Con un sol de carallo, alternado
con nubes que daban un descanso al personal, que se abanicaba frenéticamente en
el Palacio de Quinta Alegre en la tarde de ayer, puede decirse que Modelé
Fatale no calentaron, sino que re calentaron el ambiente, con su música
gamberra y desenfadada, una puesta en escena sin complejos y muchas ganas de
pasarlo bien sobre el escenario.
En los últimos años no han sacado
muchas novedades, aunque sí lanzaron sus “Calvas CCC” y su “Please don’t go”,
poco antes de que la pandemia nos recluyera y nos quitara de un plumazo todos
los festivales. Tiraron, por tanto, de repertorio clásico de la banda, haciendo
gozar al personal con temas como “Viva Franco (Batiatto)”, “Bollera por
despecho” o su “Monaguillo travesti”. Sin prejuicios de ningún tipo, un
lenguaje pretendidamente descarado y el desparpajo que les caracteriza, estaba
claro que la banda granadina, de apariciones intermitentes, eran la mejor
opción para abrir la tarde de estas “Noches Espaciales”.
Una propuesta un poco más seria,
aunque no carente de una gran dosis de crítica social cargada de humor “a la
granaína”, es la que llevó hasta el festival Carmencita Calavera. Tras
meses sin poder subirse a un escenario en nuestra ciudad, aunque recién
llegados de participar en otro festival en Almería, los “zaidineros” demostraron
que no pierden un ápice de fuerza y que siguen siendo una propuesta de mucha
personalidad en el panorama musical local. Con estreno de tema incluido, un
narco corrido que les presentaba como “El cartel de la Calavera”, cantaron las supuestas
aventuras mexicanas de esta banda que tan buena acogida tiene en nuestra ciudad.
Como siempre, Carmen, impactante
estéticamente, con uno de sus diseños personales, ejerció de “frontwoman” con
maestría, como una suerte de Nathy Pelusso a la granaína, haciendo gala de sus dotes
vocales y su capacidad para comerse el escenario cada vez que le dan la
oportunidad de subirse en uno.
Plato fuerte de la noche, no por
ser más antiguos que las bandas que les precedieron, sino por estar últimamente
de moda en los circuitos oficiales, los sevillanos Califato ¾, empezaron
fuerte, envueltos en símbolos que nos situaban entre la semana santa sevillana,
los tablaos flamencos, las raves y el independentismo andaluz o en andalucismo
de más enjundia. Todo junto, mezclado, pero no revuelto. Entre la electrónica, el
flamenco y la semana santa sevillana. Propuesta para no dejar indiferente a
nadie, sin dudas.
Estábamos ante una banda que
tiene una “Bulería del aire acondicionao” y que ve “La via en roça”, que pasa
por la “Puerta de la canne” mientras “el respetable” se arrancaba por
sevillanas en los sitios donde el espacio permitía echarse algún bailecico,
antes de irse arriba con el “Cristo de la Nabaha” y animar a los presentes a
irse “al cielo con ella”. Mucha cultura sevillana, que gozó también de su punto
más granaíno con la participación de “Ihmaele” (Fausto Taranto), que encajaba
en la formación como si estuvieran hechos a medida.
Musho arte cabesa, musho arte en
un escenario donde se vivió la feria de sevillana en la feria de Graná y muchas
ganas de baile, acumuladas en meses de restricciones y ausencia de música en
directo. Por algún lado tenía que salir, y salió por bulerías, como no, en las
noches especiales.
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