Praying Mantis+Óxido (Paberse Matao, Sedaví) 27/05/2022

 


PRAYING MANTIS + ÓXIDO (PABERSE CLUB, SEDAVÍ/VALÈNCIA) 27/05/2022 

Los Praying Mantis ya se subieron al escenario del Paberse Club hace 4 años. Volvieron el viernes 27, con actuación incluida en una gira europea cuyo nombre es el de su último policarbonato: «Katharsis» (2022). Esta banda lleva en la carretera desde los años 70, pero no fue hasta el inicio de los 80 que publicaron su primer álbum, «Time tells no lies» (1981), en pleno comienzo de la NWOBHM —New Wave of British Heavy Metal—, en la que se les sitúa originariamente, aunque con una maqueta de tres pistas grabada en 1979. Telonearon a bandas míticas del género, y desaparecieron del panorama del rock duro tras disputas legales con su representante que les hicieron permanecer en el dique seco durante todo un fatídico año. Resurgieron en los 90 con «Predator in disguise» (1991); sin embargo, no volvieron a entrar en ninguna lista ni a recuperar la gloria de su debut. Esto no obstó para que continuaran trabajando de forma transitoria por diferentes estilos adscritos al metal. Recalan, finalmente, en el doon. Con cambios continuos en el combo —siempre, los Troy como líderes y gerentes absolutos—, hasta la fecha, han publicado 10 álbumes más, traspasando un importante legado de influencias a numerosas formaciones, algunas de ellas míticas. Las incorporaciones del guitarrista Andy Burgess (2007), sustituyendo al excomponente de Iron Maiden Dennis Stratton, y de 2 músicos holandeses, el vocalista John Cuijpers y el baterista Hans in 't Zandt (2013), reemplazando a Freeland y a Mackenzie respectivamente, han dotado a los Praying de nuevas formas compositivas y de representación sobre las tarimas metaleras, aunque, importa señalar, conservando sus dos guitarras gemelas (mismas armonías sincrónicas), intrínsecas a la banda.

La velada Praying despertó interés y expectativa; no en vano, es poco usual contar con la oportunidad de disfrutar el directo de un grupo pionero de la NWOBHM, lo suficientemente sabio y pragmático como para conservar buena parte de sus raíces, a la par que evoluciona de forma ostensible. Demostraron sus capacidades profesionales una vez más, comenzando por las cualidades canoras de Jaycee Cuijpers, quien, además, participa en otros proyectos constituidos como tributos, dotado de una voz barítono franca, poderosa, expansiva, perfectamente capaz de mostrar otros registros. El acompañamiento musical, envolvente, engranado como solo personas de elevada inteligencia musical e ilimitada experiencia escénica son capaces de lograr. En un desarrollo inmerso en la simpatía y la cercanía con las gentes del patio, a las que se metieron en el bolsillo desde el minuto 1. Coadyuvó que llegaron notoria e indisimuladamente entregadas. Y con razón. El sonido, impecable; incombustible, Michel, a los mandos técnicos, fabricando, de nuevo, una lectura de producción en sala perfecta, al tiempo que los Praying Mantis ejecutaban su lista establecida, en la que se incluían dos temas de Katharsis —Cry For The Nation (latentemente powermetalero), y Closer To Heaven (muy cercano al soft rock)—, incrustados entre Panic In The Sheets, Highway, Keep It Alive, Dream On, Letting Go… Un bis, el simpático y cada vez más extendido «Una cançoneta i mo n’anem!» nada fructífero, alterne con las personas asistentes al evento, venta de discos y camisetas, y final del homérico trallazo metalero nocturno. En el cual, cabe añadir, se contó con la presencia del que fue guitarrista de Thin Lizzy actualmente, desde sus inicios, guitarra del grupo Gran Slam, Laurence Archer. Otro lujo añadido al fantástico akelarre 

Finalizamos por el arranque: Óxido, fueron los encargados de romper el hielo. A fe que lo consiguieron. Son unos músicos pamploneses, buenos chicos de la periferia, dedicados como banda al heavy metal desde 2012, incluidos en la etiqueta Leyenda Records. No se andan por las ramas ni pretenden experimentar, aunque sea en casa y con gaseosa; se declaran clásicos, de la vieja escuela, dedicados a lo que saben hacer. Íñigo de Miguel, letrista y voz, compone sobre afectos, aprendizajes, la parca… La trayectoria de los de Iruña resulta antitética al óxido metalero, e inversamente proporcional: evolucionan con mayor flujo compositivo y fórmulas propias. Es posible comprobarlo de manera empírica al escuchar sus 3 discos publicados, «Soy la tormenta» (2021), el último. De él, dieron buena cuenta en el Paberse, con percusión rabiosa, bajista hiperefectivo, y rasgueos guitarreros supremos, dando soporte a la magnífica voz de Íñigo. Fue, salvo milagro quimérico, uno de los últimos bolos del Paberse Club. Michel se jubila. La nueva dirección no cree en los directos. 26 años de recorrido imperial comenzarán a contemplarnos. Principia la leyenda.

Texto y fotos: Antonio Pozo


Galería fotográfica 









Publicar un comentario

0 Comentarios