esto del pop independiente en un país escasamente agradecido y
demasiado olvidadizo con sus raíces en todos los sentidos.
En estas doce piezas hacemos un ejercicio no de revisionismo, sino de memoria fundamental, y atravesamos la columna vertebral de un momento histórico en el que todo empezaba a darse la vuelta, desde la propia música que se escuchaba en la radio y en los reductos nocturnos, eso que ahora casi pensamos que solo existió en nuestra imaginación, hasta los mismos individuos que se calzaban guitarras, bajos, baterías y cualquier cosa con la que pergeñar algo parecido a una canción. Reescuchar a Malahora sin nostalgia, tal y como lo haríamos como si hubieran aparecido por primera vez en nuestro reproductor, no es solo un acto de justicia, sino un respiro absolutamente necesario entre tanta asfixia. Y de paso, brindaremos por todo ese tiempo que pasó sin que nos diéramos cuenta de lo mucho que los seguimos echando de menos.
Escucha "Todo el tiempo que pasó" aquí.
Más info:
https://lunardiscos.bandcamp.com/album/todo-el-tiempo-que-pas
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